Qatar o la esclavitud como fuente de trabajo y riqueza ajena
El ingreso anual por habitante máximo en el mundo- llegará en 2008 a US$ 98.000, 200% sobre los 32.800 millones de 2003. Pero la miseria y la explotación laboral alcanzan cotas africanas o medievales, al amparo del feudalismo islámico.
3 septiembre, 2008
<p>Algunos medios europeos han puesto en evidencia el caso de los nepaleses que –como si fueran inmigrantes ilegales en España o Italia- se hacinan en la calle 156, afueras de Dohá, capital de Qatar. Este gigante de las ganancias petroleras y las inversiones en el exterior cubre apenas 11.500 km2, tiene 1.200.000 habitantes y alberga (es un decir) 1.500.000 extranjeros.</p>
<p>“Esclavitud siglo XXI”, admite en privado el jeque Hamad bin Jassim bin Jabr al-Thaní, primer ministro y hermano del emir. Los quinientos nepaleses de la calle 156 le dan la razón. Parte de una colectividad de 250.000 personas, comparten desdichas con 150.000 filipinos, 70.000 pakis más contingentes menores de bengalíes, indonesios, sudaneses, etíopes, tai, libaneses, egipcios, sirios, jordanos a iraquíes hasta redondear el millón y medio. En general trabajan 55 horas semanales por algo menos de 550 reales (€ 159) por mes y dos escudillas de arroz al día.</p>
<p>Pero todo es legal gracias a la ley de patrocinio, que coloca el trabajador bajo dependencia absoluta del contratista local. Qatar, como casi todos los países de la península arábiga (salvo Bahréin), exige autorización específica del empleador para que el personal extranjero maneje un auto, renuncie o –sobre todo- salga del país antes de expirar el contrato. No es ya inmigrante, sino rehén, pero varios sectores económicos dependen de esta mano de obra.</p>
<p>Tampoco el ingreso por habitante refleja la realidad, porque está 90% en manos de la familia ismaelita al-Thaní (unos 250.000 parientes). Esto deriva de una arbitrariedad británica: entregarle el emirato en 1971, tras la enésima otra guerra entre el sultanato de Omán y los actuales estados del Golfo. De hecho, Qatar era el extremo occidental de esa monarquía, la más antigua de la península. El tipo de esclavitud descripto es común en la región, excepto en Yemén y Bahréin.</p>
<p>En el mundo civilizado nadie parece perder el sueño por ese sistema, que deriva lejanamente de una forma islámica de gleba, subsistente en parte de África. Estados Unidos necesita las bases que circundan a Irán por el sur. Europa meridional depende del petróleo árabe. En cuanto a los países de donde provienen los esclavos modernos, no mueven un dedo. Sólo India e Irán vedan ese tráfico. Pero Qatar aporta una diferencia curiosa: no es sunní, sino ismaelita y, por ende, debiera prohibir el comercio de personas.</p>