La mayoría de los países ha registrado una aceleración en el crecimiento de la actividad económica en la primera mitad del año respecto de lo ocurrido en 2016.
Las excepciones importantes a este comportamiento son Estados Unidos -cuya economía continúa evolucionando a una velocidad crucero cercana al 2% anual-, y el Reino Unido y China que, en ambos casos, redujeron su tasa de expansión (de 1,9% a 1%, y de 6,9% a 6.1%, respectivamente). Es notoria la mejora en Japón y en varios países europeos como Alemania, Francia e Italia. España continúa creciendo a un ritmo del orden del 3% anual, lo que le ha permitido recuperar todo el terreno perdido durante la crisis de 2008-2009. Este desempeño internacional resulta un marco favorable que debería ayudar a la consolidación de la recuperación en nuestro país.
Mientras tanto, en la Argentina, -dice Daniel Artana, economista de FIEL en el último informe de la institución-, los últimos datos disponibles de actividad económica muestran que la recuperación continúa. Cuando se observan variaciones interanuales, los valores van aumentando porque la base de comparación del año pasado es baja.
Por ello, se puede ver que el PBI mensual estimado por el INDEC recuperó, en junio, el nivel promedio de 2015 y que acumula, en el primer semestre de 2017, una mejora de 0,7% (1,5% anualizado). En industria y, sobretodo, en construcción, la mejora es más marcada.
Otros indicadores sugieren que la recuperación continuará en los próximos meses. Los préstamos al sector privado (en pesos más dólares) están creciendo a casi 20% interanual en moneda constante; ha mejorado en agosto la confianza del consumidor y las importaciones crecen a un ritmo de 29% interanual.
Además, los datos de importaciones de bienes de capital crecen a tasas todavía mayores, augurando que la inversión continuará liderando el crecimiento de la demanda agregada. La proyección del modelo de FIEL es que el PIB promediará, en 2017, un crecimiento de 2,7%. La inflación en agosto debería descender bastante respecto de los registros de julio y encaminarse a cerrar el año en 21%. Y los datos fiscales empiezan a mostrar crecimiento de los ingresos estables por encima del gasto primario; además, éste ha desacelerado su aumento en moneda constante lo que permitiría alcanzar la meta de un déficit primario de 4.2% del PIB para el año 2017.
El resultado de las PASO favorable al gobierno, si se confirma en octubre, debería ayudar a consolidar la recuperación, vía un aumento en la confianza que impactaría positivamente en la inversión y en el consumo de bienes durables. La evolución del riesgo país post PASO sugiere que este efecto confianza se refleja en el costo del endeudamiento del soberano.
Esto da sostén a nuestra proyección de un crecimiento del orden de 3% en 2018 y una inflación que se reduce unos 5 puntos respecto del cierre de este año. En la medida en que el gobierno pueda avanzar en las reformas estructurales, la recuperación puede recibir nuevos impulsos que permitan extenderla incluso a 2019.