José Luis Machinea, blanco reiterado de las invectivas de Hugo Moyano tuvo su oportunidad de réplica. Ayer lo acusó de ir más allá de la protesta gremial y de incursionar en el terreno golpista. Menos directo, pero no menos duro, se mostró el vicepresidente Carlos Alvarez. Afirmó que la propuesta hecha en Plaza de Mayo “es de un nivel altamente preocupante”.
La Conferencia Episcopal lamentó que el secretario laico de la Comisión de Pastoral, Guillermo García Caliendo, designado observador del acto de protesta contra el FMI por el cardenal Primatesta, se haya convertido en orador, asumiendo una responsabilidad que no le fuera conferida. El aludido se vio obligado a renunciar.
Monseñor Estanislao Karlic, arzobispo de Paraná y presidente de la Conferencia Episcopal, convocó a la prudencia en materia de rechazo a las leyes, ya que “primero es necesario establecer que la ley es injusta”.Coincidió con esta apreciación el nuncio apostólico, Santos Abril y Castello, quien agregó que en principio no se puede decir que se desobedezca el pago del impuesto porque desharíamos la sociedad”.
Este último criterio fue compartido por los gobernadores e intendentes justicialistas, preocupados por un eventual cercenamiento de su fuente de recursos administrativos. Carlos Ruckauf observó que sin contribuciones fiscales no es posible pagar salarios ni mantener en funcionamiento el Estado. Lo acompañó, con términos más categóricos, Eduardo Duhalde: “Me parece un disparate absoluto, porque no hay Estado si no hay cobro de impuestos”.
Carlos Saúl Menem no vaciló en devolver a Moyano algunas de la agresiones que recibiera del sindicalista rebelde. Afirmó la ilegalidad de su llamado a no pagar los impuestos y observó que el Estado carecería de recursos “para garantizar la justicia, la educación, la seguridad y la salud”.
El menemista gobernador de La Pampa, Rubén Marín, no compartió en absoluto la propuesta de Moyano y sostuvo que es “una irresponsabilidad total, una imprudencia, un boicot y un golpe de Estado fiscal”.
Hasta el contestatario gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirschner, caracterizado por su oposición a la política económica del gobierno, se vio forzado a rechazar la exhortación de Moyano, aunque alertó sobre la táctica del gobierno de aprovechar la situación para “invalidar lo fuerte del acto y de confundir”.
José Luis Machinea, blanco reiterado de las invectivas de Hugo Moyano tuvo su oportunidad de réplica. Ayer lo acusó de ir más allá de la protesta gremial y de incursionar en el terreno golpista. Menos directo, pero no menos duro, se mostró el vicepresidente Carlos Alvarez. Afirmó que la propuesta hecha en Plaza de Mayo “es de un nivel altamente preocupante”.
La Conferencia Episcopal lamentó que el secretario laico de la Comisión de Pastoral, Guillermo García Caliendo, designado observador del acto de protesta contra el FMI por el cardenal Primatesta, se haya convertido en orador, asumiendo una responsabilidad que no le fuera conferida. El aludido se vio obligado a renunciar.
Monseñor Estanislao Karlic, arzobispo de Paraná y presidente de la Conferencia Episcopal, convocó a la prudencia en materia de rechazo a las leyes, ya que “primero es necesario establecer que la ley es injusta”.Coincidió con esta apreciación el nuncio apostólico, Santos Abril y Castello, quien agregó que en principio no se puede decir que se desobedezca el pago del impuesto porque desharíamos la sociedad”.
Este último criterio fue compartido por los gobernadores e intendentes justicialistas, preocupados por un eventual cercenamiento de su fuente de recursos administrativos. Carlos Ruckauf observó que sin contribuciones fiscales no es posible pagar salarios ni mantener en funcionamiento el Estado. Lo acompañó, con términos más categóricos, Eduardo Duhalde: “Me parece un disparate absoluto, porque no hay Estado si no hay cobro de impuestos”.
Carlos Saúl Menem no vaciló en devolver a Moyano algunas de la agresiones que recibiera del sindicalista rebelde. Afirmó la ilegalidad de su llamado a no pagar los impuestos y observó que el Estado carecería de recursos “para garantizar la justicia, la educación, la seguridad y la salud”.
El menemista gobernador de La Pampa, Rubén Marín, no compartió en absoluto la propuesta de Moyano y sostuvo que es “una irresponsabilidad total, una imprudencia, un boicot y un golpe de Estado fiscal”.
Hasta el contestatario gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirschner, caracterizado por su oposición a la política económica del gobierno, se vio forzado a rechazar la exhortación de Moyano, aunque alertó sobre la táctica del gobierno de aprovechar la situación para “invalidar lo fuerte del acto y de confundir”.