Medidas: tibio aval de los economistas

Hacienda citó a un grupo de economistas que cuestionaron el condicionamiento político a la economía y dieron un tímido apoyo a los anuncios realizados por el Gobierno.

24 octubre, 2000

Las medidas anunciadas por Machinea obtuvieron un tímido aval entre los economistas que fueron consultados por el equipo económico.

Las preguntas de los asistentes se centraron, mayoritariamente, en el apoyo político con el que contará Hacienda para ejecutar las medidas anunciadas , especialmente teniendo en cuenta que la mayoría de ellas está supeditada a que el Congreso apruebe ,sin mayores cambios, el proyecto de ley de presupuesto 2001.

Otro dato interesante fueron algunas ausencias como las de Roberto Alemann, Manuel Solanet y Adolfo Sturzenegger.

Las consultas también se centraron en el costo fiscal que podría tener la aplicación del paquete, el que en el Gobierno se estima inicialmente en unos $ 300 millones. Precisamente, Machinea se mostró muy preocupado por insistir en que se trataba de un costo menor que había que pagar para reactivar la economía.

Para José Luis Bour, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), la clave es que parece “haber un acuerdo político que es muy importante, y a caballo de eso vienen las medidas económicas que deberían facilitar la aprobación del presupuesto”.

Entre éstas, destacó la reducción que se aplicaría sobre el impuesto a los intereses y, a más largo plazo, la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Brasil para reducir aranceles.

Por su parte, Bernardo Kosacoff (de la CEPAL) juzgó “positivo que se trate de fomentar la llegada de inversiones y al mismo tiempo garantizar que esto no genere inconsistencias en el manejo de la política macroeconómica”.

Alejandro Estrada, del Banco Privado de Inversiones, fue un poco menos entusiasta con sus afirmaciones y estimó que, aunque las medidas están lanzadas en la dirección correcta, se quedan cortas.

Para Gustavo Cañoñero, economista del Deutsche Bank, lo más rescatable es que el paquete “trata de reducir la presión impositiva en los sectores donde son más distorsivos”, y elogió el quiebre en la sensación de que este equipo económico sólo había llegado para “introducir ajustes”.

El economista Orlando Ferreres señaló que lo valorable es que “se van adoptando las medidas que progresivamente ayudan a tomar más confianza”, en tanto que su par Carlos Melconian valoró las medidas “de aliento a las inversiones, en un año en el que se consiguió el peor resultado en este campo”.

Las medidas anunciadas por Machinea obtuvieron un tímido aval entre los economistas que fueron consultados por el equipo económico.

Las preguntas de los asistentes se centraron, mayoritariamente, en el apoyo político con el que contará Hacienda para ejecutar las medidas anunciadas , especialmente teniendo en cuenta que la mayoría de ellas está supeditada a que el Congreso apruebe ,sin mayores cambios, el proyecto de ley de presupuesto 2001.

Otro dato interesante fueron algunas ausencias como las de Roberto Alemann, Manuel Solanet y Adolfo Sturzenegger.

Las consultas también se centraron en el costo fiscal que podría tener la aplicación del paquete, el que en el Gobierno se estima inicialmente en unos $ 300 millones. Precisamente, Machinea se mostró muy preocupado por insistir en que se trataba de un costo menor que había que pagar para reactivar la economía.

Para José Luis Bour, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), la clave es que parece “haber un acuerdo político que es muy importante, y a caballo de eso vienen las medidas económicas que deberían facilitar la aprobación del presupuesto”.

Entre éstas, destacó la reducción que se aplicaría sobre el impuesto a los intereses y, a más largo plazo, la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Brasil para reducir aranceles.

Por su parte, Bernardo Kosacoff (de la CEPAL) juzgó “positivo que se trate de fomentar la llegada de inversiones y al mismo tiempo garantizar que esto no genere inconsistencias en el manejo de la política macroeconómica”.

Alejandro Estrada, del Banco Privado de Inversiones, fue un poco menos entusiasta con sus afirmaciones y estimó que, aunque las medidas están lanzadas en la dirección correcta, se quedan cortas.

Para Gustavo Cañoñero, economista del Deutsche Bank, lo más rescatable es que el paquete “trata de reducir la presión impositiva en los sectores donde son más distorsivos”, y elogió el quiebre en la sensación de que este equipo económico sólo había llegado para “introducir ajustes”.

El economista Orlando Ferreres señaló que lo valorable es que “se van adoptando las medidas que progresivamente ayudan a tomar más confianza”, en tanto que su par Carlos Melconian valoró las medidas “de aliento a las inversiones, en un año en el que se consiguió el peor resultado en este campo”.

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