César Alfonso Giménez, un cabo de la Policía Federal que trabajaba en la comisaría 13ª, fue tomado ayer de rehén por un grupo de delincuentes que recorrieron diez kilómetros en su auto y luego lo esposaron, lo asesinaron de un balazo en la cabeza y después lo tiraron en una zanja. Pasadas las 14.30, seis ladrones asaltaron la sucursal Llavallol, en Lomas de Zamora, del Banco de la Provincia de Buenos Aires y se llevaron 29 mil pesos. Al salir del edificio, los delincuentes -algunos estaban disfrazados de policía- fueron sorprendidos por una patrulla policial. A tres cuadras del banco se produjo un tiroteo “muy intenso”, según el subcomisario Hernán Cortés, de la comisaría de Llavallol. El conductor de uno de los autos en los que escapaban los ladrones fue alcanzado por una bala y perdió el control del vehículo: murió a la tarde en el Hospital Gandulfo. El resto de los delincuentes se pasó al otro automóvil. Pero también abandonaron ese coche y le robaron a Giménez el suyo, un Renault 9. Cuando se enteraron de que su rehén era policía, lo asesinaron a sangre fría y arrojaron su cuerpo a 50 cuadras de la entidad bancaria.
César Alfonso Giménez, un cabo de la Policía Federal que trabajaba en la comisaría 13ª, fue tomado ayer de rehén por un grupo de delincuentes que recorrieron diez kilómetros en su auto y luego lo esposaron, lo asesinaron de un balazo en la cabeza y después lo tiraron en una zanja. Pasadas las 14.30, seis ladrones asaltaron la sucursal Llavallol, en Lomas de Zamora, del Banco de la Provincia de Buenos Aires y se llevaron 29 mil pesos. Al salir del edificio, los delincuentes -algunos estaban disfrazados de policía- fueron sorprendidos por una patrulla policial. A tres cuadras del banco se produjo un tiroteo “muy intenso”, según el subcomisario Hernán Cortés, de la comisaría de Llavallol. El conductor de uno de los autos en los que escapaban los ladrones fue alcanzado por una bala y perdió el control del vehículo: murió a la tarde en el Hospital Gandulfo. El resto de los delincuentes se pasó al otro automóvil. Pero también abandonaron ese coche y le robaron a Giménez el suyo, un Renault 9. Cuando se enteraron de que su rehén era policía, lo asesinaron a sangre fría y arrojaron su cuerpo a 50 cuadras de la entidad bancaria.