Obama confirmó el esquema reactivador ya anunciado
Washington invertirá unos US$ 50.000 millones en obras públicas para recrear trabajo. Pero hay riesgo de que, igual que los estímulos sistémicos de 2009, sea demasiado poco, demasiado tarde. Sobre todo, con las elecciones de medio mandato en ciernes.
7 septiembre, 2010
<p>En verdad, Barack Obama sabe que el pertinaz desempleo tiene una clara lectura: las medidas del primer paquete resultaron insuficientes y, además, no duraron lo necesario para surtir efectos siquiera a mediano plazo. Responsables: los monetaristas Timothy Geithner (hacienda) y Benjamin Bernanke (Reserva Federal). “Si no se hace más e inmediatamente, el encendido discurso por el día del trabajo, el lunes, será otra frustración”. Eso sostuvo Henry Reid, jefe de la endeble mayoría oficialista en el senado.<br />
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Con la desocupación de julio en 9,6%, máximo en veinte años, y riesgos de llegar a 10% este cuatrimestre, el programa presentado ahora “no es tan ambicioso como parece y, además, su financiamiento genera dudas”, sostiene el neokeynesiano Paul Krugman, Nobel 2008. El plan lanzado abarca reparación y tendido de ferrocarriles, rutas, puentes, aeropuertos y otras mejoras infraestructurales.<br />
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Al borde de comicios donde se juega la renovación parcial del congreso, “precisamos cierta cooperación republicana, casi inexistente hasta el momento”, confesaba Reid. Por el contrario, la oposición –que sigue sin un plan económico- parece copada por la ultraderecha asociada al movimiento tea party (tirando té al mar). Sus líderes, Glenn Beck, operador de Rupert Murdoch, y Sarah Palin, han reclutado un “club de multimillonarios” explícitamente hostil a que un afroamericano ocupe la Casa Blanca.<br />
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Según el mensaje de Obama, los nuevos fondos se colocarán en el sexenio 2010/11 a 2015/16 en 240.000 kilómetros de rutas, 6.400 km de ferrovías y 240 km de pistas aéreas. Apuntando al potencial déficit extra, el presidente aludió un “banco de desarrollo infraestructural”, sin dar detalles. Sea como fuere, el programa implica apenas US$ 8.330 millones en cada uno de los seis años fiscales. “Muy poco –recalca Krugman- en comparación con los dos billones entregados a malos banqueros en 2008/09 o con los astronómicos gastos bélicos en Afganistán-Pakistán”.<br />
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Aunque las medidas anunciadas sean en verdad necesarias, sus efectos en la economía real probablemente no alcancen. De acuerdo con estadísticas oficiales, el producto bruto interno subió a un ritmo de 1,6% anual en el segundo trimestre, ochenta puntos básicos menos que los previstos. Pero, como apuntan Krugman o Jeffrey Sachs, Obama ya incurrió en el mismo error cometido hace 73 años por Franklin D. Roosevelt: abandonar antes de tiempo un paquete de estímulos sistémicos. <br />
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