Para analistas europeos, Hillary y Geithner no son opciones apropiadas
En este matrimonio falta confianza mutua, sostienen diarios italiano y alemanes, aludiendo a la senadora como futura secretaria de estado. Geithner es más adecuando para encabezar la SEC o la Reserva Federal, donde ya estaba.
23 noviembre, 2008


La eventual relación entre Barack Obama y su ex rival en las internas arriesga parecerse demasiados a la que tenían Colin Powell y Condoleezza Rice con George W.Bush (o su tititero, el vicepresidente Richard Cheney). Ambos fueron dejados de lado en decisiones tan graves como invadir Irak esgrimiendo mentiras o un escudo nuclear contra Rusia, apoyándose en aliados tan endebles como Polonia, Chequia, Letonia y Lituania. Por alo, los países escandinavos no intervinieron.
“No. Esta ex adversaria no. Hillary es seria y brillante, pero –afirma el columnista Thomas Friedman- no sintonizará fácilmente con el presidente”. Un colega inglés, Scriven B.Maddox, coincide y se pregunta “¿habrá en ese departamento un equipo orientado por William J.Clinton y gente suya?”. Los argentinos ya viven la mala experiencia de ambos Kirchner.
Ambos analistas y Aaron Millar (ex asesor de Clinton) temen que la dupla Obama-Hillary no pueda lograr la empatía exístente entre George W.H.Bush y James Baker. “Cuando los dirigentes de otros países hablaban con este jefe de la diplomacia norteamericana, sabían que estaba haciéndolo con su presidente”. Igual sucedía con Richard Nixon o Ronald Reagan y Henry Kissinger.
La elección de Rodham Clinton podría parecerse a la de John Edgar Hoover para la FBI, que reflejaba la debilidad del presidente Lyndon B.Johnson. “Ni Powell ni Rice –subraya Friedman- contaban con la total confianza de Bush hijo y, además, era torpedeados por Cheney y el jefe de gabinete, Karl Rove”. Por de pronto, asoma en el horizonte un “equipo paralelo” (lo dirige Rahm Emmanuel, el Rove de Obama) no muy compatible con Hillary ni Geithner.
En lo tocante a éste, la bienvenida de Wall Street es mal signo. Como Alan Greenspan y Benjamín Bernanke, este ortodoxo no parece indicado para general algo que –señalaba Jorge Todesca en “Informe industrial”- sobraba bajo Franklin D.Roosevelt y John Maynard Keynes: un debate serio entre modelos económicos. Paul Samuelson, Joseph Stiglitz, Paul Krugman (tres Nobel) y Nouriel Roubini cuestionan excesos del capitalismo anglosajón. Pero aún no llegan al nivel de, verbigracia, un Raúl J.Prébisch en su informe de 1948. Tampoco hay un George Marshall a la vista.
En otras palabras, el pensamiento único impuesto desde el mercado, en crisis junto con la sapiencia convencional neoclásica, aplaude a Geithner porque lo ve como propia tropa. Ni siquiera existen monetaristas serios como el difunto Milton Friedman, adalid de Chicago que jamás habría aceptado el auge de derivativos, hipotecas de baja calidad ni pésimos banqueros. “Obama –apunta Maddox- se presenta como el rostro de un Estados Unidos nuevos. Pero se rodea como caras del pasado”.
La eventual relación entre Barack Obama y su ex rival en las internas arriesga parecerse demasiados a la que tenían Colin Powell y Condoleezza Rice con George W.Bush (o su tititero, el vicepresidente Richard Cheney). Ambos fueron dejados de lado en decisiones tan graves como invadir Irak esgrimiendo mentiras o un escudo nuclear contra Rusia, apoyándose en aliados tan endebles como Polonia, Chequia, Letonia y Lituania. Por alo, los países escandinavos no intervinieron.
<p> “No. Esta ex adversaria no. Hillary es seria y brillante, pero –afirma el columnista Thomas Friedman- no sintonizará fácilmente con el presidente”. Un colega inglés, Scriven B.Maddox, coincide y se pregunta “¿habrá en ese departamento un equipo orientado por William J.Clinton y gente suya?”. Los argentinos ya viven la mala experiencia de ambos Kirchner.</p>
<p> Ambos analistas y Aaron Millar (ex asesor de Clinton) temen que la dupla Obama-Hillary no pueda lograr la empatía exístente entre George W.H.Bush y James Baker. “Cuando los dirigentes de otros países hablaban con este jefe de la diplomacia norteamericana, sabían que estaba haciéndolo con su presidente”. Igual sucedía con Richard Nixon o Ronald Reagan y Henry Kissinger.</p>
<p> La elección de Rodham Clinton podría parecerse a la de John Edgar Hoover para la FBI, que reflejaba la debilidad del presidente Lyndon B.Johnson. “Ni Powell ni Rice –subraya Friedman- contaban con la total confianza de Bush hijo y, además, era torpedeados por Cheney y el jefe de gabinete, Karl Rove”. Por de pronto, asoma en el horizonte un “equipo paralelo” (lo dirige Rahm Emmanuel, el Rove de Obama) no muy compatible con Hillary ni Geithner.</p>
<p> En lo tocante a éste, la bienvenida de Wall Street es mal signo. Como Alan Greenspan y Benjamín Bernanke, este ortodoxo no parece indicado para general algo que –señalaba Jorge Todesca en “Informe industrial”- sobraba bajo Franklin D.Roosevelt y John Maynard Keynes: un debate serio entre modelos económicos. Paul Samuelson, Joseph Stiglitz, Paul Krugman (tres Nobel) y Nouriel Roubini cuestionan excesos del capitalismo anglosajón. Pero aún no llegan al nivel de, verbigracia, un Raúl J.Prébisch en su informe de 1948. Tampoco hay un George Marshall a la vista.</p>
<p> En otras palabras, el pensamiento único impuesto desde el mercado, en crisis junto con la sapiencia convencional neoclásica, aplaude a Geithner porque lo ve como propia tropa. Ni siquiera existen monetaristas serios como el difunto Milton Friedman, adalid de Chicago que jamás habría aceptado el auge de derivativos, hipotecas de baja calidad ni pésimos banqueros. “Obama –apunta Maddox- se presenta como el rostro de un Estados Unidos nuevos. Pero se rodea como caras del pasado”.</p>
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