Reunión secreta para evitar una guerra nuclear

Representantes de los Gobiernos de EEUU, Corea del Norte y China se reunieron por segundo día consecutivo en Pekín, en "una serie de rondas secretas" que tienen por objeto alejar el fantasma de una guerra nuclear en la península coreana.

24 abril, 2003

Las conversaciones se considerarían un éxito si las partes sentadas en la mesa del diálogo, acercaran posiciones y fijaran otra fecha para continuar trabajando para desactivar la crisis.
“Si acuerdan un calendario de nuevas reuniones, la cita de Pekín habrá sido fructífera y consideraremos ese resultado un logro”, señala el profesor Brian Brigges, experto en asuntos coreanos de la la Universidad Lingnan de Hong Kong.

Funcionarios de la Embajada de Estados Unidos se negaron a dar la “más mínima información” acerca de esta reunión tripartita, que se considera “tan clave como delicada”.

EEUU está representado por el subsecretario de Estado estadounidense, James Kelly, quien evita cualquier contacto con la prensa cada vez que se desplaza desde su hotel a la sede de las reuniones.

Guardan el mismo mutismo el enviado de Pyongyang, Li Gun, subdirector del Ministerio norcoreano de Asuntos Exteriores, y el director del Departamento de Asuntos Asiáticos del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Fu Ying.

A pesar de que se ha puesto una espesa cortina de humo en torno a la mesa de negociaciones, es un secreto a voces el objetivo de esta reunión, que en principio terminará mañana: convencer a Pyongyang de que cancele todo proyecto de fabricar bombas atómicas.

Los expertos opinan que ya es un éxito que se sienten a dialogar en una misma mesa Estados Unidos, Corea del Norte y China, ya que el diálogo Washington-Pyongyang no sólo ha estado congelado durante los últimos seis meses, sino que ambos países se estuvieron amenazando con un lenguaje semi-bélico que trajo a la memoria los peores tiempos de la guerra fría Fue precisamente James Kelly, que ahora ha venido a Pekín con aire pacificador, quien desató la crisis nuclear el pasado octubre tras hacer una visita oficial a Pyongyang.

En esa ocasión Kelly acusó al régimen estalinista de Kim Jong Il de estar desarrollando en secreto un programa nuclear. Las alegaciones se produjeron después de que el presidente estadounidense, George W. Bush, incluyese a Corea del Norte en el “Eje del mal”, junto a Irak e Irán.
Esa afirmación de Kelly fue recibida con indignación y rabia por Kim Jong Il, quien alzó la voz y en vez de amedrentarse dijo que nadie puede recortar la soberanía e independencia de Corea del Norte.
“Todos los soldados de Corea del Norte están dispuestos a morir para defender a su pueblo”, señaló recientemente un comunicado de Pyongyang, hecho público por la Embajada norcoreana en Pekín.

La escalada de enfrentamientos entre Pyongyang y Washington llegó a su punto álgido el pasado enero cuando el régimen de Kim Jong Il, hijo del Gran Líder Kim Il Sung, anunció que su país se retiraba del Tratado de No Proliferación (TNP) nuclear y que se reservaba el derecho de fabricar combustible atómico con fines pacíficos.

Estados Unidos dio un giro en su política de enfrentamientos verbales con Pyongyang en respuesta a los ruegos de Corea del Sur, que defiende a toda costa “el dialogo pacífico” para borrar la más mínima sombra de guerra nuclear en la península coreana, escenario que abarca por proximidad geográfica a Japón.

Fuente: EFE

Las conversaciones se considerarían un éxito si las partes sentadas en la mesa del diálogo, acercaran posiciones y fijaran otra fecha para continuar trabajando para desactivar la crisis.
“Si acuerdan un calendario de nuevas reuniones, la cita de Pekín habrá sido fructífera y consideraremos ese resultado un logro”, señala el profesor Brian Brigges, experto en asuntos coreanos de la la Universidad Lingnan de Hong Kong.

Funcionarios de la Embajada de Estados Unidos se negaron a dar la “más mínima información” acerca de esta reunión tripartita, que se considera “tan clave como delicada”.

EEUU está representado por el subsecretario de Estado estadounidense, James Kelly, quien evita cualquier contacto con la prensa cada vez que se desplaza desde su hotel a la sede de las reuniones.

Guardan el mismo mutismo el enviado de Pyongyang, Li Gun, subdirector del Ministerio norcoreano de Asuntos Exteriores, y el director del Departamento de Asuntos Asiáticos del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Fu Ying.

A pesar de que se ha puesto una espesa cortina de humo en torno a la mesa de negociaciones, es un secreto a voces el objetivo de esta reunión, que en principio terminará mañana: convencer a Pyongyang de que cancele todo proyecto de fabricar bombas atómicas.

Los expertos opinan que ya es un éxito que se sienten a dialogar en una misma mesa Estados Unidos, Corea del Norte y China, ya que el diálogo Washington-Pyongyang no sólo ha estado congelado durante los últimos seis meses, sino que ambos países se estuvieron amenazando con un lenguaje semi-bélico que trajo a la memoria los peores tiempos de la guerra fría Fue precisamente James Kelly, que ahora ha venido a Pekín con aire pacificador, quien desató la crisis nuclear el pasado octubre tras hacer una visita oficial a Pyongyang.

En esa ocasión Kelly acusó al régimen estalinista de Kim Jong Il de estar desarrollando en secreto un programa nuclear. Las alegaciones se produjeron después de que el presidente estadounidense, George W. Bush, incluyese a Corea del Norte en el “Eje del mal”, junto a Irak e Irán.
Esa afirmación de Kelly fue recibida con indignación y rabia por Kim Jong Il, quien alzó la voz y en vez de amedrentarse dijo que nadie puede recortar la soberanía e independencia de Corea del Norte.
“Todos los soldados de Corea del Norte están dispuestos a morir para defender a su pueblo”, señaló recientemente un comunicado de Pyongyang, hecho público por la Embajada norcoreana en Pekín.

La escalada de enfrentamientos entre Pyongyang y Washington llegó a su punto álgido el pasado enero cuando el régimen de Kim Jong Il, hijo del Gran Líder Kim Il Sung, anunció que su país se retiraba del Tratado de No Proliferación (TNP) nuclear y que se reservaba el derecho de fabricar combustible atómico con fines pacíficos.

Estados Unidos dio un giro en su política de enfrentamientos verbales con Pyongyang en respuesta a los ruegos de Corea del Sur, que defiende a toda costa “el dialogo pacífico” para borrar la más mínima sombra de guerra nuclear en la península coreana, escenario que abarca por proximidad geográfica a Japón.

Fuente: EFE

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