Preocupa a los analistas la marcha de la economía japonesa

Un abrupto descenso del superávit comercial en enero y el repunte del petróleo hacen temer que la desaceleración japonesa de 2004 se prolongue este año. Esto, en la óptica de observadores financieros británicos y locales, en general cautos.

25 febrero, 2005

En efecto, el saldo favorable en la balanza de bienes cedió 60% en los últimos doce meses (febrero 2004 a enero último). No obstante, el volumen del superávit sigue siendo envidiable: US$ 1.920 millones. Debe consignarse al respecto que Estados Unidos mostraba déficit de US$ 60.300 y 56.000 millones, respectivamente, en noviembre y diciembre pasados.

De todas maneras, los analistas tokiotas no esperaban un retroceso tan amplio del superávit. Parte del problema se debe a las exportaciones, que han crecido apenas 3,2% en esos mismos doce meses. Además, los sectores más lentos eran videograbadoras, televisores y automóviles. Por el contrario, el valor de las importaciones trepó 116% en igual lapso, mayormente por el encarecimiento de hidrocarburos y aceros.

Las ventas a China, Hongkong inclusive –un distingo anacrónico, pero caro a los estadígrafos occidentales-, aumentaron 12%, a US$ 7.900 millones, también en enero y respecto de febrero anterior (no de enero, como ponen algunos medios, pues eso haría trece meses). En el período enero-diciembre 2004, esa proporción era de sólo 9%. También el año pasado, el superávit en favor de Japón sumó US$ 13.900 millones pero, en enero, apareció un déficit de US$ 1.160 millones (91% más que en febrero anterior).

Al mismo tiempo, el saldo favorable en el comercio con EE.UU. disminuyó 4,4%, a US$ 4.500 millones. En cuanto al superávit con la Unión Europea cedió 34%, a unos US$ 1.400 millones.

Esos números no desvelaban a funcionarios ni expertos nipones, pero sí a observadores occidentales. Aunque debiera ser al revés porque, en el fondo, las estadísticas comerciales reflejan un fenómeno general que data de hace varios meses: una suave recesión económica. Pero el síntoma realmente inquietante es interno y se refleja en el descenso paulatino del consumo.

Por un lado, el Banco de Japón (central) quema millones de yenes comprando dólares, cada vez que la “divisa enferma” baja de ¥ 105. Por el otro, esta misma semana los crudos tejanos pasaron de US$ 51 el barril, burlando proyecciones del ministerio de Planeamiento, según las cuales el WTO no pasaría este año de US$ 45/48. Pero hay una señal positiva: China sigue creciendo con firmeza, justamente tras superar a Estados Unidos como mayor socio comercial.

En efecto, el saldo favorable en la balanza de bienes cedió 60% en los últimos doce meses (febrero 2004 a enero último). No obstante, el volumen del superávit sigue siendo envidiable: US$ 1.920 millones. Debe consignarse al respecto que Estados Unidos mostraba déficit de US$ 60.300 y 56.000 millones, respectivamente, en noviembre y diciembre pasados.

De todas maneras, los analistas tokiotas no esperaban un retroceso tan amplio del superávit. Parte del problema se debe a las exportaciones, que han crecido apenas 3,2% en esos mismos doce meses. Además, los sectores más lentos eran videograbadoras, televisores y automóviles. Por el contrario, el valor de las importaciones trepó 116% en igual lapso, mayormente por el encarecimiento de hidrocarburos y aceros.

Las ventas a China, Hongkong inclusive –un distingo anacrónico, pero caro a los estadígrafos occidentales-, aumentaron 12%, a US$ 7.900 millones, también en enero y respecto de febrero anterior (no de enero, como ponen algunos medios, pues eso haría trece meses). En el período enero-diciembre 2004, esa proporción era de sólo 9%. También el año pasado, el superávit en favor de Japón sumó US$ 13.900 millones pero, en enero, apareció un déficit de US$ 1.160 millones (91% más que en febrero anterior).

Al mismo tiempo, el saldo favorable en el comercio con EE.UU. disminuyó 4,4%, a US$ 4.500 millones. En cuanto al superávit con la Unión Europea cedió 34%, a unos US$ 1.400 millones.

Esos números no desvelaban a funcionarios ni expertos nipones, pero sí a observadores occidentales. Aunque debiera ser al revés porque, en el fondo, las estadísticas comerciales reflejan un fenómeno general que data de hace varios meses: una suave recesión económica. Pero el síntoma realmente inquietante es interno y se refleja en el descenso paulatino del consumo.

Por un lado, el Banco de Japón (central) quema millones de yenes comprando dólares, cada vez que la “divisa enferma” baja de ¥ 105. Por el otro, esta misma semana los crudos tejanos pasaron de US$ 51 el barril, burlando proyecciones del ministerio de Planeamiento, según las cuales el WTO no pasaría este año de US$ 45/48. Pero hay una señal positiva: China sigue creciendo con firmeza, justamente tras superar a Estados Unidos como mayor socio comercial.

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