Optimismo oficial y oposición legislativa

Los primeros días del año muestran señales que encienden el optimismo oficial. Mejora el panorama internacional y se esperan señales concretas de reactivación. Oposición en el Congreso a los decretos. Por Sergio Ceron

6 enero, 2001

La primera semana de enero proyectó una luz de optimismo en los medios oficiales como consecuencia de los cambios experimentados en las finanzas de los Estados Unidos por decisión de la Reserva Federal .

Las sonrisas iniciales se convirtieron en expresiones de euforia que llegaron hasta el punto de anunciar el inicio de un “círculo virtuoso” para el país.

José Luis Machinea vaticinó que se acelera la recuperación económica y el presidente Fernando de la Rúa superó las previsiones de crecimiento de 2,5% incorporadas al Presupuesto, para afirmar que el país crecerá a más de 4% anual.

Reconfortado por la marcha de los acontecimientos, el ministro de Economía parece dispuesto a emprender una suerte de ofensiva para consolidar posiciones.

Con las espaldas cubiertas por el blindaje, encara un ambicioso canje de bonos de la deuda pública, cuya cifra estiman los allegados al Palacio de Hacienda que redondearía los US$ 9.000 millones, a fin de postergar vencimientos previstos para los dos años próximos y lograr que la deuda a corto plazo baje no menos de 1,5%.

Alentaba estas esperanzas el hecho de que Brasil había pagado el jueves 10,25% por US$ 1.500 millones, cuando tres meses antes la tasa era de 12,43%.

Desde Nueva York llegaban voces de aliento; Therry Wizman, analista de la firma Bearn Stearns, deslizó la posibilidad de que siga bajando la tasa de riesgo país de la Argentina y que comience el regreso de algunos capitales.

Basaba su optimismo sobre la situación del país en la creencia de que ,de aquí a junio, la Reserva Federal reducirá dos veces más las tasas y que un dólar más débil vigorizará la política exportadora.

Sin embargo, no todas son rosas en el pronóstico de Wizman; le preocupa ,como ocurre con sus colegas de Standard & Poor´s , las trabas que pueden surgir de los ámbitos de la justicia y de la política a las medidas tomadas por decreto por el Poder Ejecutivo.

Esos obstáculos surgirían no solamente de la oposición ,el Justicialismo proclamó su intención de promover en febrero una serie de recursos judiciales contra el decreto de reformas jubilatorias, sino también de las filas del Frepaso.

La ministro de Trabajo, Patricia Bullrich, consideró que las diferencias en el seno de la Alianza serán superadas, y recomendó a los dirigentes de ese frente que lean en detalle las normas del decreto presidencial.

El bloque peronista intenta lograr un acuerdo con sus pares del Frepaso; de esta manera podrían sumar los votos necesarios para derogar el decreto por simple mayoría.

En el Gobierno se especula con que habrá más de un legislador oficialista que advertirá la gravedad del riesgo que enfrente la coalición oficial y que en definitiva, fracasará aquel intento.

Por su parte, el primer mandatario reclamó ,el jueves, responsabilidad frente al momento que vive el país a adversarios y propios.

En una reunión de prensa insistió en mantener las mejores relaciones con el FMI, ya que los factores externos están influyendo actualmente para modificar favorablemente la situación argentina.

También tuvo palabras para agradecer a Domingo Cavallo su actitud positiva al ofrecerse a cooperar con el jefe de Gabinete en la confección de una agenda de trabajo para la comisión que considerará la reforma. ( Ver “Cavallo dio un paso al costado” ).

De la Rúa no puede permitirse el lujo de un retroceso en la ofensiva que desencadenó sobre el filo del año para adecuarse a las exigencias del Fondo Monetario y del empresariado argentino, que espera señales concretas para concretar sus planes de inversiones. (Ver “De la Rúa reclama inversiones” ).

El ministro de Economía abrió fuego contra los intentos parlamentarios, quizás alentado por algunas señales de reactivación de sectores puntuales del comercio que, de todas maneras, no alcanzan a indicar una tendencia firme y por los comentarios favorables de los observadores.

Usó el término “inconsciencia” para referirse a las actitudes de algunos legisladores y disparó una frase insólitamente dura: “No puedo creer que el Congreso reaccione así cuando lo que ha tenido en cuenta el Poder Ejecutivo al avanzar en este tema son muchos de los comentarios, las dudas y las iniciativas que nos acercaron dentro de la Alianza el radicalismo y el Frepaso”.

No es la reforma jubilatoria la única nube que se ciñe en el horizonte oficial; circula en sectores vinculados con el Palacio de Hacienda un proyecto, atribuido a Machinea, mediante el cual se prevé cercenar en alrededor de 80% estructuras de los ministerios de Educación, Salud y Desarrollo Social.

Las facultades ejecutivas de esas carteras serían transferidas a las provincias, mientras que el Poder Ejecutivo se reservaría la confección de las políticas globales.

El caso emblemático es el de Desarrollo Social, en el que 70% del gasto social se destina a las provincias, razón que aconsejaría eliminar estructuras intermediarias y entregar su administración y su responsabilidad de los mandatarios locales.

En la misma medida en que esta eventual iniciativa provocará el regocijo del gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, quien llevó su posición a pedir la eliminación de dichos ministerios, suscita las iras de los afectados, en particular Graciela Fernández Meijide.

Consultada por el periodismo, replicó que el Gobierno no modificará la Ley de Ministerios porque se le ocurra a un gobernador.

Con los rayos que iluminan sus primeros días de 2001, Fernando de la Rúa debe empeñarse todavía en disipar los nubarrones que se ciñen sobre su gestión.

