Nuevo conflicto entre Argentina y Uruguay

Ante la reanudación de las discusiones con Uruguay por la autorización al incremento de producción de la ex Botnia, volvieron las diferencias con el país vecino que generan efectos económicos, analiza DNI.

17 junio, 2014

Las recientes discusiones ente Argentina y Uruguay por la autorización por parte del Gobierno de la República Oriental del Uruguay de la ampliación de la producción de la planta pastera ex Botnia suceden a las varias disputas anteriores entre ambos países, señala Marcelo Elizondo, director general de Desarrollo de Negocios Internacionales en el último reporte.

 

Las discusiones entre ambos países han tenido efectos. Por caso, las protestas por el conflicto por la producción de pasta de papel generaron en el pasado numerosas pérdidas en servicios de transporte, cargas, turismo y otras actividades, afirma el especialista de DNI.

 

La relación tensa tiene efectos varios y un caso es el comercio bilateral. Las exportaciones argentinas a Uruguay habían crecido entre 2010 y 2011 un 30% y en 2012 habían llegado a 1.982 millones de dólares; pero en 2013 se estancaron y se redijeron levemente, y llegaron a 1.921 millones de dólares.

 

Y en el primer trimestre de 2014, alcanzan los 417 millones de dólares y caen fuertemente (19,7%) en relación al mismo período del año pasado (decrecieron 60% en productos primarios y 25% en manufacturas industriales, y subieron 25% en manufacturas de origen agropecuario).

 

Mientras (en lo que se observa el efecto de las trabas al comercio argentinas) las importaciones desde Uruguay también están afectadas por los “ruidos”: en 2013 ya cayeron porque fueron de 500 millones de dólares en 2013 mientras habían sido de 520 millones en 2012, y ese descenso en 2013 se sucede a la caída evidencia en 2012 contra 2011, cuando Argentina había importado 605 millones de dólares.

 

Esto es: las importaciones de 2013 fueron 17% menores a las de 2011. Como continuidad, las importaciones también caen 15,5% en el primer trimestre de 2014.

 

Se trata de disidencias entre dos países que muestran diferentes modelos de organización.

 

Pero esa confrontación de modelos parece generar mejores resultados en Uruguay: las exportaciones en general a todos los países del mundo han llegado en Uruguay a representar un 25% del PBI, mientras en Argentina representan menos del 16%, lo que es consecuencia de los diferentes mecanismos de vinculación internacional.

 

Además, en el decenio 2003/2013, las exportaciones argentinas crecieron 177% mientras las exportaciones uruguayas crecieron mucho más: 341%.

 

Por eso, Uruguay tiene un ratio de exportaciones, en promedio en el último lustro, por habitante de 2.650 dólares en la última medición anual vigente mientras Argentina tiene un ratio de 2.100 dólares por habitante en ese lapso.

Diversos campos en los que los roces muestran consecuencias

 

Las nuevas (aunque dentro de una ya reiterada sucesión) recientes discusiones ente Argentina y Uruguay por la reciente autorización por parte del Gobierno de la República Oriental del Uruguay a la ampliación de la producción de la planta pastera ex Botnia, suceden a las disputas anteriores entre ambos países, evidenciadas –por citar algunos casos- en las restricciones impuestas por el gobierno argentino al trasbordo de productos exportables en el puerto de Montevideo, las discusiones por el dragado del canal Marín García, el ingreso de Venezuela al Mercosur, las diferencias en las políticas comerciales bilaterales entre los países (y los límites argentinos a las importaciones), la anterior conflictividad con efectos en la actividad turística que había nacido de los cortes de ruta por la instalación de las pasteras en territorio uruguayo y otras diferencias en la historia reciente. Entre éstas últimas se cuentan las discusiones sobre la apertura de la información para fines de control tributario y anteriormente alguna manifestación de Uruguay de queja por sentirse poco considerado como país de menor dimensión dentro del Mercosur, al punto de intentar generar acuerdos comerciales internacionales individuales.

 

Detrás de todo esto hay un escenario general más amplio, en el que se conjugan discusiones puntuales y diferentes visiones estratégicas sobre las relaciones internacionales y los modelos institucionales de organización económica que se plasman en diferencias públicas.

