Quema politizada: ex funcionarios menemistas y empresarios duhaldistas tienen campos en el delta

Aún no puede controlarse el incendio de 70.000 hectáreas en el delta bonaerense y entrerriano, ni la masa de humo y cenizas que se desplazó hacia la capital federal. El gobierno ya decidió querellar a los dueños de las tierras bajo fuego.

18 abril, 2008

La Secretaría de Medio Ambiente se presentará como querellante del
centenar de dueños de las 70 mil hectáreas que arden en el Delta,
entre ellos dos ex funcionarios del gobierno de Carlos Menem: el que fuera ministro
de Economía, Roque Fernández, y el ex titular del Banco Central,
Pedro Pou.

De este modo, el gobierno da por sentado que la culpabilidad debe recaer sobre
quienes figuran en el registro catastral, sin que se haya determinado el origen
del fuego, en cada caso, y la responsabilidad de cada propietario en el incendio,
con lo que víctimas y victimarios pasan a revistar como acusados del
colosal siniestro que cubre de humo todos los accesos a Buenos Aires y la propia
ciudad.

Hasta el momento, sólo hubo dos detenidos por sospecha de haber iniciado
fuego en Entre Ríos, ninguno de ellos vinculado al sector de la producción.

Tanto el ministro del Interior, como la secretaria de Medio Ambiente, señalaron
directamente a los productores como causantes del desastre ecológico,
relacionando los 550 focos detectados hasta ahora en una vasta área del
Delta con prácticas de desmalezamiento ígneo que suelen realizar
los dueños de tierra para localizar hacienda.

El titular del INTA, un hombre cercano a Julio de Vido que suena como reemplazante
del secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, Carlos Cheppi, la emprendió
directamente con los “productores nuevos de hacienda” que se radicaron
en la zona afectada.

La politización que el gobierno nacional hizo de la quema de pastizales
no discrimina entre malas praxis pecuarias y la acción de piromaníacos,
rentados o aficionados, que suelen provocan estos daños en bosques de
la vasta geografía del país. Son recurrentes en tal sentido los
incendios intencionales en cerros de Bariloche y otros parques nacionales cordilleranos,
lo mismo que en la Reserva Ecológica de la Ciudad de Buenos Aires. Y
no puede decirse que haya productores con desmedido afán de lucro incurriendo
en esos delitos.

La quema de basura y de pastizales es bastante común en todas partes,
durante cualquier época del año. Si en la mayor parte de los casos
no se convierten en incendios de la magnitud del que asuela el Delta es porque
el clima no favorece la propagación del fuego, sea por la humedad o por
los vientos, que “limpian” las áreas afectadas.

Inclusive el intendente de Victoria, César Garcilazo, no se cansa de
repetir, ante cuanto micrófono le ponen por delante, que hace años
que viene alertando sobre el peligro del manejo del fuego para despejar los
campos, pero que nunca le llevaron el apunte. “Es imposible controlar los
incendios en la isla; ayer pasamos con el avión y había 16 focos”,
dijo consternado.

El caso de los incendios fue radicado como querella por el organismo que encabeza
Romina Picolotti en la Fiscalía Federal de Zárate, una de las
pocas acciones que pueden encarar ante la impotencia para combatir el fuego.
Sólo lluvias o un cambio en los vientos pueden mejorar la situación,
que hoy afronta su jornada pico por la densidad del humo que se estaciona bajo
el “techo” de Buenos Aires.

El ministro Randazzo denunció a los productores que, en su “afán
de ganancias desmedidas”, quemaron 292 pastizales a la vez.

“Causó nueve muertes, afectó a 60 mil hectáreas,
hay monóxido de carbono, por lo que declaramos un plan de alerta”,
justificó.

Sin embargo, desde un punto de vista eminentemente técnico, el ingeniero
Ricardo Mabet, del INTA, admitió que la situación en la zona del
Delta, un humedal de 1.700.000 hectáreas con jurisdicción en tres
provincias, es “explosiva” y “muy difícil” de controlar.

