Puja mundial por tierras con actores como China, Rusia o Saudiarabia
En poco tiempo, se supo que Moscú intentará una reforma seria de sus explotaciones colectivas para convertirlas en empresas. Tras decenios dominados por hidrocarburos, el agro vuelve a ser activo estratégico, al margen de vaivenes en precios interna.
6 septiembre, 2008


<p>Esa tendencia se confirma vía una reciente decisión china: alentar a firmas estatales y fondos soberanos a comprar tierras fértiles… en el exterior. El ministerio agrario presentó un esquema para financiar la adquisición de terrenos arables en Sudamérica y África subsahariana. El objeto es consolidar la “seguridad agrícola” y el abasto de alimentos. Cabe recordar que Beijing promovía ya compras en el exterior por cuenta de petroleras, bancos e industrias. Todo mientras Occidente ve con aprehensión la actividad de fondos soberanos asiáticos.</p>
<p>En principio, las propuestas no debieran encontrar obstáculos para ser aceptadas. Pero los chinos temen que muchos gobiernos no estén dispuestos a “extranjerizar” grandes áreas. Estas cosas vienen siendo comunes en Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Por otro lado, desde los años 60 Australia funciona como “fábrica de carne” para Japón, una simbiosis que el cono sur americano nunca supo imitar.</p>
<p>China no estará sola. En Levante, uno de los máximos importadores netos de productos agrícolas, Saudiarabia, proyecta invertir en ganadería africana, india y latinoamericana. Al oeste, Libia negocia con Ucrania posibilidades de cultivar sus propios cereales allá.</p>
<p>Estas combinaciones de intereses económicos entre la península arábiga y uno de los mayores productores mundiales de trigo puede revivir la “teoría de las tierras negras”, fruto hace un siglo del geógrafo Halfordf J. Mackinder. Seguidor de Thomas Malthus (1766/1834), su idea era que controlar las ricas tierras de Rusia, Ucrania y Polonia era clave para dominar Eurasia y el planeta.</p>
<p>Las nuevas políticas en juego distan de ser teóricas. Ya los países más ricos pugnan (dicen) para asegurar que los más pobres no se mueran de hambre. Por ejemplo, el surcoreano Ban Ki-mun llamó a trabajar en planes coherentes. Ello pese a que la Unión Europea, Estados Unidos y Brasil estén impulsando biocombustibles que emplean insumos agrícolas escasos (maíz, por ejemplo). Tailandia llegó a proponer un cartel del arroz.</p>
<p>Las iniciativas china y árabe, de paso, quizá promuevan más resistencias en la UE, EE.UU. y Japón a pactos globales que los hagan reducir sus cuantiosos subsidios agrícolas. Aunque los precios internacionales sigan altos, las tres potencias creen que deben protegerse de países que producen más barato. Estos debates probablemente suenen más que en los días de Malthus o Mckinder. ¿Y Argentina? Bien, gracias, entre el autismo del gobierno y el de los productores.</p>