 

En este trabajo se manifiestan ciertos resultados que surgen de esas distintas posiciones de los países y que recrudecen ante la reanudación de las discusiones referidas a la producción de pasta de papel.

 

Pasteras

 

Uruguay ha aventajado a Argentina en la generación de una industria que nuestro país pudo haber desarrollado de mejor modo: la pasta de papel y celulosa.

 

Esta realidad, en verdad, está vinculada con la pública controversia que hubo entre los países y que además de iniciar un periodo de roces diplomáticos que hoy se mantiene por otros motivos produjo efectos económicos.

           

La producción diaria de la planta de Botnia llegó tras el conflicto anterior a 3.000 toneladas de celulosa. El 70% de la producción de la ex Botnia tiene como destino Europa, en especial Finlandia, Alemania y Bélgica, y el 30% restante es vendido a China.

 

Pero el corte de vías de tránsito y el bloqueo que sufrimos hace algunos años generaron pérdidas para muchos otros rubros.

 

El sector del transporte de carga de Argentina fue uno de los más afectados, con una pérdida anual que superó los US$ 16 millones, según la Cámara de Transporte Internacional (Catidu).

 

Los camiones que antes despachaban su carga en el día, durante el bloqueo de los puentes en Argentina demoraron de dos a tres días, lo que implica menos viajes por unidad y una pérdida que oscila entre el 25% y el 30%.

 

Los transportistas estiman que hubo una pérdida promedio de US$ 300 por unidad y calculan que pasan unos 150 camiones diarios por la frontera. Eso implica una pérdida de US$ 45.000 diarios, que equivalen a US$ 1.350.000 mensuales y a US$ 16.200.000 anuales.

 

La caída en la cantidad de viajes entonces no sólo afectó a los transportistas sino a la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), que redujo sus ingresos por peajes. En el año 2005, cuando no había corte, 85.300 camiones pasaron por los puentes San Martín y General Artigas. Al año siguiente, con el bloqueo recién instalado, la cantidad se redujo a 68.570 unidades.

 

En 2007, cuando el corte afectó a ambos puentes, pasaron 60.481 camiones. En 2008, como consecuencia de la variación productiva de la región, la cantidad aumentó a 71.462 camiones y en 2009 llegó a 74.035 a pesar del corte.

 

Si en los cuatro años del corte se hubiesen mantenido los 85.300 cruces de 2005, se hubieran percibido ingresos por 66.000 viajes más. La pérdida promedio oscila en US$ 1 millón por año.

 

El último cálculo, realizado a mediados de 2008, señaló que a esa fecha se habían perdido US$ 3 millones.

 

A las pérdidas de los transportistas de carga se sumaron las sufridas por las empresas vinculadas al transporte de pasajeros. Cauvi y Bus de la Carrera, integrada por las uruguayas Cot y Cita y las argentinas El Cóndor y La Estrella, debieron enfrentar 410 kilómetros adicionales para unir el tramo Montevideo – Buenos Aires ida y vuelta y varias horas de espera en Paysandú, que no cuenta con un carril exclusivo para ómnibus.

 

Según estimaciones del Ministerio de Turismo de Uruguay, cada kilómetro implica una pérdida de un dólar aunque a ese monto se suman “imponderables” como el desgaste de la flota, la pérdida de viajes por falta de pasajeros y la falta de presencia en el mercado.

 

La empresa Cauvi contabilizó más de 500.000 kilómetros extra desde el inicio del piquete, que sumado a los “imponderables” alcanza una pérdida que “supera en mucho el millón de dólares”. Las empresas que integran Bus de la Carrera no manejaron cifras.

 

Según datos del Ministerio de Turismo de Uruguay, en 2005, 338.068 turistas cruzaron el puente San Martín, principal punto de ingreso al país después del puerto de Colonia. En 2006 la cantidad se redujo a 140.992 personas. Un año más tarde, solo 1.202 turistas lograron cruzar y en 2008 fueron 52.

 

Por ende, los efectos de aquel conflicto fueron económicos además de políticos, y se conformaron en el preludio de distintos modos de encarar problemáticas comunes.

