Magnates ultra y la derecha republicana

No es cierto que el “Tea Party” sea un movimiento social sin muchos recursos. Por ejemplo, incluye a Terence Forcht, un banquero de Kentucky, propietario de geriátricos, que solventó la campaña del republicano ultra Rand Paul con fondos sin declarar.

7 enero, 2011

<p>Sucede, empero, que el dem&oacute;crata Jack Conway, fiscal de Kentucky, seguir&aacute; procesando a uno de esos geri&aacute;tricos. Motivo: abusos sexuales apa&ntilde;ados por sus directivos. No es casual que Forcht sea tambi&eacute;n financista de &ldquo;American crossroads&rdquo;, la organizaci&oacute;n sin fines de lucro m&aacute;s activa de Estados Unidos, cuyo mascar&oacute;n de proa es el predicador ultra y ex neurona de George W Bush, Karl Rove.<br />
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Lo peor de todo es que este tipo de cosas surge en virtud de una inexplicable sentencia de la Corte suprema, dictada a mediados de a&ntilde;o en nombre del &ldquo;principio de absoluta libertad de expresi&oacute;n&rdquo; contenido en la propia constituci&oacute;n. &iquest;Cu&aacute;l ha sido su efecto pr&aacute;ctico? Una aberraci&oacute;n jur&iacute;dica: eliminar todo v&iacute;nculo entre aportes electorales y ciudadanos comunes. Virtualmente se los asimila a empresarios como Rupert Murdoch, banqueros y otras instancias &ldquo;mayoristas&rdquo;.<br />
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As&iacute;, la derrota dem&oacute;crata en diputados ha lanzado al Capitolio una hueste de legisladores fieles al Tea party con una misi&oacute;n: eliminar de cuajo las reformas financiera y social, dejando a Barack Obama como un pato rengo. O sea, sin segundo mandato. <br />
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En esta peculiar &ldquo;campa&ntilde;a postelectoral&rdquo;, los grupos extremistas de la galaxia TP&rdquo; reciben mucho dinero para atacar por el lado de la inmigraci&oacute;n hispan&oacute;fona. Legal o no. Seg&uacute;n apuntan Conway o el columnista latino Andr&eacute;s Oppenheimer, &ldquo;muchos candidatos republicanos son ultraconservadores que exigen leyes capaces de permitirle a la polic&iacute;a detener a sospechosos de ser ilegales s&oacute;lo por su tono de piel&rdquo;.<br />
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Si gente como Lamar Smith (republicano por Tejas) o Steven King, &iacute;dem por Iowa, logra sus prop&oacute;sitos, pronto habr&aacute; redadas de ni&ntilde;os o adolescentes y hasta existen riesgos de una reforma constitucional que privar&iacute;a de la ciudadan&iacute;a a hijos de indocumentados (este grupo representa diez millones de personas). &ldquo;Este disparate &ndash;se&ntilde;ala Oppenheimer- llevar&iacute;a a deportar beb&eacute;s con caras hisp&aacute;nicas y crear&iacute;a una subclase de j&oacute;venes, mano de obra para los carteles del narcotr&aacute;fico&rdquo;.</p>
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