miércoles, 23 de abril de 2025

Plan de supervivencia del capitalismo global

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J. K. Galbraith ha dicho que 1929 fue una fecha tan importante como 1066, 1776, 1914, 1945 y 1989. El mundo de hoy fue moldeado con los esfuerzos de los gobiernos por superar el colapso económico de los años 30 y las consecuencias de sus fracasos. Aun si esta crisis no resulta tan mala como la Gran Depresión, tendrá consecuencias que moldearán la época.

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El impacto intelectual de la crisis ya es colosal. La doctrina &ldquo;Greenspanista&rdquo; en pol&iacute;tica monetaria est&aacute; en retirada. Ya no parece tan claro que sea m&aacute;s f&aacute;cil para los bancos centrales barrer los escombros que quedan luego de que exploten las burbujas de precios que pincharlas cuando son peque&ntilde;as. Las autoridades monetarias tendr&aacute;n que preocuparse m&aacute;s por la estabilidad financiera y los desequilibrios globales que permitieron a unos pocos pa&iacute;ses acumular vastos excedentes mientras otros acumulaban d&eacute;ficit. <br />
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Las finanzas ya cambiaron de manera irrevocable. Los grandes bancos de inversi&oacute;n que alguna vez caminaban solos o colapsaron o se sumaron al reba&ntilde;o de bancos minoristas. Los gobiernos ahora son prestamistas, prestatarios, inversores y aseguradores de &uacute;ltima instancia en el sistema financiero. El futuro de las finanzas estar&aacute; determinado por sus esfuerzos por desenmara&ntilde;arse de la selva de garant&iacute;as que tuvieron que hacer. La profundidad de la crisis determinar&aacute; la facilidad con que la manejen. <br />
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El costo fiscal de este episodio no est&aacute; claro. Algunas naciones necesitar&aacute;n hacer frente a ajustes fiscales extraordinarios en los pr&oacute;ximos a&ntilde;os. El impacto dom&eacute;stico del gasto del gobierno &ndash; y sus ramificaciones geopol&iacute;ticas &ndash; podr&iacute;a todav&iacute;a ser colosal. Aqu&iacute; otra vez, mucho depende de la celeridad con que termine la declinaci&oacute;n. <br />
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Hay una certeza. Mientras que las recesiones son inevitables, profundas depresiones &ndash; o colapso o como se las quiera llamar– no son ni necesarias ni bienvenidas. Destruyen riqueza, chupan felicidad y aplastan viejas certidumbres. Lo que es m&aacute;s, la creciente pobreza es una grave amenaza para la estabilidad y democracia mundial. Las revoluciones suelen comenzar como revueltas por reclamo de pan, y los pa&iacute;ses econ&oacute;micamente estancados pueden ser vecinos beligerantes. El crecimiento debe recomenzar. <br />
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En 1933, durante la &uacute;ltima lucha comparable por reiniciar la econom&iacute;a mundial, 66 gobiernos se encontraron en Londres con aranceles elevados y &aacute;nimos caldeados. Franklin Roosevelt, recientemente elegido presidente de Estados Unidos, envi&oacute; delegados a la &ldquo;Conferencia Econ&oacute;mica y Monetaria&rdquo;. Pero m&aacute;s que un escenario para la recuperaci&oacute;n, la conferencia colaps&oacute;. El reciente encuentro del G20 en Londres no debe sufrir el mismo destino. Los participantes deben coincidir en tres puntos. <br />
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Primero, la demanda mundial est&aacute; en ca&iacute;da libre. Hace falta est&iacute;mulo. Los pa&iacute;ses superavitarios con m&aacute;s margen para aumentar el gasto interno &ndash; Jap&oacute;n y Alemania, en particular &ndash; todav&iacute;a no est&aacute;n haciendo lo suficiente. Adem&aacute;s, si esos habituales exportadores se convirtieran en serios importadores, ser&iacute;a pol&iacute;ticamente m&aacute;s f&aacute;cil contener el proteccionismo. <br />
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Segundo, los gobiernos deben aceptar la responsabilidad de ordenar sus sistemas financieros. La toxicidad que comenz&oacute; con los t&iacute;tulos hipotecarios se est&aacute; expandiendo por los bancos del mundo a medida que aumenta la cantidad de activos que se malogran en la recesi&oacute;n. Los pol&iacute;ticos deben asegurar que sus sistemas bancarios est&eacute;n adecuadamente capitalizados y sepan manejar los t&iacute;tulos il&iacute;quidos que est&aacute;n en el coraz&oacute;n de la crisis. <br />
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Tercero, los gobiernos deben avenirse a apartar m&aacute;s dinero para el Fondo Monetario Internacional La recesi&oacute;n entrar&iacute;a en un cap&iacute;tulo m&aacute;s negro si hubiera una sucesi&oacute;n de crisis financieras en Europa oriental, Asia o Am&eacute;rica del Sur. Los fondos actuales del Fondo son inadecuados. La idea de una gran emisi&oacute;n de Derechos Especiales de Retiro (SDR, <em>Special Drawing Rights</em>) _ los activos de reserva del fondo &ndash; es excelente. Los cambios en el peso del voto, para aumentar la participaci&oacute;n de Asia y bajar la de Europa, tambi&eacute;n son inevitables y deseables. <br />
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