Obama: la represión de Mubarak es escandalosa
Según la Casa Blanca, el gobierno egipcio debe cesar ya sus acciones violentas. Esta especie de ultimátum ha sido secundado por Francia, Alemania, Gran Bretaña y la Unión Europea como grupo. Pero sella la suerte geopolítica de Estados Unidos.
3 febrero, 2011
<p>Esos datos señalan que hay un caldo de cultivo regional muy poco tranquilizador, donde dos elementos “ajenos” –Irán, Israel- tienen cargas negativas y otros dos (Turquía, Irak) las tienen positivas. Pero, si las cosas se salen de cauce, los efectos alcanzarán a EE.UU., la Unión Europea y países musulmanes por el momento neutrales. Por ejemplo, Saudiarabia, Kuwait, Bahrein, Qatar, Unión de Emiratos Árabes, Omán (ambos satélites saudíes), Sudán –en proceso de dividirse-, Dyibutí y una Somalía en interminable disgregación.</p>
<p>En esta especie de dominó múltiple, “la pieza más expuesta e impotente es el propio Estados Unidos” subraya el analista Tomas Raum. Por su parte, el escocés Nyall Ferguson es más duro: “el papel norteamericano en Levante ya no lo define Occidente, sino una serie de países a su vez desunidos o enfrentados entre sí”. Ni ellos, ni los europeos ni Washington pueden afrontar solos al menos tres problemas básicos: contener Irán (y Siria), lograr la paz en Palestina-Israel (Mubarak era un dominó clave pero ya no opera) y afrontar al terrorismo mayorista.</p>
<p>Como apunta Aaron Miller, ex negociador estadounidense en Levante, “una ola de nuevos informes elevados a la Casa Blanca, el Pentágono o el congreso pueden reducirse a tres futuribles. Uno es la guera lisa y llana, con todos los actores implicados, soberanos o informales. Otro es neutralizar facciones extremistas transnacionales muy bien armadas. El tercero es apostar a una distensión, para lo cual debieran desactivarse Mubarak y sus milicias callejeras. Ésta parece ser la opción de Obama.</p>
<p> </p>
<p>Sin duda y salvo si Hosní Mubarak convierte la crisis en guerra regional, Barack Obama será recordado como otro James Carter o George W.Bush. El primero “perdió” Irán a manos de Ruhollá Jomeiní (gracias a un sha autoritario y anacrónico, que en 1979 huyó a… El Cairo). El segundo perdió otra guerra, iniciada con una mentira suprema: Irak estaba repleto de amas de destrucción masiva y Saddam Husein –un dictador tan laico como Mubarak- era aliado de al-Qa’éda.</p>
<p>Pero el destino de Obama no será obra suya, sino de Egipto y algunos otros actores levantinos. Pese a tantos analistas y gurúes geopolíticos occidentales, es poco lo que pueden hacer Washington, París, Berlín o Londres en este descalabro. El destino de El Cairo depende, en extraordinaria medida, de actores locales, dos de ellos –ra’ís, fuerzas armadas- gobernaron durante decenios sostenidos por EE.UU. con el apoyo de israelíes y palestinos.</p>
<p>La situación semeja en algunos aspectos la de Afganistán-Pakistán. Ahí se combina un gobierno que controla sólo parte del país (Kabul) con un régimen autoritario (Islamabad) cuyos militares apoyan a los talibán y recibe fondos de Washington. En terreno afgano, inclusive, pelean tropas europeas sin apoyo político en sus propios países.</p>
<p>Esta explosión abarca, naturalmente, Túnez (producto bruto per caput € 2.715, 10.600.000 habitantes, 14% de desempleo), Egipto (en igual orden, € 4.100, 84 millones, 18%) y Yemen (€ 775, 23.500.000, 35%). Problemas similares muestran Argelia (€ 3.225, 34.600.000, 10%), Marruecos (€ 2.050, 31.700.000 habitantes, 12%), Líbano (€ 10.300, 4.200.009, 15%), Jordania (€ 2.730, 6.400.000, 13,4%) y Palestina-Gaza (€ 2.100, 2.500, 40%). Queda un interrogante, la laica Siria, ajena al sistema de alianzas armado por Washington y al bloque islámico, pero virtual controlante del Líbano y allegada a Irán. Mientras tanto, Libia y Mauritania se mantienen al margen.</p>
<p> </p>