Primarias: William Clinton y sus favores a un turbio magnate

El supermartes 5 tal vez no incluya al ex presidente entre los oradores de la campaña demócrata: a Hillary Rodham C. no le convendrá. Máxime tras la denuncia del “New York times” sobre sus nexos con Franco Giustra y el régimen de Kadzajstán.

2 febrero, 2008

Hace más de dos años, Giustra –empresario minero ítalocanadiense- llegaba junto con Clinton en su avión privado a la capital de Kadzjstán. Ahí los recibió Nursultán Nadzarbáyev, un ex burócrata soviético que controla esa “república” desde 1990. La meta del magnate: una concesión exclusiva para explotar uno de los depósitos de uranio mayores del mundo.

El papel de Carter resultó lamentable, aun comparándolo con la desastrosa política exterior de George W.Bush. Por otra parte, en ese momento la senadora hoy precandidata demócrata criticó duramente al régimen autoritario de Kadzajstán.

El convenio era un escándalo. Entre otras cosas, porque la compañía de Giustra carecía de antecedentes y experiencia en materia de uranio. Lo pero, sin embargo, es que donó US$ 31.500.000 a la fundación de Clinton algo q ue permaneció en secreto hasta enero último. Al revelarlo, el empresario también prometió donar cien millones más, una actitud por lo menos torpe.

Las explicaciones de ambos al diario neoyorquino no fueron tampoco prodigio de sagacidad. En dos cartas, Giustra y Clinton sostienen que ese viaje era para inspeccionar obras filantrópicas de la fundación en ese país, China e India. Pero Mujtar Dzhakíshev, de la estatal Kadzanprom, informó que el ex presidente asistió a reuniones donde se discutía el acuerdo uranífero.

Hace más de dos años, Giustra –empresario minero ítalocanadiense- llegaba junto con Clinton en su avión privado a la capital de Kadzjstán. Ahí los recibió Nursultán Nadzarbáyev, un ex burócrata soviético que controla esa “república” desde 1990. La meta del magnate: una concesión exclusiva para explotar uno de los depósitos de uranio mayores del mundo.

El papel de Carter resultó lamentable, aun comparándolo con la desastrosa política exterior de George W.Bush. Por otra parte, en ese momento la senadora hoy precandidata demócrata criticó duramente al régimen autoritario de Kadzajstán.

El convenio era un escándalo. Entre otras cosas, porque la compañía de Giustra carecía de antecedentes y experiencia en materia de uranio. Lo pero, sin embargo, es que donó US$ 31.500.000 a la fundación de Clinton algo q ue permaneció en secreto hasta enero último. Al revelarlo, el empresario también prometió donar cien millones más, una actitud por lo menos torpe.

Las explicaciones de ambos al diario neoyorquino no fueron tampoco prodigio de sagacidad. En dos cartas, Giustra y Clinton sostienen que ese viaje era para inspeccionar obras filantrópicas de la fundación en ese país, China e India. Pero Mujtar Dzhakíshev, de la estatal Kadzanprom, informó que el ex presidente asistió a reuniones donde se discutía el acuerdo uranífero.

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