El especialista explicó que la “situación climática
especial” que atravesaba la zona potenció los efectos que hoy día
se sufren en Capital y el Gran Buenos Aires. Y por eso, tan sólo en la
provincia de Entre Ríos “hay 200 focos de incendio”.

Mabet, en declaraciones radiales, aseguró que la quema de pastizales
es una “práctica que se hace ancestralmente para rejuvenecerlos
“, sólo que esta vez, el escenario climático era distinto.

“El río Paraná está bajo, lo que hace que el fuego
pueda tomar superficie que en otra circunstancia tendría barrera que
le impediría avanzar. Ahora el fuego es muy difícil de controlar”,
explicó.

Nombre y apellidos

Los campos de Pedro Pou y de los constructores duhaldistas Américo y
Saverio Gualtieri, aparecen entre los principales afectados por los incendios
en el Delta entrerriano.

En una de las zonas más perjudicadas están las tierras de la
Sociedad Anónima Dalger, en islas del Ibicuy, cuyas 20.170 hectáreas
pertenecientes a la estancia La Nicanora, hace algunos años fueron arrendadas
con opción a compra a Pou que las destina al engorde de ganado.

El inmueble está inscripto a nombre de una sociedad anónima con
sede en Capital Federal que pertenece a Pou, quien posee otros campos, los de
La Calera, de Estancias Unidas del Ibicuy SA -conformada por el ex funcionario
y su hermano- y más de 22.000 hectáreas en el Departamento Gualeguay,
que casi no se vieron afectados por los incendios. Solamente seis hectáreas
tuvieron algo de fuego, pero fueron extinguidos a última hora del domingo.

Es el área más castigada por los incendios de los últimos
días. De las 270.000 hectáreas que existen en Lechiguanas, los
hermanos Saverio y Américo Gualtieri -a través de la firma Deltagro
SA- disponen de más de 80.000 y, de hecho, tales tierras, en buena parte,
son de las más perjudicadas por la quema de pastizales.

Los hermanos Gualtieri hicieron importantes negocios en esa zona, en los últimos
15 años, a través de los contactos con el ex gobernador Eduardo
Duhalde y las administraciones de Jorge Busti. Los empresarios son dueños
de Savinor SA, una empresa de producción y exportación de maderas,
cuyo conductor es Saverio Gualtieri, uno de los cuatro hermanos de la poderosa
familia. Savinor SA tenía su sede en Córdoba 315, cuarto piso,
de Capital Federal. La firma Deltagro SA tiene domicilio postal en la misma
dirección, aunque en el sexto piso. “Es un sector grande de las
tierras de Gualtieri, que se vieron afectadas por los diferentes incendios en
la zona de Lechiguanas”.

En ese radio también dispone de posesiones el ex ministro de Economía,
Roque Fernández. Lo propio sucedió con las tierras de Deltagro
Sociedad Anónima, de los Gualtieri, en Ibicuy, como así también
con las tierras de la empresa Baggio, que pertenecían a la Universidad
Nacional de La Plata.

Quien fuera presidente del Banco Central y reemplazante de Domingo Cavallo
en el Palacio de Hacienda salió por radio a aclarar que en su campo no
se enciende fuego porque las labores se realizan con máquinas trituradoras
que son mucho más efectivas y seguras.

La nómina de afectados también comprende, siempre en la zona
del denominado delta entrerriano, tierras pertenecientes a la firma Baggio -oriunda
de Gualeguaychú-, que no hace mucho tiempo compró las extensiones
que pertenecían a la Universidad Nacional de La Plata. Algo similar sucedió
con campos de la empresa Cinco Lunas SA, cuyos dueños son oriundos de
Capital Federal.

Miles de vacunos se habrían visto afectados por los incendios. En el
Delta entrerriano e islas de Victoria se estima que existen unas 700.000 cabezas
y sus pérdidas aún no pudieron ser determinadas. “Nadie duda
que la mortandad de ganado será importante y significará una grave
pérdida económica para muchos”, indicó una fuente
de Federación Agraria de Entre Ríos, ante la consulta periodística.
Según los cálculos, hasta principios de mes existían 300.000
cabezas de ganado en campos de Ibicuy; unas 150.000 en islas el Departamento
Gualeguay y cerca de 180.000 en la zona isleña ubicada entre Victoria
y Rosario.

