Putin tiene candidato propio para el Fondo Monetario

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Mientras Rusia promueve el “superrublo” en lugar del dólar en media Europa y parte de Asia, sorpresivamente candidatea al checo Josef Tosovsky como director gerente del FMI. Por ende, rival de Dominique Strauss-Kahn.

Parece un gesto simbólico, pues la Unión Europea ya había presentado al francés con apoyo de Estados Unidos y Japón. Pero tiene fuerte carga política. En primer lugar, Tosovsky fue presidente del banco central y jefe del gobierno checo, mientras Praga abandonaba la órbita soviética (1997/9).

En segundo término, Putin saca de la galera al actual funcionario del Banco de ajustes internacionales (Basilea) mientras presiona a Chequia para no unirse al escudo nuclear que pretende armar la Otán –o sea, Estados Unidos- sobre las fronteras occidentales de Rusia, Bielorrusia y Ucrania. Tosovsky está acusado en su país por haber colaborado con la policía secreta del régimen comunista. Este antecedente no parece molestar en Basilea.

“En vista de los repetidos fracasos del FMI al afrontar crisis en varios países, durante los últimos veinte años, la entidad necesita recobrar prestigio y seriedad. La gestión de Rodrigo Rato ha sido mediocre –sostenía Alyexiei Kudrin, ministro ruso de hacienda-, aunque no al extremo de Paul Wolfowitz al frente del Banco mundial”.

Moscú ponía el dedo en una llaga: la regla no escrita de tener un norteamericano en el BM y un europeo en el FMI. Justamente a raíz del escándalo Wolfowitz, se ha desatado una polémica al respecto. Por otra parte, la actual crisis global siembra dudas sobre la conveniencia de que, en ambas cúpulas, haya gente demasiado ligada al negocio financiero.

Pero, por otra parte, el propio gobierno checo rechaza la candidatura de Tosovsky y apoya a Strauss-Kahn. “Si no hay cambios operativos, muchos países en desarrollo irán abandonando el Fondo y el Banco mundial”, señaló Kudrin. En rigor, un grupo de veinticuatro estados cuestionaba en julio ese reparto de altos cargos y sus efectos en una burocracia tan costosa como de baja calidad.

Entre los disconformes figuran gigantes como China, Rusia, Brasil e India y países que han tomado distancia del FMI a causa de las erróneas recetas impuestas en las crisis sistémicas de 1994/5 y 1997/8. Por ejemplo, Argentina, Malasia e Indonesia. Pero la iniciativa moscovita apunta principalmente a la Unión Europea, pues los rusos nunca vieron con buenos ojos su ampliación hacia el este –que podría llegar a Turquía- ni, mucho menos, sus contactos con Ucrania, Moldavia, Georgia y Adserbaidyán.

Parece un gesto simbólico, pues la Unión Europea ya había presentado al francés con apoyo de Estados Unidos y Japón. Pero tiene fuerte carga política. En primer lugar, Tosovsky fue presidente del banco central y jefe del gobierno checo, mientras Praga abandonaba la órbita soviética (1997/9).

En segundo término, Putin saca de la galera al actual funcionario del Banco de ajustes internacionales (Basilea) mientras presiona a Chequia para no unirse al escudo nuclear que pretende armar la Otán –o sea, Estados Unidos- sobre las fronteras occidentales de Rusia, Bielorrusia y Ucrania. Tosovsky está acusado en su país por haber colaborado con la policía secreta del régimen comunista. Este antecedente no parece molestar en Basilea.

“En vista de los repetidos fracasos del FMI al afrontar crisis en varios países, durante los últimos veinte años, la entidad necesita recobrar prestigio y seriedad. La gestión de Rodrigo Rato ha sido mediocre –sostenía Alyexiei Kudrin, ministro ruso de hacienda-, aunque no al extremo de Paul Wolfowitz al frente del Banco mundial”.

Moscú ponía el dedo en una llaga: la regla no escrita de tener un norteamericano en el BM y un europeo en el FMI. Justamente a raíz del escándalo Wolfowitz, se ha desatado una polémica al respecto. Por otra parte, la actual crisis global siembra dudas sobre la conveniencia de que, en ambas cúpulas, haya gente demasiado ligada al negocio financiero.

Pero, por otra parte, el propio gobierno checo rechaza la candidatura de Tosovsky y apoya a Strauss-Kahn. “Si no hay cambios operativos, muchos países en desarrollo irán abandonando el Fondo y el Banco mundial”, señaló Kudrin. En rigor, un grupo de veinticuatro estados cuestionaba en julio ese reparto de altos cargos y sus efectos en una burocracia tan costosa como de baja calidad.

Entre los disconformes figuran gigantes como China, Rusia, Brasil e India y países que han tomado distancia del FMI a causa de las erróneas recetas impuestas en las crisis sistémicas de 1994/5 y 1997/8. Por ejemplo, Argentina, Malasia e Indonesia. Pero la iniciativa moscovita apunta principalmente a la Unión Europea, pues los rusos nunca vieron con buenos ojos su ampliación hacia el este –que podría llegar a Turquía- ni, mucho menos, sus contactos con Ucrania, Moldavia, Georgia y Adserbaidyán.

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