Polémica por sobornos en el Senado

El vicepresidente dijo que el caso puede convertirse en el mani pulite de la Argentina. Citó a Cafiero para que acerque las pruebas que tenga y apoya el desafuero de todos senadores.

22 agosto, 2000

Carlos Alvarez realizó, en el día de ayer, diversas declaraciones a medios de prensa sobre las supuestas coimas en el Senado. El vicepresidente advirtió que este caso puede convertirse en el mani pulite argentino y afirmó que no está dispuesto a ser el presidente de un “cuerpo que conviva con estas situaciones”.

El mani pulite fue un largo proceso de investigación de casos de corrupción que involucró a la dirigencia política de Italia. Lo comenzó el fiscal de Milán, en 1992 y alcanzó –entre otros– al ex primer ministro Silvio Berlusconi y al ex premier socialista Bettino Craxi. El caso, que comenzó con una investigación puntual de la que surgieron muchas otras, descorrió el velo sobre enormes flujos de dinero que, en secreto, alimentaron la política italiana y obligó ,inclusive, a que muchos partidos políticos tradicionales de aquel país, tuvieran que cambiar de nombre.

Para esta tarde, Alvarez citó a los jefes de bloque que se reunirán con Antonio Cafiero y Jorge Villaverde quienes presentaron las sospechas de sobornos.

El vicepresidente dijo que confía en que este caso pueda ser la “punta del ovillo” de una investigación más general sobre casos de corrupción política en el país. Alvarez señaló que les pedirá a los titulares de los bloques que le eleven un oficio para que solicite a la Justicia que investigue “si hubo anomalías de parte de algún funcionario nacional”.

Sobre este punto las sospechas apuntaron, en principio, al ministro de Trabajo –Alberto Flamarique–, persona allegada al vicepresidente, y principal operador gubernamental del proyecto de reforma laboral. Alvarez señaló que habló con Flamarique quien “me aseguró que no hubo absolutamente nada de ningún sector del Gobierno y que él no tuvo nada que ver”.

Otro punto que está comenzando a generar tensiones es –en caso de confirmarse los sobornos– el origen de los fondos utilizados para ganar el favor de los legisladores. El menemista Jorge Yoma, partidario de citar al presidente de la Rúa para que de explicaciones, propuso que el presidente levante el secreto sobre las cuentas reservadas de la SIDE en los días anteriores y posteriores a la sanción de la reforma. La idea será tratada hoy en la Comisión de Asuntos Constitucionales, que preside Yoma, debido a que se sospecha que esos fondos serían los utilizados para pagar los supuestos sobornos.

Los rumores sobre la posibilidad de pago de coimas estallaron cuando fueron difundidos, la semana pasada, por el diario La Nación; la Oficina Anticorrupción comenzó una investigación de oficio, pero la situación se agravó cuando circuló un anónimo en el que se reconstruía , con detalles y nombres, el supuesto mecanismo puesto en juego para ganar los votos de los legisladores.

Alvarez coincidió con la propuesta del justicialista Héctor Maya quien impulsó el desafuero masivo de todos los senadores para que la Justicia pueda investigarlos.

Por su parte, Cafiero señaló, oficialmente, que su inquietud partió de la nota que escribiera Joaquín Morales Solá en la diario La Nación, pero –según fuentes cercanas– se habría enterado del asunto, hablando con un colega quien le confesó que había cobrado US$ 50 mil después de votar a favor de la reforma.

Quien también salió a hacer declaraciones fue la diputada radical Elisa Carrió quien aseguró, anoche, en un programa de TV que está “absolutamente convencida” de que hubo sobornos en el Senado para aprobar la ley de Reforma Laboral y agregó que los fondos provinieron de “algún sector del Gobierno”.

Carlos Alvarez realizó, en el día de ayer, diversas declaraciones a medios de prensa sobre las supuestas coimas en el Senado. El vicepresidente advirtió que este caso puede convertirse en el mani pulite argentino y afirmó que no está dispuesto a ser el presidente de un “cuerpo que conviva con estas situaciones”.

El mani pulite fue un largo proceso de investigación de casos de corrupción que involucró a la dirigencia política de Italia. Lo comenzó el fiscal de Milán, en 1992 y alcanzó –entre otros– al ex primer ministro Silvio Berlusconi y al ex premier socialista Bettino Craxi. El caso, que comenzó con una investigación puntual de la que surgieron muchas otras, descorrió el velo sobre enormes flujos de dinero que, en secreto, alimentaron la política italiana y obligó ,inclusive, a que muchos partidos políticos tradicionales de aquel país, tuvieran que cambiar de nombre.

Para esta tarde, Alvarez citó a los jefes de bloque que se reunirán con Antonio Cafiero y Jorge Villaverde quienes presentaron las sospechas de sobornos.

El vicepresidente dijo que confía en que este caso pueda ser la “punta del ovillo” de una investigación más general sobre casos de corrupción política en el país. Alvarez señaló que les pedirá a los titulares de los bloques que le eleven un oficio para que solicite a la Justicia que investigue “si hubo anomalías de parte de algún funcionario nacional”.

Sobre este punto las sospechas apuntaron, en principio, al ministro de Trabajo –Alberto Flamarique–, persona allegada al vicepresidente, y principal operador gubernamental del proyecto de reforma laboral. Alvarez señaló que habló con Flamarique quien “me aseguró que no hubo absolutamente nada de ningún sector del Gobierno y que él no tuvo nada que ver”.

Otro punto que está comenzando a generar tensiones es –en caso de confirmarse los sobornos– el origen de los fondos utilizados para ganar el favor de los legisladores. El menemista Jorge Yoma, partidario de citar al presidente de la Rúa para que de explicaciones, propuso que el presidente levante el secreto sobre las cuentas reservadas de la SIDE en los días anteriores y posteriores a la sanción de la reforma. La idea será tratada hoy en la Comisión de Asuntos Constitucionales, que preside Yoma, debido a que se sospecha que esos fondos serían los utilizados para pagar los supuestos sobornos.

Los rumores sobre la posibilidad de pago de coimas estallaron cuando fueron difundidos, la semana pasada, por el diario La Nación; la Oficina Anticorrupción comenzó una investigación de oficio, pero la situación se agravó cuando circuló un anónimo en el que se reconstruía , con detalles y nombres, el supuesto mecanismo puesto en juego para ganar los votos de los legisladores.

Alvarez coincidió con la propuesta del justicialista Héctor Maya quien impulsó el desafuero masivo de todos los senadores para que la Justicia pueda investigarlos.

Por su parte, Cafiero señaló, oficialmente, que su inquietud partió de la nota que escribiera Joaquín Morales Solá en la diario La Nación, pero –según fuentes cercanas– se habría enterado del asunto, hablando con un colega quien le confesó que había cobrado US$ 50 mil después de votar a favor de la reforma.

Quien también salió a hacer declaraciones fue la diputada radical Elisa Carrió quien aseguró, anoche, en un programa de TV que está “absolutamente convencida” de que hubo sobornos en el Senado para aprobar la ley de Reforma Laboral y agregó que los fondos provinieron de “algún sector del Gobierno”.

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