 

El fallo del tribunal de La Haya nunca zanjó definitivamente las diferencias. Ahora, Uruguay acusa a Argentina (que admitió formalmente pero nunca aceptó de buena gana el fallo) de ocultar información que revela que no existe contaminación. Argentina acusa a Uruguay de no respectar canales consultivos previstos en el tratado el Rio Uruguay.

 

Ante las nuevas diferencias debe advertirse que una hipótesis de mal manejo del conflicto actual debería considerar lo antedicho. Las discusiones sobre el tema han regresado ahora.

 

Las nuevas discusiones al respecto pueden hacer volver “hacia atrás” un estado de diferencias que genera altos costos. Pero además, la no solución y el agravamiento de las diferencias impacta en el vínculo bilateral y en el Mercosur, que pasa por un momento que quizá sea el peor en las relaciones entre sus miembros, y en la vigencia de las instituciones del bloque.

 

Relación tensa

 

En febrero de 2012, el canciller de Uruguay, Luis Almagro, denunció que Argentina aplica restricciones aduaneras contrarias a las normas de comercio acordadas por el Mercosur al imponer medidas proteccionistas que limitan el acceso de productos del bloque y que esta situación está ligada a la suspensión de la importación de varios artículos y a la exigencia de nuevos trámites que limitan y retrasan el ingreso de productos.

 

A la vez, expresó en ese momento que su país evaluaba un eventual planteo ante el Mercosur para la solución de la controversia. En realidad, Uruguay ha venido manifestando sus diferencias contra Argentina por el proteccionismo de nuestro país por diversas vías.

 

En esta ocasión a la que se hace referencia, en una declaración ante el Parlamento uruguayo, Almagro aseveró que los rubros afectados fueron:  textil, vestimenta y calzado, vehículos y autopartes, así como productos de metal, maquinaria, artículos de papel, para el hogar, muebles, motocicletas y bicicletas.

 

El canciller uruguayo también manifestó públicamente al diario El País, que su Gobierno “no está conforme” con la relación con Argentina por el comportamiento “esquizofrénico” de sus relaciones comerciales y criticó el funcionamiento del Mercosury la falta de protección que ofrece a los países pequeños del bloque como el suyo ante las decisiones unilaterales que puedan tomar Argentina o Brasil, que vulneren el Tratado de Asunción que dio origen al bloque.

 

Luego de esto, el ingreso de Venezuela al Mercosur puso al descubierto la diversa manera de concebir la arquitectura internacional que cada uno de ambos países desean. Y es en este proceso y dentro de un escenario de pérdida de confianza entre los países, que apareció entonces la diferencia por las obras en el Canal Martín García y después las discusiones por la limitación argentina a la posibilidad que tienen sus exportadores de efectuar transbordos en los tránsitos de sus cargas en el puerto de Montevideo.

 

En verdad, esto manifiesta la principal diferencia entre los países, surgida de la prioridad que se la asigna a la legalidad internacional y de los pilares que cada uno crea para sus sistemas de política comercial, y en verdad está apareciendo una discusión más profunda sobre la distinta concepción relativa a la organización económica y los vínculos trasnacionales. Cabe preguntarse, entonces: ¿Quién genera mejores resultados en esta disputa de modelos?

 

Tensión bilateral

 

Lo paradójico de lo expuesto es que esto –referido a las trabas comerciales- de lo que Uruguay se queja sobre Argentina -la cerrazón comercial, la imprevisibilidad en el respeto a la legalidad y el intervencionismo económico-, está reflejando una diferencia en un modelo de políticas públicas que está a la vez produciendo para nuestro vecino oriental mejores resultados relativos si comparamos la performance de ambos países en sus también relativas dimensiones: por ejemplo, mientras las exportaciones en general y su totalidad a todos los países del mundo han llegado en Uruguay a representar un 25% del PBI, en Argentina representan menos del 16% (una menor incidencia como consecuencia de una menor apertura), lo que es consecuencia de los diferentes mecanismos de vinculación internacional.

 

Además, en el decenio 2003/2013, las exportaciones argentinas crecieron 177% mientras las exportaciones uruguayas crecieron mucho más: 341%.

