Norcorea: el negociador norteamericano renuncia bajo presión

Jack Prichard, experto clave en materia norcoreana, renunció anoche a su cargo en el departamento de Estado. Sus posturas moderadas irritaban al entorno político directo de George W.Bush.

26 agosto, 2003

En consonancia con el propio Colin Powell y los gobiernos del área (Surcorea, Japón, China, Taiwán, Rusia), Pritchard recomendaba una “mezcla equilibrada de incentivos y sanciones” para persuadir a Pyongyang de abandonar los aspectos bélicos de su programa nuclear. El ex funcionario también era enviado especial ante Norcorea.

Su dimisión coincide con un momento crítico de las negociaciones multilaterales. La próxima semana se reinician en Beijing conversaciones entre Estados Unidos, Japón, Rusia, China y ambas Coreas. Pero, hace cuatro días, un senador de la derecha republicana le pidió a Powell reemplazar a Prichard “por alguien más en sintonía con nuestra posición oficial”.

Esto pone en evidencia una creciente brecha entre la diplomacia norteamericana y los sectores más belicistas del oficialismo. De paso, puede acentuar la intransigencia de Kim Jong Il (quien, hace ocho meses, echó a los inspectores de la ONU). Además, será difícil substituir a Prichard, debido a su larga experiencia en el tema, iniciada cuando era parte del Consejo Nacional de Seguridad, bajo William J.Clinton.

Antes del último embate de los halcones, el experto había tenido roces con John Bolton, subsecretario para control de armamentos. Aspirante al cargo de Powell, Bolton viene ganando espacio gracias al apoyo de los halcones y a una tesis propia: “la mejor forma de neutralizar los efectos políticos negativos de Afganistán, Irak y el apagón es galvanizar al país con un endurecimiento ante Norcorea”.

En cuanto a las recientes presiones contra Pritchard y, por elevación, contra Powell, provienen de Jon Kyl (republicano, Arizona), presidente de la comisión política senatorial. El legislador apoya a Bolton y también recomienda “derrocar por cualquier medio la dictadura de Pyongyang”. De hecho, recientes declaraciones públicas de Kyl y Bolton estuvieron a punto de frustrar la reunión prevista para el miércoles 3.

Ahora, EE.UU. no tiene negociador directo. En su renuncia, fechada el viernes, Pritchard –que exhibe una larga carrera militar- recuerda que la había ofrecido a mediados de abril. “Bolton y Kyl fomentan la intransigencia de los norcoreanos y parecen interesados en cortar las propias tratativas”, sostuvo ayer el ex funcionario. El senador obtuvo apoyo del vicepresidente Richard Cheney, aunque no de Richard Armitage, segundo de Powell en la cancillería. La reacción de este departamento tras la renuncia de Pritchard ha sido más bien pálida.

En consonancia con el propio Colin Powell y los gobiernos del área (Surcorea, Japón, China, Taiwán, Rusia), Pritchard recomendaba una “mezcla equilibrada de incentivos y sanciones” para persuadir a Pyongyang de abandonar los aspectos bélicos de su programa nuclear. El ex funcionario también era enviado especial ante Norcorea.

Su dimisión coincide con un momento crítico de las negociaciones multilaterales. La próxima semana se reinician en Beijing conversaciones entre Estados Unidos, Japón, Rusia, China y ambas Coreas. Pero, hace cuatro días, un senador de la derecha republicana le pidió a Powell reemplazar a Prichard “por alguien más en sintonía con nuestra posición oficial”.

Esto pone en evidencia una creciente brecha entre la diplomacia norteamericana y los sectores más belicistas del oficialismo. De paso, puede acentuar la intransigencia de Kim Jong Il (quien, hace ocho meses, echó a los inspectores de la ONU). Además, será difícil substituir a Prichard, debido a su larga experiencia en el tema, iniciada cuando era parte del Consejo Nacional de Seguridad, bajo William J.Clinton.

Antes del último embate de los halcones, el experto había tenido roces con John Bolton, subsecretario para control de armamentos. Aspirante al cargo de Powell, Bolton viene ganando espacio gracias al apoyo de los halcones y a una tesis propia: “la mejor forma de neutralizar los efectos políticos negativos de Afganistán, Irak y el apagón es galvanizar al país con un endurecimiento ante Norcorea”.

En cuanto a las recientes presiones contra Pritchard y, por elevación, contra Powell, provienen de Jon Kyl (republicano, Arizona), presidente de la comisión política senatorial. El legislador apoya a Bolton y también recomienda “derrocar por cualquier medio la dictadura de Pyongyang”. De hecho, recientes declaraciones públicas de Kyl y Bolton estuvieron a punto de frustrar la reunión prevista para el miércoles 3.

Ahora, EE.UU. no tiene negociador directo. En su renuncia, fechada el viernes, Pritchard –que exhibe una larga carrera militar- recuerda que la había ofrecido a mediados de abril. “Bolton y Kyl fomentan la intransigencia de los norcoreanos y parecen interesados en cortar las propias tratativas”, sostuvo ayer el ex funcionario. El senador obtuvo apoyo del vicepresidente Richard Cheney, aunque no de Richard Armitage, segundo de Powell en la cancillería. La reacción de este departamento tras la renuncia de Pritchard ha sido más bien pálida.

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