La Secretaría de Medio Ambiente se presentará como querellante del
centenar de dueños de las 70 mil hectáreas que arden en el Delta,
entre ellos dos ex funcionarios del gobierno de Carlos Menem: el que fuera ministro
de Economía, Roque Fernández, y el ex titular del Banco Central,
Pedro Pou.

De este modo, el gobierno da por sentado que la culpabilidad debe recaer sobre
quienes figuran en el registro catastral, sin que se haya determinado el origen
del fuego, en cada caso, y la responsabilidad de cada propietario en el incendio,
con lo que víctimas y victimarios pasan a revistar como acusados del
colosal siniestro que cubre de humo todos los accesos a Buenos Aires y la propia
ciudad.

Hasta el momento, sólo hubo dos detenidos por sospecha de haber iniciado
fuego en Entre Ríos, ninguno de ellos vinculado al sector de la producción.

Tanto el ministro del Interior, como la secretaria de Medio Ambiente, señalaron
directamente a los productores como causantes del desastre ecológico,
relacionando los 550 focos detectados hasta ahora en una vasta área del
Delta con prácticas de desmalezamiento ígneo que suelen realizar
los dueños de tierra para localizar hacienda.

El titular del INTA, un hombre cercano a Julio de Vido que suena como reemplazante
del secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, Carlos Cheppi, la emprendió
directamente con los “productores nuevos de hacienda” que se radicaron
en la zona afectada.

La politización que el gobierno nacional hizo de la quema de pastizales
no discrimina entre malas praxis pecuarias y la acción de piromaníacos,
rentados o aficionados, que suelen provocan estos daños en bosques de
la vasta geografía del país. Son recurrentes en tal sentido los
incendios intencionales en cerros de Bariloche y otros parques nacionales cordilleranos,
lo mismo que en la Reserva Ecológica de la Ciudad de Buenos Aires. Y
no puede decirse que haya productores con desmedido afán de lucro incurriendo
en esos delitos.

La quema de basura y de pastizales es bastante común en todas partes,
durante cualquier época del año. Si en la mayor parte de los casos
no se convierten en incendios de la magnitud del que asuela el Delta es porque
el clima no favorece la propagación del fuego, sea por la humedad o por
los vientos, que “limpian” las áreas afectadas.

Inclusive el intendente de Victoria, César Garcilazo, no se cansa de
repetir, ante cuanto micrófono le ponen por delante, que hace años
que viene alertando sobre el peligro del manejo del fuego para despejar los
campos, pero que nunca le llevaron el apunte. “Es imposible controlar los
incendios en la isla; ayer pasamos con el avión y había 16 focos”,
dijo consternado.

El caso de los incendios fue radicado como querella por el organismo que encabeza
Romina Picolotti en la Fiscalía Federal de Zárate, una de las
pocas acciones que pueden encarar ante la impotencia para combatir el fuego.
Sólo lluvias o un cambio en los vientos pueden mejorar la situación,
que hoy afronta su jornada pico por la densidad del humo que se estaciona bajo
el “techo” de Buenos Aires.

El ministro Randazzo denunció a los productores que, en su “afán
de ganancias desmedidas”, quemaron 292 pastizales a la vez.

“Causó nueve muertes, afectó a 60 mil hectáreas,
hay monóxido de carbono, por lo que declaramos un plan de alerta”,
justificó.

Sin embargo, desde un punto de vista eminentemente técnico, el ingeniero
Ricardo Mabet, del INTA, admitió que la situación en la zona del
Delta, un humedal de 1.700.000 hectáreas con jurisdicción en tres
provincias, es “explosiva” y “muy difícil” de controlar.

El especialista explicó que la “situación climática
especial” que atravesaba la zona potenció los efectos que hoy día
se sufren en Capital y el Gran Buenos Aires. Y por eso, tan sólo en la
provincia de Entre Ríos “hay 200 focos de incendio”.

