Mercosur sin bolivarianismo en 2016

El titular del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales y ex embajador en Argentina, José Botafogo Goncalvez, prevé que el año que viene será refundado el Mercosur en torno de energía y alimentos, sin bolivarianismos.

27 abril, 2015

La recomposición del poder en torno del gobierno brasileño no tengo dudas que va a facilitar este tránsito del Mercosur. Y lo mismo sucederá con Argentina, a partir del año próximo, afirmaen diálogo con Mercado el presidente de CEBRI (Centro Brasileño de Relaciones Internacionales) y de Consultoría Empresarial Argentino-Brasileño Straat do Brasil Ltda., además de miembro suplente del Consejo Fiscal de AmBev, José Botafogo Goncalves: el objetivo será ganar una gran capacidad competitiva en el mundo.

 

Atribuye fundamental importancia para lo que viene a la coordinación entre los cuatro fundadores, que son Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay en políticas de agrobusiness. “Ahí somos gigantes. Brasil y Argentina tienen enorme capacidad para responder a la demanda internacional de alimentos, que va a crecer enormemente. China será un gran consumidor porque su población se está urbanizando y el habitante urbano no produce, come. Quienes van a producir esos alimentos son Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay”.

 

Prevé que el Mercosur pasará por un reexamen de sus objetivos y concentración de sus potencialidades: de un lado, de la producción agrícola para ser un gran proveedor de alimentos del mundo, y por otro, la búsqueda de una política de inversión en infraestructura, atracción de capital extranjero privado para esos programas, especialmente en el sector energético.

 

“La energía es abundante en Brasil por la capacidad de expansión que tiene. También en Argentina. Y aun así no hemos desarrollado políticas comunes para atraer capitales, ni un marco regulatorio que nos permita ser mayores productores, tanto de las renovables como de las no renovables y menos sucias, como es el caso del gas respecto del petróleo, o de energía hidroeléctrica, que es la más ricas de todas”, señala Botafogo.

 

“La alianza con Argentina no está en tela de juicio en ningún momento. No depende ni de la voluntad de esta Presidenta o del gobierno, sino que está definitivamente consolidada entre la población de los dos países. Pero el Mercosur tiene dos problemas. El de más fácil solución, que es la eliminación de su carácter bolivarianista”.

 

El ex embajador en Argentina luego de la crisis del 2001 afirma que “lo que perjudicó mucho al Mercosur fue el apoyo a las ideas del chavismo y del socialismo del siglo XXI, el antiamericanismo infantil. Esto va a desaparecer porque el chavismo y el bolivarianismo están teniendo una muerte natural, aunque muy sufrida para Venezuela. Ya Bolivia no tiene el mismo activismo, ni Ecuador tampoco y Venezuela ya no tiene recursos para impulsar las ideas bolivarianas y socialistas. Entonces ese aspecto que afectó al Mercosur va a desaparecer”.

 

Sin embargo, cree que “ese es un problema de menor importancia si se lo compara con que el Mercosur no es eficiente para promover la competitividad, particularmente en el sector industrial de las economías de Brasil y Argentina, con relación a los mercados mundiales. Y ahí es necesario refundar el Mercosur, que tiene que estar basado en otros criterios, fundamentalmente revisitar la idea de integración industrial con miras al mercado mundial. O sea, integrar cadenas productivas no sólo entre nuestros países del Mercosur sino probablemente con algunos de América del Sur, como Colombia en particular, que tiene la industria más desarrollada, con Chile, con Perú, y así ganar capacidad productiva para que América del Sur, y no solamente el Mercosur, sea más competitiva en el mercado mundial”.

 

De alianza política a alianza económica

 

Los empresarios brasileños, sobre todo, quieren terminar desde hace varios años con el cariz politizado que adoptó el Mercosur y, sobre todo, con la cerrazón para tratar una integración comercial con la Alianza del Pacífico, más allá de las diferencias entre el bolivarianismo, con epicentro en Venezuela, férreamente apoyado por el kirchnerismo argentino y por una parte del ahora alicaído Partido de los Trabajadores, y sus rivales proamericanos que encabeza Colombia.

