Más importaciones desde Brasil: ¿recuperación?

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¿O se trata de temores devaluatorios?

En septiembre, la balanza comercial de bienes con Brasil arrojó un déficit de USD 105 millones. De esta forma, el rojo aumentó sensiblemente en relación con igual mes del año pasado, cuando el saldo había sido deficitario en USD 11 millones. Este retroceso obedeció no solo al deterioro de las exportaciones (-8,6% i.a., rondando USD 710 millones), sino, y más importante aún, al primer avance de las importaciones en el año (+3,4% i.a., alcanzando USD 815 millones).

Aunque nunca es bueno un mayor déficit, el repunte de las compras externas enciende algunas tibias señales de esperanza: representa el mayor incremento interanual desde abril de 2018 y es el segundo mes en más de dos años en donde no se verifica una caída. En consecuencia, podría notar cierta recuperación de la demanda en nuestro país.

No obstante, vale recordar que septiembre de 2019 fue el primer mes posterior a la devaluación pos-PASO y el primero, también, con control de cambios. Por lo tanto, el retroceso de ese mes (-16,9% i.a.) había sido muy significativo. En este sentido, se observa una caída de 14% i.a. al contrastar con septiembre de 2018, mostrando que la situación continúa siendo muy compleja.

En otro orden, los temores constantes a un endurecimiento del cepo que afectara la compra de dólares para importar o de un ajuste del mercado cambiario por precios -devaluación-, también puede haber “inflado” este número. La relevancia de Brasil en la importación de autos, más el riesgo siempre latente de un nuevo impuesto a los vehículos “de lujo”, podría ayudar a explicar parte de este crecimiento. Habrá que esperar entonces a los meses venideros para saber si estamos frente a una tendencia de recuperación o, simplemente, un oasis en medio de un derrotero general.

Por el lado exportador, las noticias fueron menos alentadoras, ya que se continuó con el retroceso de los últimos meses. Sin embargo, al hilar fino los números, resaltan algunas señales positivas. Por caso, la participación argentina en las compras brasileñas trepó 1,1 p.p. en el mes, al pasar de 4,7% en septiembre de 2019 a 5,8% en igual mes de 2019. Asimismo, el retroceso fue el menor desde diciembre del año pasado, ya que en todos los meses -incluidos los pre-pandemia- el rojo había superado el dígito. En consecuencia, “está mal, pero no tan mal” como diría un presentador de televisión.

Al analizar los datos acumulados, las buenas señales se esfuman completamente. Entre enero y septiembre, las exportaciones argentinas a Brasil retrocedieron casi 29% i.a., al pasar de USD 7.800 millones en los primeros nueve meses del año pasado a menos de USD 5.600 millones en igual período de este año. Para peor, el resto de las compras externas de la primera economía del Mercosur cayeron “solo” 13,5% en el acumulado a septiembre, de modo que la participación argentina en el mercado brasileño se redujo de 5,8% en 2019 a 4,9% en 2020.

Por el lado importador, la caída acumulada es de 22,4% i.a., al pasar de USD 7.600 millones entre enero y septiembre de 2019 a poco menos de USD 6.000 millones en 2020. Como resultado, el superávit comercial de USD 160 millones acumulado en los primeros nueve meses del año pasado se transformó en un déficit de casi USD 400 millones este año.

Con estos números, proyectamos que la balanza comercial bilateral con Brasil cerraría este año en leve terreno negativo, orillando los USD -100 millones. De esta forma, el saldo positivo de USD 760 millones alcanzando en 2019 más que se revertiría, abriendo un nuevo foco de tensión. Aunque parte de esta dinámica adversa se explicaría por la crisis brasileña (caída del PBI 2020 de 5,5% según su consenso de mercado) y su menor demanda de productos argentinos, la pérdida de participación en el mercado vecino será un desafío para superar en 2021.

 

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