¿Por qué McCain descartó a Rice para imponer a Palin?
Porque al partido republicano lo extorsiona desde 2000 el fundamentalismo evangélico. Su instrumento es Karl Rove, eminencia gris de George W. Bush. Así sostiene el politicólogo norteamericano Jonathan Franzen, otrora allegado a John McCain.
8 septiembre, 2008
<p>Hace menos de nueve meses, Franzen era uno de los pocos republicanos que proponía como candidato presidencial a McCain y lo hacía en el libro “<em>Politically correct</em>”. Por entonces, Hillary Rodham Clinton era la precandidata dominante y Barack Obama afrontaba transitaba una senda cuesta arriba.</p>
<p>Según afirma el analista, el senador por Arizona era “un moderado en política interna y, en materia exterior, tal vez más progresista que ciertos demócratas. Ahora, el autor reniega de su obra. Pero no está solo: su amigo liberal David Foster Wallace se desdijo días atrás de su optimismo sobre McCain, porque “demostró carecer de convicciones firmes”. ¿Qué estaba pasando?</p>
<p>“Todo es relativo –señala Franzen- y Rodolfo Giuliani sería más desastroso que McCain, no visto como egoísta ni corrupto como el ex amo de Nueva York. Pero seis meses bajo la luz pública han desnudado los aspectos más vulnerables de un carácter que hoy irrita o asusta. Aceptar a Sara Palin como compañera de fórmula es una barbaridad”.</p>
<p>Especialmente “tras haber sugerido en reserva a Condoleezza Rice, una mujer tan brillante como en las antípodas de Palin, sobre quien ignoraba casi todo, en particular una trayectoria en Alaska que incluía haber militado en el separatismo local”. Cabe señalar que escindir Alaska de EE.UU. sería tan ridículo como hacerlo con Hawái o las Vírgenes.</p>
<p>Pero lo más grave fue “elegir un personaje incapaz de trabajar en equipo. Si gana, McCain convivirá con alguien más vulnerable políticamente, pero en inmejorable estado físico”. En verdad, varios medios y algunas cancillerías temen que Palin llegue a presidente y haga desastres peores que los de Bush. “Mitt Romney era la opción perfecta, pero McCain lo detesta. En cuanto a Rice –apunta Franzen-, es una rareza republicana: negra e inteligente”. Lo mismo piensa el vicepresidente Richard Cheney. Otra cosa que se desvanece es la ilusión de un nuevo partido, acaudilado por el mismo McCain que se oponía en 2000 a la maquinaria ultraconservadora Bush-Cheney. Después, la Casa Blanca lo atacaba tanto que lo hizo triunfar en las últimas internas.</p>
<p>Ahora McCain comparte fórmula con “una exponente fanática de ese aparato evangélico. Por ejemplo, en el caso de Irán el belicismo de Bush y Cheney fue diluido por un grupo allegado a Bush padre. Pero McCain quedaría en manos de Palin y Rove”. En cuanto a la campaña, “la gente comienza a ver en McCain otro Ross Perot, aunque a causa de la imprevisible Palin y su efecto en la prensa mayor”.</p>