 

Para los industriales paulistas, haber mantenido la alianza política con Argentina en perjuicio de la competitividad de sus exportaciones ha sido uno de los errores de la Administración de Dilma que más les costó digerir, ya que le atribuyen haber conspirado con el desarrollo de productividad que necesitaban para mantenerse en forma ante las mayores exigencias de sobrevivencia que presentan estos tiempos de escasez en el mundo.

 

Ahora no sólo esperan una recomposición en la cima del poder de su país, sino el cambio de gobierno del socio principal del Mercosur, Argentina, para plantear el diseño de una nueva alianza estratégica en la región, prescindente de cualquier signo político.

 

En otras palabras, que transcurra este año y en el que viene arrancar con todo bajo otras reglas. Con Uruguay y Paraguay compartiendo la tesitura.

 

Óptica económica

 

Lorenzo Sigaut Gravina, jefe de economistas de la consultora Ecolatina, que sigue muy de cerca la evolución del comercio con Brasil, coincide con que “el Mercosur está hoy en un impasse. Al conseguir financiamiento de China, el gigante asiático logró a cambio que el país recorte importaciones de los demás socios comerciales: el año pasado las importaciones de China no cayeron, contra 15% de las del resto del mundo y aún más de Brasil!.

 

Aclara que “si hoy el comercio con Brasil, sobre todo por las trabas que tiene Argentina, está muy administrado y muy acotado, y hasta que no haya un recambio de gobierno no esperan mucho más de nosotros, ello no significa que el Mercosur no pueda ser relanzado por el que venga, y de alguna manera los brasileños lo están esperando para ver cómo se moverán estas restricciones al comercio bilateral y dentro la unión aduanera propiamente dicha”.

 

El director general de Desarrollo de Negocios Internacionales, Marcelo Elizondo, enfatiza que 2014 arroja el peor resultado desde 2010, y un estancamiento con irregularidad (dos años de alzas y dos de bajas), es la conclusión del informe 112 que firma.

 

Resulta de interés, pues, ante la renovada politización -en Argentina- del Mercosur, surgida del posible tratamiento del proyecto de ley para la elección de representantes ante el Parlamento del Mercosur, advertir que el bloque ha ido perdiendo relevancia para Argentina, que esta pérdida ha tenido diversas causas, pero que entre ellas están las políticas argentinas, señala.

 

La pregunta es qué papel asumirá Argentina ante el bloque. Es altamente probable que los demás miembros impulsen una nueva agenda para el mismo ante la situación descripta. De mayor internacionalización y apertura.

 

Las posibilidades futuras son grandes. Especialmente si se genera una  nueva agenda estratégica. Es preciso asignar más tiempo a discutir planes de futuro y no, como ahora, solamente a diferencias del presente. Por ejemplo, para convertir al bloque en espacio receptor de inversiones conjuntas en minería, agronegocios, energía o turismo. Y para, luego, ser plataforma de desembarco en el mundo, especialmente en las nuevas economías emergentes.

 

Quizás estemos ante cambios en su conformación y quizá sean esos cambios los que refresquen el presente. Su manejo depende de visiones, prioridades e ideas. Un modelo intergubermental más que supragubermental requiere esfuerzos, pero la internacionalización inédita de Latinoamérica seguramente llevará al bloque a acompañar a la región en el futuro inmediato. Será de valor, pues, en 2015, descifrar la posición de Argentina en la materia, sostiene Elizondo.

 

Principal destino

 

El Mercosur ha sido para Argentina por muchos años el principal destino de sus exportaciones, un importantísimo origen de importaciones y relevante generador de inversión internacional (desde su constitución).

 

Brasil, la principal economía del bloque (las sexta mundial, que es además el vigésimo país más importante en el mundo en materia de comercio exterior), es para Argentina el principal socio comercial (entre 1995 y 2013, las exportaciones a Brasil crecieron más de 200%).

