Nexos entre lo político y la inversión estratégica

Hay tres tendencias que pueden modificar el perfil del comercio y el juego global de influencias. Se trata de: (a) crecientes lazos entre mercados emergentes, (b) mayor poder en manos de nuevos actores y, finalmente, (c) factores de riesgo cada vez más intratables.

24 diciembre, 2009

<p>Pero las probabilidades de que suceda algo particularmente perjudicial “parecen tan escasas y difíciles de pronosticar que –apuntan Bremmer y Keats- muchos optan por ignorarlas… hasta que acaecen. Por otra parte, esos cisnes negros, como los llama Nassim Taleb, pueden ser tanto crisis sociopolíticas como financieras”.</p><p><strong>Amplio surtido</strong></p><p>El volumen cubre una amplia variedad de eventos que han provocado desastres en los mercados de capital. Se incluyen entre ellos la crisis cambiaria del sudeste asiático más la devaluación rusa de 1997/8, las huelgas petroleras venezolanas de 2003, los ataques terroristas sobre Estados Unidos (septiembre de 2001) y, claro, la crisis sistémica occidental de 2007/9.</p><p>Por cierto, una tormenta en el Capitolio contra la compañía nacional petrolera submarina (Cnooc) obligó a China a desistir de comprar <em>Unocal</em>, una empresa norteamericana. Ello demuestra que EE.UU. mismo puede tener arrestos xenófobos.</p><p>Bremmer y Keats reducen la amorfa noción de riesgo a una serie de obsesiones de Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa, cifradas en dos frases favoritas entre marquetineros: “incógnitas notorias” e “incógnitas ignotas”. Más allá del malhadado ex funcionario, ambos conceptos cubren guerras de todo tipo, crisis energéticas o petroleras, terrorismo en gran escala, golpes, expropiaciones, rupturas contractuales, controles cambiarios, ceses de pagos, efecto invernadero y, claro, corrupción.</p><p>En el plano empresario, los autores ofrecen mecanismos sensatos para anticiparse a esos hechos. Por ejemplo, mapas de riesgos, base de datos, análisis de escenarios y apuestas estratégicas tipo emprendimientos conjuntos.</p><p> </p>

<p><strong>Aspectos oscuros</strong></p>
<p>Pero, sostiene el otro libro, “los riesgos políticos no siempre son completamente manejables”. Así creen Robert Smith y Peter Zheutlin en <em>Riches Among Ruins: Adventures in the dark corners of the global economy</em>. Este curioso trabajo pone en evidencia que los llamados “mercados de frontera” caracterizan un tercer mundo caótico. Smith en especial se ha dedicado a especular con la deuda soberana de países donde “es necesario aferrarse a la billetera y no perder la vida en ello”. Cita al respecto Guatemala, Honduras, El Salvador, Nigeria, Irak, Somalía, Vietnam, etc.</p>
<p>En los años 70 y 80, antes de que existieran las terminales de Bloomberg o Reuters, quienes especulaban con deudas externas soberanas solían depender del instinto para fijar precios de bonos y encontrar operadores fiables en el mercado monetario. Eran bucaneros para los cuales resultaba más importante entender a la gente antes que al mercado.</p>
<p>Smith confiesa que su mayor activo era la improvisación: cruzando fronteras con grandes sumas en efectivo, creaba firmas locales para cobrar deudas y enviaba abogados de nombre supuesto para buscar contactos gubernamentales e información reservada. Cualquier cosa con tal de cerrar un negocio y salir disparando. Naturalmente, actuaba en los bordes de la legalidad.</p>
<p>Aun cuando las operaciones con deuda soberana alcanzaban en 2008 unos US$ 1,7 billones (millones de millones) y pasaban por bancos o firmas de valores legales, los personajes como Smith o Zheutlin han sobrevivido y prosperan. Claro que sin llegar al nivel de Bernard Madoff. Durante sus años de brillo, ambos “expertos” aprovecharon todo tipo de incidentes, desde controles arbitrarios de cambios hasta golpes, confiscaciones, desagios y otros abusos.</p>
<p>Sus experiencias debieran haber sido tomadas en cuenta a fines de 2008, mientras la fuga general de capitales a refugios seguros o colocaciones duras contagiaba a un sector de economías emergentes.</p>
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<p>Paradójicamente, EE.UU. se convirtió en imán, vía letras de tesorería cuyo rinde nominal era casi cero, en tanto el real era negativo.</p><p>Pero, de hecho, hacia abril los medios especializados detectaban signos de reacción en plazas emergentes y periféricas. Pero esos síntomas no es seguro que sean forzosamente permanentes. Como los mercados centrales, los emergentes pueden tornar a sumergirse. En la evolución desde las aventuras poco transparentes de Smith-Zheutlin hasta la prolijidad y los métodos de Bremmer-Keats, surge un dato interesante: los primeros creen que sus tácticas sucias ya no corren en un mundo de información en tiempo real. A pesar de eso, Bremmer y Keats sostienen que el conocimiento de políticas locales es esencial para evitar los extremos gruesos de una curva. En otras palabras, prestar más atención a los datos no es suficiente; también se precisa instintos para calar en lo incógnito.</p><p>Otro punto donde confluyen los cuatro autores tiene que ver con la todavía mayor economía mundial: EE.UU. ha declinado su papel como motor clave para el desarrollo y una globalización que se regionaliza. Así, anuncian dos macrotendencias. Una, creciente integración en Asia oriental y sudoriental, el mundo árabe y Latinoamérica, promovida por China, Brasil, etc. Dos, un campo mundial para empresas y capitales más homogéneo, donde bancos y compañías occidentales ya no gozarán automáticamente de la confianza pública.</p><p> </p><p><br /> </p>

