Mucha policía en la reunión de Canadá

(EFE).- La cuarta reunión de ministros de Economía del continente americano se inició en Toronto bajo estrictas medidas de seguridad, manifestaciones pacíficas y poca información sobre los contenidos concretos de la cita.

La fuerte presencia policial alrededor del céntrico hotel donde desde ayer (martes 3) se desarrolla la reunión, incluye un número indeterminado de policías de seis cuerpos policiales de la ciudad, la provincia de Ontario y del gobierno federal.

Mientras varios cientos de manifestantes se concentraban frente a la barricada montada por la policía a unos 50 metros del centro de reuniones, las llamadas unidades de seguridad pública policiales marchaban en hileras de a dos, practicando giros y golpeando las porras contra sus escudos.

Vistiendo completamente de negro o azul oscuro, aseguran los portavoces policiales, estas unidades ofrecen el mismo aspecto intimidador que las fuerzas antidisturbios utilizadas el pasado año durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle.

Las unidades de seguridad pública van provistas de cascos de kevlar similares a los de fuerzas militares de Estados Unidos o Canadá, protecciones en rodillas y codos, espinilleras y placas rígidas en el empeine del pie, además de pasamontañas de poliéster.

Con las gafas protectoras que llevan muchos de ellos, sobre todo los encargados de portar los contenedores –del tamaño de un extintor medio– de gas pimienta, literalmente no hay expuesta una sola parte de su cuerpo.

Una indumentaria que el martes contrastaba incluso más con los cerca de 300 manifestantes que, con globos amarillos y unas pocas pancartas, protestaban contra el proceso del Area Libre de Comercio de las Américas (Alca).

El portavoz de las fuerzas de seguridad, el sargento Robb Knapper, explicó a EFE que es obligatorio para todos los cuerpos policiales canadienses estar equipados con estas unidades de seguridad pública.

Preguntado sobre la relación entre las fuerzas desplegadas y la actitud de los manifestantes, Knapper aseguró que no podían correr riesgos y que para ellos era necesario “estar en posición de responder a cualquier eventualidad y no tener que llamar repentinamente a más unidades” en caso de ser necesarias.

Asimismo, Knapper negó que la reunión de ministros de Economía sirva a las fuerzas de seguridad para practicar tácticas cara a la III Cumbre de las Américas, que se celebrará entre el 20 y 22 de abril en Québec.

Mientras los manifestantes intentaban hacer oír sus protestas, los ministros ya habían mantenido sus primeras reuniones bilaterales.

Los primeros en reunirse fueron los ministros de Canadá y Brasil, Martin y Malan, aunque no transcendió ninguna información sobre lo tratado.

Poco después, mantenían conversaciones el secretario del Tesoro estadounidense, Paul O´Neill, y el ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo.

Por su parte, el titular de la cartera de Economía canadiense y anfitrión de la cumbre, Paul Martin, se esforzaba por vincular el espíritu de la cita con las demandas de los grupos sociales.

“Los asuntos que (los manifestantes) están suscitando en términos de economía global, en términos de globalización, en términos de cómo los países se tratan los unos a los otros, en términos de la diferencia entre ricos y pobres, son los asuntos que se tratarán en esta reunión”, señaló.

Para Martin, la reunión es una oportunidad para que Canadá y los otros miembros del G-20 presentes en Toronto pongan sobre la mesa el concepto del Consenso de Montreal, de que “la globalización, para que funcione, tiene que ser algo más que comercio”.

Según Martin, los países se tienen que dar cuenta que paralelamente son necesarias fuertes inversiones en sanidad y educación para lograr que funcione el proceso globalizador.

“Lo que estamos diciendo es que no se puede tener, no se puede construir, crecimiento económico sobre unos cimientos frágiles. Tiene que estar edificado sobre cimientos sociales muy fuertes y los ministros de Economía tienen que tratar eso”, añadió Martin.

(EFE).- La cuarta reunión de ministros de Economía del continente americano se inició en Toronto bajo estrictas medidas de seguridad, manifestaciones pacíficas y poca información sobre los contenidos concretos de la cita.

La fuerte presencia policial alrededor del céntrico hotel donde desde ayer (martes 3) se desarrolla la reunión, incluye un número indeterminado de policías de seis cuerpos policiales de la ciudad, la provincia de Ontario y del gobierno federal.

Mientras varios cientos de manifestantes se concentraban frente a la barricada montada por la policía a unos 50 metros del centro de reuniones, las llamadas unidades de seguridad pública policiales marchaban en hileras de a dos, practicando giros y golpeando las porras contra sus escudos.

Vistiendo completamente de negro o azul oscuro, aseguran los portavoces policiales, estas unidades ofrecen el mismo aspecto intimidador que las fuerzas antidisturbios utilizadas el pasado año durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle.

Las unidades de seguridad pública van provistas de cascos de kevlar similares a los de fuerzas militares de Estados Unidos o Canadá, protecciones en rodillas y codos, espinilleras y placas rígidas en el empeine del pie, además de pasamontañas de poliéster.

Con las gafas protectoras que llevan muchos de ellos, sobre todo los encargados de portar los contenedores –del tamaño de un extintor medio– de gas pimienta, literalmente no hay expuesta una sola parte de su cuerpo.

Una indumentaria que el martes contrastaba incluso más con los cerca de 300 manifestantes que, con globos amarillos y unas pocas pancartas, protestaban contra el proceso del Area Libre de Comercio de las Américas (Alca).

El portavoz de las fuerzas de seguridad, el sargento Robb Knapper, explicó a EFE que es obligatorio para todos los cuerpos policiales canadienses estar equipados con estas unidades de seguridad pública.

Preguntado sobre la relación entre las fuerzas desplegadas y la actitud de los manifestantes, Knapper aseguró que no podían correr riesgos y que para ellos era necesario “estar en posición de responder a cualquier eventualidad y no tener que llamar repentinamente a más unidades” en caso de ser necesarias.

Asimismo, Knapper negó que la reunión de ministros de Economía sirva a las fuerzas de seguridad para practicar tácticas cara a la III Cumbre de las Américas, que se celebrará entre el 20 y 22 de abril en Québec.

Mientras los manifestantes intentaban hacer oír sus protestas, los ministros ya habían mantenido sus primeras reuniones bilaterales.

Los primeros en reunirse fueron los ministros de Canadá y Brasil, Martin y Malan, aunque no transcendió ninguna información sobre lo tratado.

Poco después, mantenían conversaciones el secretario del Tesoro estadounidense, Paul O´Neill, y el ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo.

Por su parte, el titular de la cartera de Economía canadiense y anfitrión de la cumbre, Paul Martin, se esforzaba por vincular el espíritu de la cita con las demandas de los grupos sociales.

“Los asuntos que (los manifestantes) están suscitando en términos de economía global, en términos de globalización, en términos de cómo los países se tratan los unos a los otros, en términos de la diferencia entre ricos y pobres, son los asuntos que se tratarán en esta reunión”, señaló.

Para Martin, la reunión es una oportunidad para que Canadá y los otros miembros del G-20 presentes en Toronto pongan sobre la mesa el concepto del Consenso de Montreal, de que “la globalización, para que funcione, tiene que ser algo más que comercio”.

Según Martin, los países se tienen que dar cuenta que paralelamente son necesarias fuertes inversiones en sanidad y educación para lograr que funcione el proceso globalizador.

“Lo que estamos diciendo es que no se puede tener, no se puede construir, crecimiento económico sobre unos cimientos frágiles. Tiene que estar edificado sobre cimientos sociales muy fuertes y los ministros de Economía tienen que tratar eso”, añadió Martin.