Momento crucial para el Alca

La situación económica de varios países americanos –entre ellos la Argentina– podría ser el principal obstáculo para la conformación del bloque comercial.

11 abril, 2001

(EFE).- El proceso de constitución del Area de Libre Comercio de las Américas (Alca) se encuentra en un momento crucial por la sucesión de reveses económicos en algunos países, la inestabilidad política y la indefinición del propio proyecto.

Sin embargo, esta situación podría cambiar si en verdad se pone en marcha el calendario acordado por los ministros de Comercio de América en la reunión del fin de semana pasado en Buenos Aires.

En esta reunión se resolvió que las negociaciones deberán concluir en enero de 2005 para que el Alca se ponga en marcha en diciembre de ese año, cuando se prevé que el acuerdo ya esté ratificado por los parlamentos de todos los países involucrados.

Los métodos y procedimientos de negociación para los asuntos más complicados deberán estar listos el 1 de abril de 2002, de modo que el 15 de mayo de ese mismo año comiencen las rondas formales de conversaciones para alcanzar un acuerdo para 2005.

Lanzado en la cumbre de Miami de 1994, el Alca atraviesa no obstante un período de incertidumbre en parte debido a la indeterminación de los dos grandes colosos comerciales del continente: Estados Unidos, Canadá y Brasil.

“Este es el momento de fortalecer el proyecto para avanzar en la causa del libre comercio. Québec es nuestra gran oportunidad”, señaló recientemente en Washington a un grupo de periodistas el canadiense Marc Lortie, representante especial en los preparativos de la cumbre.

Sin que la Casa Blanca haya resuelto todavía cómo lograr del Congreso el mandato para negociar acuerdos de libre comercio y con el Mercosur haciendo agua, el Alca llega a Québec necesitado de un impulso determinante.

Los ministros de Comercio de 34 países (todos los americanos menos Cuba) sentaron en Buenos Aires las bases de este necesario impulso, pero ahora falta confirmar si el espíritu del Alca se mantiene en pie.

La misma determinación mostraron los ministros de Economía del continente en su última reunión en Toronto, aunque hay todavía varias incógnitas por despejar.

“Se necesita el libre comercio no sólo como una herramienta económica sino como un arma de integración en el continente para resolver males crónicos, desde la corrupción a la pobreza o la ingobernabilidad”, opina un experto de la OEA.

Desde su puesta de largo en Miami en 1994, el proceso del Alca ha ido tropezando con un total de siete reuniones ministeriales, decenas de sesiones entre técnicos de alto nivel y la cumbre de Santiago de hace ahora tres años.

Las reuniones de alto nivel impulsaron el trabajo sórdido y duro de nueve grupos de trabajo repartidos entre otras tantos sectores.

Esas nueve secciones son: acceso a mercados, agricultura, inversiones, servicios, asuntos gubernamentales, derechos de propiedad intelectual, subvenciones, reglas antidumping y competencia y arreglo de disputas.

Además hay una serie de grupos consultivos para recoger las opiniones de representantes de la sociedad civil (sindicatos, agrupaciones ecologistas y docentes).

Tras la actual presidencia rotatoria de la Argentina, Ecuador pasará a ocupar durante un año y medio la presidencia de los trabajos técnicos para que sean posteriormente Brasil y Estados Unidos los dos países que copresidan lo que sería la última fase de la negociación.

La fecha clave es 2005. En ese momento, el área de libre comercio entraría en vigor con un objetivo esencial: establecer un régimen de acuerdos preferenciales en los intercambios comerciales.

“Los trabajos técnicos están bien enfocados, pero pocos dudan que de Estados Unidos y Brasil depende en buena parte el futuro del Alca. Sin un fuerte impulso político el proceso quedará estancado”, comentó la misma fuente de la OEA.

Aunque el Congreso de Estados Unidos tiene otras prioridades, como el proyecto de Bush de reducir los impuestos, parece que cala la idea de que hay que otorgar a la Casa Blanca el mandato de negociación.

Con la autoridad que le caracteriza, el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, pidió al Congreso que se mueva rápido y destacó que la globalización y el libre comercio son buenos tanto para los ricos como para los pobres.

El proteccionismo, según Greenspan, retrasará más el crecimiento e impedirá la modernización de los países en vías de desarrollo.

Para Estados Unidos, según Greenspan, no hay otra alternativa que empujar los acuerdos de libre comercio y, en consecuencia, el Alca.

En este escenario, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini consideró “positivo” que el ministro de Economía, Domingo Cavallo, opine acerca de las negociaciones en torno al Alca, aunque dejó en claro que no hay ninguna modificación en la línea que sigue el Palacio San Martín, por delegación del presidente Fernando de la Rúa.

Rodríguez Giavarini evitó referirse a una supuesta intromisión de Cavallo en las negociaciones sobre el Alca que realiza la Cancillería y, por el contrario, elogió las medidas económicas adoptadas por el titular de Hacienda.

“El programa de competitividad es del gobierno” y el impuesto a los débitos y créditos en cuentas corrientes posibilitará “una recomposición de caja que nos va a permitir un crecimiento significativo”, enfatizó el Jefe de la diplomacia argentina.

Sobre el protagonismo de Cavallo, entre otros temas, en lo que hace al Alca, el ministro admitió que “lo que se percibe es que hay una mayor opinión”, porque “Cavallo tiene iniciativa” y eso “es bueno, es positivo y es rico”.

En ese sentido, el canciller señaló que “nosotros estamos abiertos” a cualquier sugerencia de Cavallo, y en ese sentido recordó que “hay materias de economía que coordinamos con Economía” en el proceso del Alca.