<p>Los tres componentes hacen a plazas regionales en avance y exigen ser analizados en profundidad. Por cierto, un cuarto ingrediente &ndash;p&eacute;rdida de la hegemon&iacute;a estadounidense como locomotora de desarrollo – plantea una necesidad estrat&eacute;gica: examinar de cerca sus eventuales reemplazos. <br />
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Grandes empresas occidentales vienen se&ntilde;alando que &ndash;en los &uacute;ltimos diez a&ntilde;os- sus utilidades en el exterior superan a las de las casas matrices, particularmente en Estados Unidos y la Uni&oacute;n Europea. Por ende, expandirse en econom&iacute;as m&aacute;s din&aacute;micas resulta esencial a las firmas del primer mundo… que puedan permit&iacute;rselo. Pero, aun en lugares como Sri Lanka, Rumania o Kazajst&aacute;n que son futuros ejemplos de mercados en desarrollo, su volatilidad e imprevisibilidad representan peligros inmediatos. <br />
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Sin embargo, &ldquo;escasas compa&ntilde;&iacute;as occidentales suelen tomar en serio los riesgos pol&iacute;ticos locales. En su mayor&iacute;a, se apoyan en expertos y asesores internos o, sencillamente, desechan el asunto por dif&iacute;cil, complejo o imposible de integrar a sus t&aacute;cticas cotidianas&rdquo;. As&iacute; concluyen dos expertos en la materia, Ayesha y Parag Khanna, de la consultor&iacute;a <em>Hybrid Realities</em>, tras analizar dos recientes libros muy interesantes.<br />
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Uno de ellos pertenece a Ian Bremmer y Preston Keats. Se titula <em>The Fat Tail: the power of political knowledge for strategic investing</em> y su lectura es imprescindible (no hay todav&iacute;a traducci&oacute;n en castellano). Los autores trabajan para otra consultor&iacute;a, <em>Eurasia Group</em>, y acumulan a&ntilde;os de experiencia en el campo, por lo cual aportan un tratado, tan riguroso como accesible, sobre riesgos pol&iacute;ticos para los negocios en el tercer mundo. De paso, &ldquo;<em>fat tail</em>&rdquo; (cola gruesa) es jerga estadigr&aacute;fica y alude al extremo de una curva distributoria donde hay riesgos adicionales. <br />
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