 

Por eso, Uruguay tiene un ratio de exportaciones, en promedio en el último lustro, por habitante de 2.650 dólares en la última medición anual vigente mientras Argentina tiene un ratio de 2.100 dólares por habitante en ese lapso, lo que es una evidencia de las consecuencias de un diferente aprovechamiento de oportunidades.

 

Ahora bien: la historia reciente del vínculo bilateral exhibe el grado de mala relación vigente.

 

Las exportaciones argentinas a Uruguay crecieron entre 2010 y 2011 un 30% -de 1.601 millones de dólares a 2.085 millones de dólares-. En 2012, las exportaciones argentinas a Uruguay llegaron a 1.982 millones de dólares.

 

Pero en 2013 las exportaciones argentinas a Uruguay se estancaron y hasta se redijeron muy levemente, y llegaron a 1.921 millones de dólares.

 

En el primer trimestre de 2014, las exportaciones argentinas a Uruguay llegan a 417 millones de dólares y caen fuertemente (19,7%), porque decrecieron 60% en Productos primarios; subiendo 25% en Manufacturas de origen agropecuario (MOA) y cayendo 25% en Manufacturas industriales.

 

Mientras, las importaciones desde Uruguay también están afectadas por los “ruidos” (en realidad son la manifestación palmaria de las disidencias más constantes): En 2013 ya las importaciones argentinas que fueron de 500 millones de dólares en el año 2013, mientras habían sido de 520 millones en 2012 (caída atribuible a trabas argentinas al comercio internacional) y ese descenso e 2013 se sucede a la caída evidencia en 2012 contra 2011, cuando Argentina había importado 605 millones de dólares. Esto evidencia que las importaciones de 2013 fueron 17% menores a las de 2011 A la vez las importaciones también caen 15,5% en el primer trimestre de 2014 generando 101 millones de dólares: vehículos caen 80%, piezas caen 20%, bienes de consumo caen 20%, bienes intermedios caen 12%, crece fuertemente la importación de energía (530%) y crece la importación de bienes de capital (35%). El comercio, así, exhibe efectos de las relaciones bilaterales poco virtuosas.

 

Las exportaciones argentinas a Uruguay están (a datos del último registro anual) basadas principalmente en productos químicos (455 millones de dólares), automotores (228 millones), alimentos elaborados (271 millones), minerales (248 millones) y plástico y caucho (149 millones).

 

Pero, por otro lado, pensando en terceros mercados, debe decirse que Uruguay está superando a Argentina en ciertos rubros en los que ahora es nuestro competidor.

 

Comparaciones

 

Uruguay es un país de mejor trato a la inversión y, como consecuencia, tiene hoy un PBI per cápita algo más alto que el de Argentina: 12.840 dólares por habitante mientras Argentina tiene 11.160 dólares por habitante.

 

Además, los argentinos están eligiendo a Uruguay para sus inversiones en el exterior: el 29% de la IED en Uruguay proviene de Argentina, siendo el principal país en el rubro (especialmente en agronegocios, industrias manufactureras y servicios).

 

Los diferentes modelos de tratamiento a la producción en la que mayor competencia internacional hay entre ambos países, el de carne vacuna es un ejemplo.

 

El distinto perfil de ambos países en su presentación internacional (y la reputación generada) genera que a Uruguay están llegando en materia de turismo internacional receptivo 297 millones de dólares por habitante por año, mientras a Argentina muestra debilitamiento en esta disciplina.

 

Uruguay tiene una inversión extranjera directa (IED) de 750 millones de dólares por habitante mientras Argentina tiene una IED de 185 millones por habitante.

 

La IED comparada con el PBI, por su parte, fue en Uruguay de 6% de su PBI mientras Argentina ha tenido una IED de menos del 2 % del PBI (pero en verdad este número esta distorsionado porque incluye auto inversiones forzadas por regulaciones gubernamentales que impiden enviar utilidades la exterior, por lo que el numero de 2012 sería mucho más bajo (apenas alrededor de 1%).

 

Todo ello está mostrando que las discusiones (como la reiniciada sobre las pasteras) entre ambos países no son consecuencia de un conflicto puntual sino de dos visiones de país. Dos modelos organizacionales, dos culturas institucionales. Y esto produce efectos económicos

 

 

 

 

 

 

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