De lo que no hay dudas es de que la imagen de su gobierno tiende a mostrar una faz más positiva a partir de la última semana del año que acaba de concluir.

La primera semana de enero proyectó una luz de optimismo en los medios oficiales como consecuencia de los cambios experimentados en las finanzas de los Estados Unidos por decisión de la Reserva Federal .

Las sonrisas iniciales se convirtieron en expresiones de euforia que llegaron hasta el punto de anunciar el inicio de un “círculo virtuoso” para el país.

José Luis Machinea vaticinó que se acelera la recuperación económica y el presidente Fernando de la Rúa superó las previsiones de crecimiento de 2,5% incorporadas al Presupuesto, para afirmar que el país crecerá a más de 4% anual.

Reconfortado por la marcha de los acontecimientos, el ministro de Economía parece dispuesto a emprender una suerte de ofensiva para consolidar posiciones.

Con las espaldas cubiertas por el blindaje, encara un ambicioso canje de bonos de la deuda pública, cuya cifra estiman los allegados al Palacio de Hacienda que redondearía los US$ 9.000 millones, a fin de postergar vencimientos previstos para los dos años próximos y lograr que la deuda a corto plazo baje no menos de 1,5%.

Alentaba estas esperanzas el hecho de que Brasil había pagado el jueves 10,25% por US$ 1.500 millones, cuando tres meses antes la tasa era de 12,43%.

Desde Nueva York llegaban voces de aliento; Therry Wizman, analista de la firma Bearn Stearns, deslizó la posibilidad de que siga bajando la tasa de riesgo país de la Argentina y que comience el regreso de algunos capitales.

Basaba su optimismo sobre la situación del país en la creencia de que ,de aquí a junio, la Reserva Federal reducirá dos veces más las tasas y que un dólar más débil vigorizará la política exportadora.

Sin embargo, no todas son rosas en el pronóstico de Wizman; le preocupa ,como ocurre con sus colegas de Standard & Poor´s , las trabas que pueden surgir de los ámbitos de la justicia y de la política a las medidas tomadas por decreto por el Poder Ejecutivo.

Esos obstáculos surgirían no solamente de la oposición ,el Justicialismo proclamó su intención de promover en febrero una serie de recursos judiciales contra el decreto de reformas jubilatorias, sino también de las filas del Frepaso.

La ministro de Trabajo, Patricia Bullrich, consideró que las diferencias en el seno de la Alianza serán superadas, y recomendó a los dirigentes de ese frente que lean en detalle las normas del decreto presidencial.

El bloque peronista intenta lograr un acuerdo con sus pares del Frepaso; de esta manera podrían sumar los votos necesarios para derogar el decreto por simple mayoría.

En el Gobierno se especula con que habrá más de un legislador oficialista que advertirá la gravedad del riesgo que enfrente la coalición oficial y que en definitiva, fracasará aquel intento.

Por su parte, el primer mandatario reclamó ,el jueves, responsabilidad frente al momento que vive el país a adversarios y propios.

En una reunión de prensa insistió en mantener las mejores relaciones con el FMI, ya que los factores externos están influyendo actualmente para modificar favorablemente la situación argentina.

También tuvo palabras para agradecer a Domingo Cavallo su actitud positiva al ofrecerse a cooperar con el jefe de Gabinete en la confección de una agenda de trabajo para la comisión que considerará la reforma. ( Ver “Cavallo dio un paso al costado” ).

De la Rúa no puede permitirse el lujo de un retroceso en la ofensiva que desencadenó sobre el filo del año para adecuarse a las exigencias del Fondo Monetario y del empresariado argentino, que espera señales concretas para concretar sus planes de inversiones. (Ver “De la Rúa reclama inversiones” ).

El ministro de Economía abrió fuego contra los intentos parlamentarios, quizás alentado por algunas señales de reactivación de sectores puntuales del comercio que, de todas maneras, no alcanzan a indicar una tendencia firme y por los comentarios favorables de los observadores.

Usó el término “inconsciencia” para referirse a las actitudes de algunos legisladores y disparó una frase insólitamente dura: “No puedo creer que el Congreso reaccione así cuando lo que ha tenido en cuenta el Poder Ejecutivo al avanzar en este tema son muchos de los comentarios, las dudas y las iniciativas que nos acercaron dentro de la Alianza el radicalismo y el Frepaso”.

No es la reforma jubilatoria la única nube que se ciñe en el horizonte oficial; circula en sectores vinculados con el Palacio de Hacienda un proyecto, atribuido a Machinea, mediante el cual se prevé cercenar en alrededor de 80% estructuras de los ministerios de Educación, Salud y Desarrollo Social.

Las facultades ejecutivas de esas carteras serían transferidas a las provincias, mientras que el Poder Ejecutivo se reservaría la confección de las políticas globales.

El caso emblemático es el de Desarrollo Social, en el que 70% del gasto social se destina a las provincias, razón que aconsejaría eliminar estructuras intermediarias y entregar su administración y su responsabilidad de los mandatarios locales.

En la misma medida en que esta eventual iniciativa provocará el regocijo del gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, quien llevó su posición a pedir la eliminación de dichos ministerios, suscita las iras de los afectados, en particular Graciela Fernández Meijide.

Consultada por el periodismo, replicó que el Gobierno no modificará la Ley de Ministerios porque se le ocurra a un gobernador.

Con los rayos que iluminan sus primeros días de 2001, Fernando de la Rúa debe empeñarse todavía en disipar los nubarrones que se ciñen sobre su gestión.

De lo que no hay dudas es de que la imagen de su gobierno tiende a mostrar una faz más positiva a partir de la última semana del año que acaba de concluir.

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