Obama logró una reforma a medias, pero victoria al fin

Un acuerdo bipartidario pondrá límites a Wall Street y al negocio financiero. Ello fortalece la posición de Barack Obama ante la crisis de endeudamiento en la Unión Europea. Todo mientras se debate en dos grupos, el G-8 y el G-20, Toronto.

26 junio, 2010

<p>Diputados y senadores de ambos partidos dieron al presidente un triunfo pol&iacute;tico, por cierto nada f&aacute;cil, que ya se siente en la capital de Ontario. El proyecto de reforma financiera, que la semana entrante debe votarse en las dos c&aacute;maras, impondr&aacute; severos l&iacute;mites a la codicia de Wall Street (indirectamente, tambi&eacute;n a las de Chicago y Londres).<br />
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En esencia, los especuladores &ndash;en particular los de segmentos derivativos- deber&aacute;n exponerse menos a riesgos de diversa naturaleza. Como se&ntilde;al&oacute; el propio mandatario, &ldquo;estas nuevas medidas ser&aacute;n las m&aacute;s dr&aacute;sticas desde la depresi&oacute;n de los a&ntilde;os 30&rdquo;. Seg&uacute;n el par&aacute;metro elegido, ese lapso oscila de 1930/9 a 1933/7, o sea del crac de 1929/32 a la Segunda guerra mundial.<br />
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Mientras tanto, tres d&iacute;as de sesiones en el marco del G-8 y el G-20 se dan formalmente en dos planos, uno m&aacute;s ortodoxo y otro orientado a una nueva globalidad, no ya dominada por Occidente. En teor&iacute;a, el temario del G-8 (Estados Unidos, Jap&oacute;n, Alemania, Francia, Canad&aacute;, Gran Breta&ntilde;a, Holanda e Italia) incluye componentes pol&iacute;ticos, como la guerra afgana, el terrorismo mayorista, la seguridad &ndash;donde aparece Ir&aacute;n, una obsesi&oacute;n occidental, pero no Norcorea-, y aspectos sociales en el ex tercer mundo.<br />
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Sin embargo, algunas discusiones en el G-8, este s&aacute;bado, abarcan temas centrados en el grupo de los 20. Am&eacute;n de la reforma encarada en EE.UU., esta agenda no elude la crisis del endeudamiento europeo y el peligro de que empalme con los &uacute;ltimos coletazos de la crisis sist&eacute;mica de 2006/9. Este asunto ha sido tra&iacute;do a colaci&oacute;n por Timothy Geithner &ndash;secretario norteamericano del Tesoro- y Paul Volcker, asesor de Obama, quienes aludieron al colapso de los a&ntilde;os 30.<br />
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En este plano, Washington &ndash;tonificado por el pacto sobre reforma financiera- apelaba el viernes a &ldquo;la cooperaci&oacute;n de China y Brasil, para eludir un efecto W de alcance mundial&rdquo;. Se trata de dos ca&iacute;das entre dos reacciones d&eacute;biles, o sea el miedo a repetir los errores del entonces presidente Herbert Hoover (1929/33). Especialmente, mantener un sector p&uacute;blico remiso a estimular la producci&oacute;n y el consumo.<br />
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Eso es lo que hace hoy la alemana Angela Merkel para &ldquo;salvar&rdquo; a Grecia, Portugal, Espa&ntilde;a, Hungr&iacute;a y otros pa&iacute;ses castigados por la deuda p&uacute;blica, el desempleo, etc. En semejante marco, la pelota pasa al G-20, donde un fuerte bloque emergente se inclina hacia formas de capitalismo estatal o mixto ajenas al &ldquo;libre mercado&rdquo; anglosaj&oacute;n. Las instancias proactivas &ldquo;cl&aacute;sicas&rdquo; son China, Brasil e India, pero no son las &uacute;nicas.</p>
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