Putín critica duramente a Bush y sus acciones unilaterales

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Estados Unidos no esperaba que Rusia lo acusase –durante una reunión en Múnich- de “tornar el mundo en un lugar peligroso e inestable” por su “política agresiva en Irak y otros puntos”. Washington manifestó “asombro y decepción”.

El presidente moscovita, de por sí un hombre de tendencias autocráticas, aprovechó la XLIII conferencia internacional sobre la paz para lanzarse contra las acciones bélicas emprendidas por Bush. A su criterio y el de medio mundo, EE.UU. “ha su jurisdicción nacional de varias maneras y hace que la gente ya no se sienta segura adentro ni afuera”.

En tono admonitorio, Putin sostuvo que “esas acciones ilegítimas, basadas en hechos no comprobados -aludía a los pretextos esgrimidos para invadir Irak-, no han resuelto ninguno de los problemas de Levante. Por el contrario, son caldo de cultivo para el terrorismo y nuevos conflictos”. Curiosamente, nadie le recordó Cecheña ni que la guerra afgana –talibán inclusive- empezó con la ocupación soviética (golpe de estado de 1978).

El ex jerarca del KGB no se detuvo ahí. Atribuyó a Bush “promover un esquema unipolar dominado por Washington. Se pretende crear un centro de poder militar, toma de decisiones y soberanía global”. En realidad, Rusia no había empleado esta retórica en público, ni siquiera durante la guerra fría.

No por casualidad, Putín seguía a Angela Merkel. La canciller alemana, que ahora preside la Unión Europea, acababa de criticar de soslayo el unilateralismo norteamericano. “Ningún país -dijo- tiene poder, fondos ni influencia suficientes para cortarse solo”. Pero Putin fue más allá: “EE.UU. siempre ofrece lecciones de democracia, pero no aplica en el exterior lo que predica. A la inversa, hace un uso casi sin control de la fuerza, alimenta una carrera armamentista y deja docenas de miles de víctimas”.

Estas inesperadas diatribas se pronunciaron el sábado, en Baviera, ante cuarenta titulares de defensa y relaciones exteriores. Por supuesto, el presidente ruso objetó la ampliación de la Organización del tratado del Atlántico norte (Otan) a las fronteras de su país.

Aludió a redes de defensa contra proyectiles instaladas en Polonia, Lituania y Chequia. “¿Para qué las necesitan? ¿acaso se vinculan a amenazas globales?”, inquirió para luego responderse a sí mismo: “la Otan no puede substituir las Naciones Unidas ni a la Unión Europea.”

El presidente moscovita, de por sí un hombre de tendencias autocráticas, aprovechó la XLIII conferencia internacional sobre la paz para lanzarse contra las acciones bélicas emprendidas por Bush. A su criterio y el de medio mundo, EE.UU. “ha su jurisdicción nacional de varias maneras y hace que la gente ya no se sienta segura adentro ni afuera”.

En tono admonitorio, Putin sostuvo que “esas acciones ilegítimas, basadas en hechos no comprobados -aludía a los pretextos esgrimidos para invadir Irak-, no han resuelto ninguno de los problemas de Levante. Por el contrario, son caldo de cultivo para el terrorismo y nuevos conflictos”. Curiosamente, nadie le recordó Cecheña ni que la guerra afgana –talibán inclusive- empezó con la ocupación soviética (golpe de estado de 1978).

El ex jerarca del KGB no se detuvo ahí. Atribuyó a Bush “promover un esquema unipolar dominado por Washington. Se pretende crear un centro de poder militar, toma de decisiones y soberanía global”. En realidad, Rusia no había empleado esta retórica en público, ni siquiera durante la guerra fría.

No por casualidad, Putín seguía a Angela Merkel. La canciller alemana, que ahora preside la Unión Europea, acababa de criticar de soslayo el unilateralismo norteamericano. “Ningún país -dijo- tiene poder, fondos ni influencia suficientes para cortarse solo”. Pero Putin fue más allá: “EE.UU. siempre ofrece lecciones de democracia, pero no aplica en el exterior lo que predica. A la inversa, hace un uso casi sin control de la fuerza, alimenta una carrera armamentista y deja docenas de miles de víctimas”.

Estas inesperadas diatribas se pronunciaron el sábado, en Baviera, ante cuarenta titulares de defensa y relaciones exteriores. Por supuesto, el presidente ruso objetó la ampliación de la Organización del tratado del Atlántico norte (Otan) a las fronteras de su país.

Aludió a redes de defensa contra proyectiles instaladas en Polonia, Lituania y Chequia. “¿Para qué las necesitan? ¿acaso se vinculan a amenazas globales?”, inquirió para luego responderse a sí mismo: “la Otan no puede substituir las Naciones Unidas ni a la Unión Europea.”

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