viernes, 20 de junio de 2025

No falta agua potable, pero cada día cuesta más cara

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“Dios nos da agua, pero no paga cañerías ni potabilizadoras”. Así sintetizaba Loïc Fauchon –presidente del consejo mundial del agua (CMA)- los mismos problemas en materia hídrica que vienen dando vueltas desde hace siglos sin salida a la vista.

<p>Las primeras culturas dependientes del auxilio divino de los dioses para obtener agua (Sumeria, Egipto, Indo) s&oacute;lo deb&iacute;an cavar zanjas para distribuirla. Con el tiempo, vendr&iacute;an las guerras por su control. Hoy Fauchon conduce un organismo que tiene unos 350 miembros en m&aacute;s de setenta pa&iacute;ses.<br />
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Este experto sabe perfectamente qu&eacute; factores deterioran los recursos h&iacute;dricos del planeta: sobrepoblaci&oacute;n, contaminaci&oacute;n, urbanizaci&oacute;n. &ldquo;El recalentamiento global se avecina, cierto, pero los problemas actuales no se deben a &eacute;l. Son culpa de los hombres. Otrora, deb&iacute;amos satisfacer apenas las demandas agr&iacute;colas, industriales y dom&eacute;stica. Ahora, ser&aacute; preciso modificar estrategias&rdquo;.<br />
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Por ejemplo, las reservas acu&iacute;feras en la cuenca china significan casi 4.000 millones de barriles (cien litros) anuales. &iquest;Qu&eacute; suceder&aacute; en diez, veinte a&ntilde;os? Para entonces, &ldquo;Beijing deber&aacute; bombear agua de sur a norte, algo ecol&oacute;gicamente da&ntilde;ino, pero &iquest;qu&eacute; otra cosa podr&aacute; hacer ante la escasez&rdquo;, se pregunta Fauchon. <br />
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Los dilemas no se limitan al mundo en desarrollo. Arnold Schwarzenegger, gobernador saliente de California &ndash;sexto producto bruto interno del globo-, reduce desde 2009 el consumo de agua potable.<br />
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Sin ayuda de los dioses, distribuir agua es caro. Los servicios en Norteam&eacute;rica son privados, problema que s&oacute;lo en parte afrontan Europa y los pa&iacute;ses emergentes. Por eso, en Estados Unidos las potabilizadoras y distribuidoras cotizan en Wall Street. En realidad, ya debieran dejar de hacerlo. Algunas multinacionales tambi&eacute;n se dedican al negocio. <br />
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Pero, &ldquo;en t&eacute;rminos de pol&iacute;ticas &ndash;apunta Fauchon-, toca al estado asegurar que el sector privado cree y opere infraestructuras&rdquo;. Las opciones sobre el tapete son pagar por el agua (m&eacute;todo para el mundo desarrollado) o subsidiar la distribuci&oacute;n (m&eacute;todo para el resto).<br />
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La cuesti&oacute;n se agrava a mayor ritmo que las posibilidades pagadoras en buena parte del planeta. Fauchon o Schwarzenegger sostienen que cabe al estado fijar tarifas y marcos regulatorios. No ser&aacute; f&aacute;cil. Por ejemplo, la Organizaci&oacute;n Mundial de la Salud estima que, en 2011/15, los pa&iacute;ses en desarrollo necesitar&aacute;n US$ 18.000 millones anuales para redes h&iacute;dricas. No parece mucho, si se compara con los dos billones gastados por EE.UU. en seis meses para rescatar malos banqueros. <br />
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En este escenario, el agotamiento de reservas quiz&aacute; tenga efectos peores que el de hidrocarburos. Trastornar&aacute; mercados, ecosistemas y geopol&iacute;tica. Naturalmente, no todos creen que el recurso sea un negocio y apuntan a China, India, Rusia, Brasil y otras econom&iacute;as menos condicionadas por el lucro privado. <br />
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&iquest;Cu&aacute;l es el perfil h&iacute;drico del planeta? El agua salada, s&oacute;lo apta si se desaliniza &ndash;algo por hoy imposible en altamar-, representa 97% de la masa total. En cuanto al 3% restante, su uso humano vive un auge por efectos de sobrepoblaci&oacute;n y creciente necesidad de alimentos. Hacia 1900, el consumo h&iacute;drico totalizaba cerca de 700.000 m3, se&ntilde;ala Sustainable Asset Management, una consultor&iacute;a suiza. Hace cinco a&ntilde;os, la cifra se elevaba a 3,84 billones de m3 (+400%) y probablemente alcance cinco billones (+550) en 2025. <br />
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Ya se observan consecuencias tales como racionamiento h&iacute;drico en California, desecamiento en la cuenca del r&iacute;o Amarillo (China) o reducci&oacute;n glaciar en la Patagonia. Los gigantescos desprendimientos de t&eacute;mpanos circumpolares son otro signo. Hacia 2030, m&aacute;s de media humanidad vivir&aacute; en zonas con problemas de abastecimiento h&iacute;drico. <br />
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Algunos se entusiasman y no por buenas razones. Por ejemplo, Goldman Sachs sostiene que la falta de agua ser&aacute; un gran negocio financiero. Ya en 2006, Nicholas Stern compart&iacute;a esas aprensiones en un estudio encargado por el gobierno brit&aacute;nico. Seg&uacute;n el trabajo, cada veinte a&ntilde;os se dobla el consumo h&iacute;drico mundial. Por consiguiente, la banca otrora dirigida por Henry Paulson prev&eacute; un aumento en el precio eventual del agua y lo ve como &ldquo;oportunidad, casi como el petr&oacute;leo del futuro&rdquo;. Derivativos inclusive.</p>
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