Los objetivos de los ataques, aparentemente coordinados y ejecutados en espacio de una hora, fueron la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja, y cuatro comisarias de policía, muy alejadas una de la otra.
El ataque más grave y con el que comenzó la matanza, ocurrió hacia las 08:30 de la mañana hora local, cuando una ambulancia cargada de explosivos y conducida por un suicida, explotó en el control de seguridad de la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja.
La Cruz Roja indicó que 12 iraquíes, incluidos dos empleados, murieron en el atentado a su sede, que resultó parcialmente destruida por la explosión.
El resto de las víctimas, entre ellas al menos nueve policías iraquíes y un soldado estadounidense, murieron en los atentados ejecutados también suicidas que estrellaron sus coches bomba contra los controles de seguridad de cuatro comisarias que contaban con el apoyo de unidades militares de Estados Unidos.
“En base a nuestras informaciones, ninguno de estos suicidas logró alcanzar el objetivo”, manifestó en rueda de prensa el general Mark Herling, portavoz de la Primera División Acorazada, la que está a cargo de la seguridad en Bagdad.
La cifra de víctimas mortales causadas por los cinco atentados suicidas convirtió el primer día de Ramadán, en la jornada más sangrienta que ha vivido Bagdad desde la caída de Sadam Hussein, el pasado mes de abril.
Durante toda la mañana, Bagdad, una ciudad en la que residen cerca de cinco millones de personas, se vio turbada por el constante sonido de las sirenas de las ambulancias, los coches de policía, y las columnas de humo negro.
“Es una coordinada campaña de terror que persigue crear una sensación de pánico y de falta total de seguridad el primer día del mes sagrado del Ramadán”, señaló Samir Mahmud, representante de la minoría suní en el Consejo de Gobierno iraquí elegido por EEUU.
En una quinta comisaría de policía ubicada en el centro de Bagdad, según relató a la agencia EFE el sargento Abdel Sattar, los agentes detuvieron a un conductor suicida, al parecer de nacionalidad siria, antes de que lograra detonar la bomba que portaba en el automóvil.
“Existen indicios de que estos ataques han sido llevados a cabo por combatientes extranjeros” apuntó el general Hertling. Sin embargo, el general agregó que en los atentados se notó “falta de sincronización”, y dijo que fueron llevados a cabo de forma “no muy profesional”.
Los atentados ocurrieron pocas horas después de que tres soldados estadounidenses murieran en ataques registrados en distintos puntos de Bagdad durante la noche, y al día siguiente de que los insurgentes mataran a un coronel de EEUU e hirieran a otras 18 personas, en un ataque con cohetes contra el hotel Rashid de la
capital iraquí.
En el ataque a la comisaría del Al-Siadiya, en el que perdió la vida el soldado estadounidense, otros dos compañeros de su unidad de la Policía Militar, resultaron heridos de diversa consideración.
Muchos iraquíes creen que el periodo del Ramadán planteará una de las más duras pruebas a las fuerzas de la Coalición que encabeza EEUU, y sobre las que las guerrillas antiestadounidenses acrecientan a diario los ataques.
“Los objetivos de estas acciones criminales que van en aumento, son lograr que sea la comunidad internacional la que retire a las tropas de la Coalición, y detener el proceso de transición en Irak”, señaló el representante de la minoría suní en el Consejo de Gobierno iraquí.
Un total de 112 militares estadounidenses han muerto en Irak desde que el pasado 1 de mayo el presidente de EEUU, George W. Bush, declaró el final de las operaciones de combate a gran escala.
Fuente: EFE
Los objetivos de los ataques, aparentemente coordinados y ejecutados en espacio de una hora, fueron la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja, y cuatro comisarias de policía, muy alejadas una de la otra.
El ataque más grave y con el que comenzó la matanza, ocurrió hacia las 08:30 de la mañana hora local, cuando una ambulancia cargada de explosivos y conducida por un suicida, explotó en el control de seguridad de la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja.
La Cruz Roja indicó que 12 iraquíes, incluidos dos empleados, murieron en el atentado a su sede, que resultó parcialmente destruida por la explosión.
El resto de las víctimas, entre ellas al menos nueve policías iraquíes y un soldado estadounidense, murieron en los atentados ejecutados también suicidas que estrellaron sus coches bomba contra los controles de seguridad de cuatro comisarias que contaban con el apoyo de unidades militares de Estados Unidos.
“En base a nuestras informaciones, ninguno de estos suicidas logró alcanzar el objetivo”, manifestó en rueda de prensa el general Mark Herling, portavoz de la Primera División Acorazada, la que está a cargo de la seguridad en Bagdad.
La cifra de víctimas mortales causadas por los cinco atentados suicidas convirtió el primer día de Ramadán, en la jornada más sangrienta que ha vivido Bagdad desde la caída de Sadam Hussein, el pasado mes de abril.
Durante toda la mañana, Bagdad, una ciudad en la que residen cerca de cinco millones de personas, se vio turbada por el constante sonido de las sirenas de las ambulancias, los coches de policía, y las columnas de humo negro.
“Es una coordinada campaña de terror que persigue crear una sensación de pánico y de falta total de seguridad el primer día del mes sagrado del Ramadán”, señaló Samir Mahmud, representante de la minoría suní en el Consejo de Gobierno iraquí elegido por EEUU.
En una quinta comisaría de policía ubicada en el centro de Bagdad, según relató a la agencia EFE el sargento Abdel Sattar, los agentes detuvieron a un conductor suicida, al parecer de nacionalidad siria, antes de que lograra detonar la bomba que portaba en el automóvil.
“Existen indicios de que estos ataques han sido llevados a cabo por combatientes extranjeros” apuntó el general Hertling. Sin embargo, el general agregó que en los atentados se notó “falta de sincronización”, y dijo que fueron llevados a cabo de forma “no muy profesional”.
Los atentados ocurrieron pocas horas después de que tres soldados estadounidenses murieran en ataques registrados en distintos puntos de Bagdad durante la noche, y al día siguiente de que los insurgentes mataran a un coronel de EEUU e hirieran a otras 18 personas, en un ataque con cohetes contra el hotel Rashid de la
capital iraquí.
En el ataque a la comisaría del Al-Siadiya, en el que perdió la vida el soldado estadounidense, otros dos compañeros de su unidad de la Policía Militar, resultaron heridos de diversa consideración.
Muchos iraquíes creen que el periodo del Ramadán planteará una de las más duras pruebas a las fuerzas de la Coalición que encabeza EEUU, y sobre las que las guerrillas antiestadounidenses acrecientan a diario los ataques.
“Los objetivos de estas acciones criminales que van en aumento, son lograr que sea la comunidad internacional la que retire a las tropas de la Coalición, y detener el proceso de transición en Irak”, señaló el representante de la minoría suní en el Consejo de Gobierno iraquí.
Un total de 112 militares estadounidenses han muerto en Irak desde que el pasado 1 de mayo el presidente de EEUU, George W. Bush, declaró el final de las operaciones de combate a gran escala.
Fuente: EFE