 

Antes de la existencia del Mercosur, Brasil no representaba más que el 9% del total de las exportaciones de empresas de nuestro país, y hoy genera una cifra que está por encima de un cuarto del total.

 

Más aún: Brasil compró a Argentina una relevante porción del total de sus exportaciones cuando Argentina perdió competitividad internacional (25% en 1995, 26% en 2000, 21% en 2010; y 26% hoy); y algo menos, creciendo la relevancia relativa de otras regiones del mundo, en tiempos de menores costos de producción internos en Argentina (11% en 1990; 15% en 2005).

 

Un párrafo aparte merece, pues, el hecho de que, en lo que ha transcurrido de 2014, el Mercosur genera algo más del 26% del total de exportaciones argentinas. Esto refleja los problemas de competitividad extra-Mercosur de nuestro país (pérdida de relevancia de otros mercados).

 

En efecto, es de destacar que -como se ha expresado en el párrafo anterior- cuando Argentina perdió competitividad internacional (por ejemplo en 1995 o en 2000 -en plena convertibilidad-) fue cuando el Mercosur representó alrededor de un cuarto del total de ventas externas de nuestro país.

 

El último año las compras de Brasil (que en verdad es la gran economía del bloque para Argentina) desde nuestro país representaron el triple de lo que compró a Argentina su segundo mercado en el mundo (China) y una suma que equivale a lo que compraron juntos a empresas de nuestro país el segundo, tercer y cuarto mercados a los que Argentina exportó.

 

En los primeros 9 meses de 2014, siguiendo la tendencia, Brasil representa el 20,16% de las exportaciones argentinas. Por ello, como consecuencia de lo antes explicado, las exportaciones argentinas al Mercosur (incluida Venezuela, que en verdad está en proceso de adaptación de su normativa para completar su adecuación a la membresía plena), en lo que ha transcurrido de 2014 representan el 26,8% del total.

 

Descenso general

 

Más allá de lo referido en el punto anterior, hay que señalar que en lo que ha transcurrido de 2014, si se analiza la performance de los principales socios del Mercosur en sus relaciones con el resto del mundo, se descubre que las exportaciones de Brasil hacia todo el mundo (en 8 meses) registran resultados similares a los del año anterior (caen apenas 0,5%); las de Uruguay (en 8 meses) crecen 2,4%; y  las de Paraguay crecen 2,7%. Pero las ventas externas totales argentinas a los diversos países del mundo descienden 10%.

 

De modo que la Argentina exhibe, por lejos, el peor resultado del bloque. Y una buena parte de la explicación de ese resultado está dado precisamente por la involución en el comercio argentino con los demás miembros del propio bloque.

 

En los primeros 9 meses de 2014 las exportaciones argentinas al Mercosur descienden de 16.902 millones de dólares (resultados del año 2013) a 15.076 millones de dólares (resultados de 2014).

 

Así, ocurre que las exportaciones argentinas al Mercosur son, en el tiempo medido (tres trimestres de 2014 comparándolas con tres trimestres de años anteriores), las más bajas desde 2010.

 

Exportaciones argentinas al Mercosur         

año

exportaciones en millones de dólares

evolución en relación al mismo período del año anterior

año 2010

 

 

año 2011

 

25,70%

año 2012

 

-4,72%

año 2013

 

6,68%

año 2014

 

                                              -10,80%

 

 

 

Restricciones fronterizas

 

En verdad, de lo que se trata es de advertir que el comercio en general con el Mercosur se ha ido reduciendo.

 

Si se analizan las importaciones argentinas desde el Mercosur, se entiende a la vez que las compras desde los socios del bloque se han reducido año a año y que en particular se nota una reducción desde 2011, año en el que Argentina instaura las principales restricciones comerciales y cambiarias (que afectan aún a los socios del bloque que deberían estar eximidos de límites).

 

 

 

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