A criterio del experto, China “aguardará cuanto sea posible antes de involucrarse. Su paciencia es proverbial y obra como suavizador en el grupo de los seis gobiernos que manejan la crisis”. Vale decir, China misma, Estados Unidos, Japón, Taiwán, Surcorea e India. <br />
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En la perspectiva de Lankov, el régimen estalinista de Kim Jong-il necesita dos cosas: dinero y llamar la atención (en esto se diferencia del otro país autista, Birmania). “Los proyectiles persiguen el segundo objetivo y eso explica su uso más estratégico que táctico”. Al respecto, interesa acotar que el arsenal norcoreano tiene unos 5.500 kilómetros de alcance máximo –le permite amenazar a Hawai y Alaska-, contra los escasos 2.000 del tan traqueteado Irán. <br />
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Según el analista, “Pyongyang en realidad no puede atacar blancos norteamericanos ni diseminar por el resto de Asia técnicas o materiales atómicos. Esto tampoco lo ha hecho Irán, sino Pakistán y hace tiempo”. En lo atinente a intimidar Surcorea, “se interpone la presencia estadounidense y, sin duda, cualquier acción obligará a que China y Rusia movilicen tropas hacia el río Yalú”. <br />
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La historia revela que, desde el siglo XI, la península ha sido disputada entre China, Japón y los mongoles. Ya bajo la dinastía Ming (1366 en adelante), Beijing dominaba la región. Así fue hasta 1895, cuando Japón, tras ganar una guerra, anexó Corea y Formosa (Taiwán). La derrota nipona en 1945 devolvió la isla a China e independizó la península. Pero ésta de inmediato se dividió entre norte –ocupado por la URSS- y sur, controlado por EE.UU. <br />
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Autónomas desde 1948 ambas mitades, en 1950 la septentrional invadió la meridional. Ni China –donde Mao Zedong había expulsado del continente a Chian Kai Shek en 1949- ni los soviéticos habían fomentado la acción de Kim Il-sung, padre de Kim Jong-il. En realidad, el dictador y su partido Comunista eran tan remisos a seguir órdenes de Moscú como lo fue el yugoslavo Josip Broz (Tito). <br />
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Norcorea amenaza a Seul y en tanto ¿qué hace China?
Beijing no frena abiertamente a Pyongyang porque teme una ola de refugiados en Manchuria, sostiene el analista geopolítico ruso Andriéi Lankov. Esta autoridad en Asia oriental también cree que Moscú comparte esas aprehensiones.