¿Obama piensa en el republicano Hagel como vicepresidente?

Hasta ahora, es la única novedad relevante oída en la cumbre del Grupo de los 8. Charles Hagel, senador republicano por Nebraska, va primero en la lista que su colega de Illinois tiene “in pectore” para acompañarlo en la fórmula presidencial.

8 julio, 2008

<p>Como John McCain, rival de Barack Obama, Hagel (61 a&ntilde;os, diez menos que el candidato oficialista) es un h&eacute;roe de Vietnam. Su posible postulaci&oacute;n sal&iacute;a este martes en medios de la Eurozona y Jap&oacute;n, pero reci&eacute;n habr&aacute; un anuncio en agosto, unas tres o cuatro semanas antes de la convenci&oacute;n dem&oacute;crata (30, 31).</p>
<p>Pero el motor real de esta opci&oacute;n revolucionaria es el veterano Edward Sorensen, asesor de John F.Kennedy hace 45 a&ntilde;os, a cuyo juicio &ldquo;Hagel es el candidato justo para enfrentar con Obama la f&oacute;rmula que encabece McCain&rdquo;. Senador desde 1996, siempre ha estado en la comisi&oacute;n de relaciones exteriores y se declar&oacute; dispuesto a conversar con su par de Illinois.</p>
<p>Hagel es uno de los tres &uacute;nicos republicanos que se sum&oacute; a los dem&oacute;cratas votando por fijarle fecha al retiro norteamericano de Irak. Tambi&eacute;n apoya negociaciones directas con Ir&aacute;n y Siria, sobre todo en lo tocante a la posguerra en Bagdad. Como si eso fuera poco para irritar a George W.Bush y su eminencia gris, Richard Cheney (pero no a McCain), Hagel propone limitar m&aacute;s efectivamente las emisiones de mon&oacute;xido y di&oacute;xido de carbono.</p>
<p>Por su parte, McCain no se queda quieto. Por de pronto, su propia lista secreta incluye al senador dem&oacute;crata Joseph Lieberman. S&oacute;lo su nombre basta para alejar del candidato republicano el extremismo evang&eacute;lico y su adalid, Karl Rove. Este experto en campa&ntilde;as sucias opera tras la iniciada en junio v&iacute;a Internet contra Obama.</p>
<p>En tren de novedades curiosas, la cumbre en Hokkaido produjo una muy poco simp&aacute;tica: el men&uacute; para los jefes del G-8, preparado por los cocineros japoneses m&aacute;s caros, cuesta unos US$ 5.000 por comensal y ofrece dieciocho &ldquo;hors d&rsquo;oeuvre&rdquo; para empezar. Ir&oacute;nicamente, como observ&oacute; Angela Merkel, canciller alemana, 26 pa&iacute;ses exportadores de alimentos no logran que los del grupo voten US$ 10.000 millones en fertilizantes y semillas para &Aacute;frica subsahariana.</p>
<p>Ah, s&iacute;, falta un detalle, los vinos. La carta trae cinco, entre los cuales sobresalen por precio, no siempre calidad, un champagne franc&eacute;s (Dom P&eacute;rignon), un tinto californiano, un denso Tokay h&uacute;ngaro y un Liebfraumilch alem&aacute;n (el &uacute;nico blanco).</p>
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