Otra vuelta de tuerca: Bush pospone anuncios sobre Irak

Mal momento eligió el presidente para cambiar de opinión. Justamenmte, han aparecido encuestas según las cuales los norteamericanos son todavía más pesimistas que en noviembre y quieren cambios en Irak. Al parecer, quienes presionaron a Bush para demorar anuncios son los comandantes militares en campo, un grupo muy cuestionado en Estados Unidos.

El lunes, en un súbito cambio de discurso, presionado desde sectores internos y externos, el presidente parecía adoptar una postura más racional. Sin hacer nombres, apuntaba a Siria e Irán, si no directamente al informe Baker-Hamilton, señalando que “los países vecinos deben ayudar a Irak”.

Bush había estado consultando con Condoleezza Rice, secretaria de estado, su colega de defnesa -Robert Gates- y un grupo de funcionarios. En apariencia, eso forma parte de encuentros programados para la semana, cuyo objeto es replantear estrategias en Irak.

A partir de las declaraciones presidenciales, los medios anticipaban anuncios concretos, probablemente la semana próxima, ultima antes del receso de fiestas, que suele durar hasta principios de enero. Reuter’s inclusive habla de “un nuevo plan”, al cual no sería ajenas Gran Bretaña, Turquía, Saudiarabia y sus satélites del golfo Pérsico. La parcial marcha atrás del martes aguó pronósticos.

Por otra parte, la Casa Blanca estaba citando expertos, analistas y diplomáticos ajenos al gobiernos e, inclusive, provenientes del exterior. También conferenció con altos mandos militares norteamericanos en Bagdad. Finalmente, irá este miércoles al Pentágono, de donde –antes de las elecciones- partieron las evaluaciones más duras sobre la guerra civil y el peligro de caos general.

.

Bush explicó todos estos movimientos en función de “asegurar recomendaciones bien coordinadas. Cuando me dirija a los norteamericanos, deben saber que escuché todas las voces”. Algunos legisladores sospechan, empero, que es una forma de diluir los puntos del informe presentado al congreso por James Baker (republicano), Lee Hamilton (demócrata) y un panel biopartidario.

Otros observadores estiman que, a las presiones conocidas, se han sumado las de Bush padre, su esposa Barbara y su hermano Jeb. En otro plano, el empeoramiento de la guerra civil iraquí y las manifestaciones contra el primer ministro libanés exigen abrir el diálogo con Siria e Irán.

Pero, en verdad, el presidente había rechazado recomendaciones claves del informe bipartidario, en particular iniciar contactos con Damasco y Tehrán. Sus expresiones del lunes parecían revertir en parte tanta intransijencia. De lo contrario, Estados Unidos afronta el riesgo de quedarse solo si la Unión Europea escucha una discreta sugerencias de Riyadh: encara negociaciones entre todos los vecinos de Irak, la UE y Rusia. En rigor, Washington mismo no descarta otra recomendación del informe: formar un grupo de países de la región, Pero la posposición resuelta ahora dificulta de nuevo todo.

Mal momento eligió el presidente para cambiar de opinión. Justamenmte, han aparecido encuestas según las cuales los norteamericanos son todavía más pesimistas que en noviembre y quieren cambios en Irak. Al parecer, quienes presionaron a Bush para demorar anuncios son los comandantes militares en campo, un grupo muy cuestionado en Estados Unidos.

El lunes, en un súbito cambio de discurso, presionado desde sectores internos y externos, el presidente parecía adoptar una postura más racional. Sin hacer nombres, apuntaba a Siria e Irán, si no directamente al informe Baker-Hamilton, señalando que “los países vecinos deben ayudar a Irak”.

Bush había estado consultando con Condoleezza Rice, secretaria de estado, su colega de defnesa -Robert Gates- y un grupo de funcionarios. En apariencia, eso forma parte de encuentros programados para la semana, cuyo objeto es replantear estrategias en Irak.

A partir de las declaraciones presidenciales, los medios anticipaban anuncios concretos, probablemente la semana próxima, ultima antes del receso de fiestas, que suele durar hasta principios de enero. Reuter’s inclusive habla de “un nuevo plan”, al cual no sería ajenas Gran Bretaña, Turquía, Saudiarabia y sus satélites del golfo Pérsico. La parcial marcha atrás del martes aguó pronósticos.

Por otra parte, la Casa Blanca estaba citando expertos, analistas y diplomáticos ajenos al gobiernos e, inclusive, provenientes del exterior. También conferenció con altos mandos militares norteamericanos en Bagdad. Finalmente, irá este miércoles al Pentágono, de donde –antes de las elecciones- partieron las evaluaciones más duras sobre la guerra civil y el peligro de caos general.

.

Bush explicó todos estos movimientos en función de “asegurar recomendaciones bien coordinadas. Cuando me dirija a los norteamericanos, deben saber que escuché todas las voces”. Algunos legisladores sospechan, empero, que es una forma de diluir los puntos del informe presentado al congreso por James Baker (republicano), Lee Hamilton (demócrata) y un panel biopartidario.

Otros observadores estiman que, a las presiones conocidas, se han sumado las de Bush padre, su esposa Barbara y su hermano Jeb. En otro plano, el empeoramiento de la guerra civil iraquí y las manifestaciones contra el primer ministro libanés exigen abrir el diálogo con Siria e Irán.

Pero, en verdad, el presidente había rechazado recomendaciones claves del informe bipartidario, en particular iniciar contactos con Damasco y Tehrán. Sus expresiones del lunes parecían revertir en parte tanta intransijencia. De lo contrario, Estados Unidos afronta el riesgo de quedarse solo si la Unión Europea escucha una discreta sugerencias de Riyadh: encara negociaciones entre todos los vecinos de Irak, la UE y Rusia. En rigor, Washington mismo no descarta otra recomendación del informe: formar un grupo de países de la región, Pero la posposición resuelta ahora dificulta de nuevo todo.