Más información, ver “De la Rúa recibió al canciller de Paraguay”, en esta misma sección.

(EFE).- El proceso de constitución del Area de Libre Comercio de las Américas (Alca) se encuentra en un momento crucial por la sucesión de reveses económicos en algunos países, la inestabilidad política y la indefinición del propio proyecto.

Sin embargo, esta situación podría cambiar si en verdad se pone en marcha el calendario acordado por los ministros de Comercio de América en la reunión del fin de semana pasado en Buenos Aires.

En esta reunión se resolvió que las negociaciones deberán concluir en enero de 2005 para que el Alca se ponga en marcha en diciembre de ese año, cuando se prevé que el acuerdo ya esté ratificado por los parlamentos de todos los países involucrados.

Los métodos y procedimientos de negociación para los asuntos más complicados deberán estar listos el 1 de abril de 2002, de modo que el 15 de mayo de ese mismo año comiencen las rondas formales de conversaciones para alcanzar un acuerdo para 2005.

Lanzado en la cumbre de Miami de 1994, el Alca atraviesa no obstante un período de incertidumbre en parte debido a la indeterminación de los dos grandes colosos comerciales del continente: Estados Unidos, Canadá y Brasil.

“Este es el momento de fortalecer el proyecto para avanzar en la causa del libre comercio. Québec es nuestra gran oportunidad”, señaló recientemente en Washington a un grupo de periodistas el canadiense Marc Lortie, representante especial en los preparativos de la cumbre.

Sin que la Casa Blanca haya resuelto todavía cómo lograr del Congreso el mandato para negociar acuerdos de libre comercio y con el Mercosur haciendo agua, el Alca llega a Québec necesitado de un impulso determinante.

Los ministros de Comercio de 34 países (todos los americanos menos Cuba) sentaron en Buenos Aires las bases de este necesario impulso, pero ahora falta confirmar si el espíritu del Alca se mantiene en pie.

La misma determinación mostraron los ministros de Economía del continente en su última reunión en Toronto, aunque hay todavía varias incógnitas por despejar.

“Se necesita el libre comercio no sólo como una herramienta económica sino como un arma de integración en el continente para resolver males crónicos, desde la corrupción a la pobreza o la ingobernabilidad”, opina un experto de la OEA.

Desde su puesta de largo en Miami en 1994, el proceso del Alca ha ido tropezando con un total de siete reuniones ministeriales, decenas de sesiones entre técnicos de alto nivel y la cumbre de Santiago de hace ahora tres años.

Las reuniones de alto nivel impulsaron el trabajo sórdido y duro de nueve grupos de trabajo repartidos entre otras tantos sectores.

Esas nueve secciones son: acceso a mercados, agricultura, inversiones, servicios, asuntos gubernamentales, derechos de propiedad intelectual, subvenciones, reglas antidumping y competencia y arreglo de disputas.

Además hay una serie de grupos consultivos para recoger las opiniones de representantes de la sociedad civil (sindicatos, agrupaciones ecologistas y docentes).

Tras la actual presidencia rotatoria de la Argentina, Ecuador pasará a ocupar durante un año y medio la presidencia de los trabajos técnicos para que sean posteriormente Brasil y Estados Unidos los dos países que copresidan lo que sería la última fase de la negociación.

La fecha clave es 2005. En ese momento, el área de libre comercio entraría en vigor con un objetivo esencial: establecer un régimen de acuerdos preferenciales en los intercambios comerciales.

“Los trabajos técnicos están bien enfocados, pero pocos dudan que de Estados Unidos y Brasil depende en buena parte el futuro del Alca. Sin un fuerte impulso político el proceso quedará estancado”, comentó la misma fuente de la OEA.

Aunque el Congreso de Estados Unidos tiene otras prioridades, como el proyecto de Bush de reducir los impuestos, parece que cala la idea de que hay que otorgar a la Casa Blanca el mandato de negociación.

Con la autoridad que le caracteriza, el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, pidió al Congreso que se mueva rápido y destacó que la globalización y el libre comercio son buenos tanto para los ricos como para los pobres.

El proteccionismo, según Greenspan, retrasará más el crecimiento e impedirá la modernización de los países en vías de desarrollo.

Para Estados Unidos, según Greenspan, no hay otra alternativa que empujar los acuerdos de libre comercio y, en consecuencia, el Alca.

En este escenario, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini consideró “positivo” que el ministro de Economía, Domingo Cavallo, opine acerca de las negociaciones en torno al Alca, aunque dejó en claro que no hay ninguna modificación en la línea que sigue el Palacio San Martín, por delegación del presidente Fernando de la Rúa.

Rodríguez Giavarini evitó referirse a una supuesta intromisión de Cavallo en las negociaciones sobre el Alca que realiza la Cancillería y, por el contrario, elogió las medidas económicas adoptadas por el titular de Hacienda.

“El programa de competitividad es del gobierno” y el impuesto a los débitos y créditos en cuentas corrientes posibilitará “una recomposición de caja que nos va a permitir un crecimiento significativo”, enfatizó el Jefe de la diplomacia argentina.

Sobre el protagonismo de Cavallo, entre otros temas, en lo que hace al Alca, el ministro admitió que “lo que se percibe es que hay una mayor opinión”, porque “Cavallo tiene iniciativa” y eso “es bueno, es positivo y es rico”.

En ese sentido, el canciller señaló que “nosotros estamos abiertos” a cualquier sugerencia de Cavallo, y en ese sentido recordó que “hay materias de economía que coordinamos con Economía” en el proceso del Alca.

Más información, ver “De la Rúa recibió al canciller de Paraguay”, en esta misma sección.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades