Otro papelón de George W.Bush: hacía espiar a Anthony Blair
El ex primer ministro británico fue su único aliado importante en Irak, donde aceptó las mentiras de la CIA y el Pentágono para invadir. Ahora, se sabe que el amigo norteamericano monitoreaba hasta los aspectos más íntimos de su vida.
26 noviembre, 2008
En realidad, Bush no era un amigo sino un hermano grande bastante torpe. Las revelaciones el canal ABC de David M.Faulk (ex analista en la agencia de seguridad nacional, el aparato que espía ciudadanos estadounidenses) han sido un balde de agua helada sobre Blair, su sucesor Gordon Brown, New Scotland Yard y, claro, la Casa Blanca.
Si bien, a diferencia de espiar norteamericanos –mientras la Corte Suprema no haga nada, como su contraparte argentina en casos similares-, no es ilícito hacerlo con extranjeros, hay un pacto implícito entre Washington y Londres de no espiarse mutuamente. Por ende, “si existe una carpeta sobre Blair, es una grave transgresión a normas de convivencia entre ambos aparatos de inteligencia”, declaró a ABC un ex agente de la CIA.
Sin llegar a excesos como Telecom Italia o el ex KGB, esto es un papelón político. Faulk operaba en Fort Gordon (Georgia) entre 20003 y 2007. Ahí pudo acceder al archivo Blair en 2006 –código “anchovy”, anchoa-, cuando éste era aún jefe de gobierno. La carpeta incluía “datos de naturaleza por demás personal”. Pero también había transcripciones telefónica que involucraban al entonces primer ministro iraquí Ghazí al-Yawer –amigo y aliado de Bush- y una dama.
En una audiencia ante el comité senatorial de inteligencia, Faulk y una colega, Adrienne Kinne, declararon haber recibido instrucciones que abarcaban hasta “conversaciones pornoeróticas entre norteamericanos comunes”. ¿Para qué? “para entretenerse y atenuar el aburrimiento”.
En realidad, Bush no era un amigo sino un hermano grande bastante torpe. Las revelaciones el canal ABC de David M.Faulk (ex analista en la agencia de seguridad nacional, el aparato que espía ciudadanos estadounidenses) han sido un balde de agua helada sobre Blair, su sucesor Gordon Brown, New Scotland Yard y, claro, la Casa Blanca.
<p> Si bien, a diferencia de espiar norteamericanos –mientras la Corte Suprema no haga nada, como su contraparte argentina en casos similares-, no es ilícito hacerlo con extranjeros, hay un pacto implícito entre Washington y Londres de no espiarse mutuamente. Por ende, “si existe una carpeta sobre Blair, es una grave transgresión a normas de convivencia entre ambos aparatos de inteligencia”, declaró a ABC un ex agente de la CIA.</p>
<p> Sin llegar a excesos como Telecom Italia o el ex KGB, esto es un papelón político. Faulk operaba en Fort Gordon (Georgia) entre 20003 y 2007. Ahí pudo acceder al archivo Blair en 2006 –código “anchovy”, anchoa-, cuando éste era aún jefe de gobierno. La carpeta incluía “datos de naturaleza por demás personal”. Pero también había transcripciones telefónica que involucraban al entonces primer ministro iraquí Ghazí al-Yawer –amigo y aliado de Bush- y una dama.</p>
<p> En una audiencia ante el comité senatorial de inteligencia, Faulk y una colega, Adrienne Kinne, declararon haber recibido instrucciones que abarcaban hasta “conversaciones pornoeróticas entre norteamericanos comunes”. ¿Para qué? “para entretenerse y atenuar el aburrimiento”.</p>
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