En conjunto, los seis dominan las costas norteamericanas sobre el Atlántico y el golfo de Méjico. Por de pronto, el complejo Nueva York-Newark es el mayor del litoral oriental. Entretanto, Filadelfia es clave para el Pentágono y Baltimore tiene papel dominante en el comercio vía Atlántico norte.
Como si los escándalos en danza fuesen pocos, Bush afronta una durísima ofensiva desde el congreso. “¿A quién se le ocurre ceder a la UEA terminales en el mismo escenario de los ataques lanzados por al-Qa’eda el 11 de septiembre de 2001?”, se preguntaba la senadora Hilary Clinton. A diferencia de otros errores de la Casa Blanca, esta venta ni siquiera cuenta con el apoyo de todo el gabinete.
“La UEA ha tenido una conducta muy poco clara tras esos atentados, los de Madrid y Londres “, recordaron otros dos senadores, el republicano Peter King y el democráta Charles Schummer. Ambos y otros inclusive hablaron por teléfono con el presidente y revelaron que Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, no quiso contestar sus llamados.
Dubai World Ports, operador estatal del emirato homónimo, anunció que la operación se completará a principios de marzo. En ese momento habrá pagado US$ 6.800 millones por el paquete. Ela importancia de los puertos y otros argumentos se esgrimen en una presentación de cinco entidades judías ante las autoridadesl. “Bush amenaza a Venezuela o a los inmigrantes mejicanos, pero deja que esos terminales pasen a manos de árabes. En ese emirato y otros –sostienen dos de ellas- no hay restricciones a la actuación política de al-Qa’eda”.
Empecinado y, probablemente, movido por Rumsfeld y el vicepresidente Richard Cheney, Bush se negó en forma terminante a bloquear la venta. Más aun, señaló que vetará cualquier decisión legislativa contra la transacción. En año de elecciones parlamentarias, esto puede ser desastroso para los republicanos.
“Al presidente y sus amigos no les importa nuestro futuro político, porque se van en 2008”, acusó King. Pero el lío es más complicado de cuanto parece: la DWP no compra los puertos al gobierno federal ni a los estaduales, sino a Peninsular & Oriental Steam Navigation, una vieja firma británica de accidentada historia. Debido a ese factor, parlamentarios opositores a Tony Blair han terciado en el encendido debate.
En conjunto, los seis dominan las costas norteamericanas sobre el Atlántico y el golfo de Méjico. Por de pronto, el complejo Nueva York-Newark es el mayor del litoral oriental. Entretanto, Filadelfia es clave para el Pentágono y Baltimore tiene papel dominante en el comercio vía Atlántico norte.
Como si los escándalos en danza fuesen pocos, Bush afronta una durísima ofensiva desde el congreso. “¿A quién se le ocurre ceder a la UEA terminales en el mismo escenario de los ataques lanzados por al-Qa’eda el 11 de septiembre de 2001?”, se preguntaba la senadora Hilary Clinton. A diferencia de otros errores de la Casa Blanca, esta venta ni siquiera cuenta con el apoyo de todo el gabinete.
“La UEA ha tenido una conducta muy poco clara tras esos atentados, los de Madrid y Londres “, recordaron otros dos senadores, el republicano Peter King y el democráta Charles Schummer. Ambos y otros inclusive hablaron por teléfono con el presidente y revelaron que Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, no quiso contestar sus llamados.
Dubai World Ports, operador estatal del emirato homónimo, anunció que la operación se completará a principios de marzo. En ese momento habrá pagado US$ 6.800 millones por el paquete. Ela importancia de los puertos y otros argumentos se esgrimen en una presentación de cinco entidades judías ante las autoridadesl. “Bush amenaza a Venezuela o a los inmigrantes mejicanos, pero deja que esos terminales pasen a manos de árabes. En ese emirato y otros –sostienen dos de ellas- no hay restricciones a la actuación política de al-Qa’eda”.
Empecinado y, probablemente, movido por Rumsfeld y el vicepresidente Richard Cheney, Bush se negó en forma terminante a bloquear la venta. Más aun, señaló que vetará cualquier decisión legislativa contra la transacción. En año de elecciones parlamentarias, esto puede ser desastroso para los republicanos.
“Al presidente y sus amigos no les importa nuestro futuro político, porque se van en 2008”, acusó King. Pero el lío es más complicado de cuanto parece: la DWP no compra los puertos al gobierno federal ni a los estaduales, sino a Peninsular & Oriental Steam Navigation, una vieja firma británica de accidentada historia. Debido a ese factor, parlamentarios opositores a Tony Blair han terciado en el encendido debate.