Mabet, en declaraciones radiales, aseguró que la quema de pastizales
es una “práctica que se hace ancestralmente para rejuvenecerlos
“, sólo que esta vez, el escenario climático era distinto.

“El río Paraná está bajo, lo que hace que el fuego
pueda tomar superficie que en otra circunstancia tendría barrera que
le impediría avanzar. Ahora el fuego es muy difícil de controlar”,
explicó.

Nombre y apellidos

Los campos de Pedro Pou y de los constructores duhaldistas Américo y
Saverio Gualtieri, aparecen entre los principales afectados por los incendios
en el Delta entrerriano.

En una de las zonas más perjudicadas están las tierras de la
Sociedad Anónima Dalger, en islas del Ibicuy, cuyas 20.170 hectáreas
pertenecientes a la estancia La Nicanora, hace algunos años fueron arrendadas
con opción a compra a Pou que las destina al engorde de ganado.

El inmueble está inscripto a nombre de una sociedad anónima con
sede en Capital Federal que pertenece a Pou, quien posee otros campos, los de
La Calera, de Estancias Unidas del Ibicuy SA -conformada por el ex funcionario
y su hermano- y más de 22.000 hectáreas en el Departamento Gualeguay,
que casi no se vieron afectados por los incendios. Solamente seis hectáreas
tuvieron algo de fuego, pero fueron extinguidos a última hora del domingo.

Es el área más castigada por los incendios de los últimos
días. De las 270.000 hectáreas que existen en Lechiguanas, los
hermanos Saverio y Américo Gualtieri -a través de la firma Deltagro
SA- disponen de más de 80.000 y, de hecho, tales tierras, en buena parte,
son de las más perjudicadas por la quema de pastizales.

Los hermanos Gualtieri hicieron importantes negocios en esa zona, en los últimos
15 años, a través de los contactos con el ex gobernador Eduardo
Duhalde y las administraciones de Jorge Busti. Los empresarios son dueños
de Savinor SA, una empresa de producción y exportación de maderas,
cuyo conductor es Saverio Gualtieri, uno de los cuatro hermanos de la poderosa
familia. Savinor SA tenía su sede en Córdoba 315, cuarto piso,
de Capital Federal. La firma Deltagro SA tiene domicilio postal en la misma
dirección, aunque en el sexto piso. “Es un sector grande de las
tierras de Gualtieri, que se vieron afectadas por los diferentes incendios en
la zona de Lechiguanas”.

En ese radio también dispone de posesiones el ex ministro de Economía,
Roque Fernández. Lo propio sucedió con las tierras de Deltagro
Sociedad Anónima, de los Gualtieri, en Ibicuy, como así también
con las tierras de la empresa Baggio, que pertenecían a la Universidad
Nacional de La Plata.

Quien fuera presidente del Banco Central y reemplazante de Domingo Cavallo
en el Palacio de Hacienda salió por radio a aclarar que en su campo no
se enciende fuego porque las labores se realizan con máquinas trituradoras
que son mucho más efectivas y seguras.

La nómina de afectados también comprende, siempre en la zona
del denominado delta entrerriano, tierras pertenecientes a la firma Baggio -oriunda
de Gualeguaychú-, que no hace mucho tiempo compró las extensiones
que pertenecían a la Universidad Nacional de La Plata. Algo similar sucedió
con campos de la empresa Cinco Lunas SA, cuyos dueños son oriundos de
Capital Federal.

Miles de vacunos se habrían visto afectados por los incendios. En el
Delta entrerriano e islas de Victoria se estima que existen unas 700.000 cabezas
y sus pérdidas aún no pudieron ser determinadas. “Nadie duda
que la mortandad de ganado será importante y significará una grave
pérdida económica para muchos”, indicó una fuente
de Federación Agraria de Entre Ríos, ante la consulta periodística.
Según los cálculos, hasta principios de mes existían 300.000
cabezas de ganado en campos de Ibicuy; unas 150.000 en islas el Departamento
Gualeguay y cerca de 180.000 en la zona isleña ubicada entre Victoria
y Rosario.

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