Nuevos partícipes en el juego mundial de poder
Brasil, Rusia, India y China hacen un acróstico (bric) demasiado trajinado. Pero es útil para aludir a las cuatro economías emergentes más dinámicas desde inicios de siglo. Luego de eludir la crisis sistémica occidental, siguen avanzando.
25 enero, 2010
<p>Cabe sospechar, como lo hace Deutsche Bank, que el acróstico “bric” refleje mejor las dispares condiciones de sus componentes que sus similitudes. China se impone por el tamaño geopolítico (1.330 millones de habitantes en 9.600.000 km2). Parecida en población -1.100 millones-, pero sobre 3.200.000 km2, India atrae a los inversores como una “usina” tercerizadora y comercial. Pese a su sostenida industrialización, Brasil (174 millones en 8.500.000 km2) continúa siendo una potencia agroexportadora, tanto como Rusia lo es en materia de hidrocarburos. Tangencialmente, Moscú tiene un fuerte potencial como espacio vacío: 160 millones de habitantes en 17.500.000 km2.</p>
<p>La historia de su veloz progreso es familiar, pero igual impresiona. A fines del siglo XX, sólo un país (Brasil) calificaba como apto para inversiones y créditos. En 2009, los cuatro lo hacían. Hacia 1999, el mismo Brasil atravesaba una explosión cambiaria y Rusia recién salía de la crisis sistémica estallada en el sudeste asiático (1997/8). China no fue afectada por esas situaciones y ya acumulaba reservas internacionales, política que hoy emulan los otros tres.</p>
<p>No es casual que el paquete chino de estímulos por US$ 590.000 millones apareciese semanas después del programa norteamericano pro alivio de activos tóxicos (TARP, US$ 700.000 millones, octubre de 2008), orientado no a la economía real sino a la financiera. Recién en febrero de 2009, Barack Obama presentó un plan de US$ 787.000 millones estilo chino. Hay, sí, un rasgo en común: los “bric” no apelaron a las recetas monetaristas de Chicago o Londres.</p>
<p>Goldman Sachs –que inventó la sigla hace algunos años- y Deutsche Bank estiman que China, de ahora a 2025/30, puede superar a Estados Unidos. Por supuesto, en producto bruto interno a dólares constantes, no en PBI por habitante. Por de pronto, en 2009 el grupo ya representaba una mayor porción del intercambio mundial que EE.UU.<br />
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También el año pasado, China se convirtió en la primera exportadora física del globo, si bien no en términos de su PBI, donde la aventajan aún Japón y Alemania. Por su parte, India escala posiciones en software y automotores. En tanto, Rusia es líder en hidrocarburos, gracias a Gazprom, el principal monopolio estatal del planeta en la materia y Brasil se impone en etanol y producción agrícola. <br />
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Mientras los mercados bursátiles de las economías centrales pugnaban por no perder pie desde hace unos cinco años (pero este enero tornaban a retroceder), los “bric” se recobraron temprano y, en 2009, doblaban los niveles a diciembre de 2005.<br />
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Por ende, en tanto Occidente emerge lentamente de la recesión iniciada en EE.UU. a fines de 2007, el fiel de la balanza parece desplazarse de los países centrales a los “bric”. ¿Se trata de algo similar a lo ocurrido en la inmediata posguerra, a su vez originado en la hiperinflación alemana de los años 20? Por entonces, EE.UU. iba creando una arquitectura financiera en el oeste; primero keynesiana (Bretton Woods 1944, planes Marshall en media Europa y Japón), luego neoclásica. <br />
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¿Cabe suponer, por ende, que ahora los “bric” afronten la tarea de suplantar al capitalismo anglosajón y, en parte, al renano? No todavía, creen GS y el McKinsey Global Institute. A la sazón, el cuarteto no parece apto para generalizaciones. China, por ejemplo, es un modelo no democrático, sin sector privado y dependiente de la demanda exterior más que India o Brasil.<br />
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