Lula confía en que Brasil comenzó a crecer

El presidente brasileño afirmó que tras nueve meses prácticamente estancada, la economía del país crecerá en el último trimestre de 2003, para cuando pronosticó el final del "tiempo de las vacas flacas".

2 octubre, 2003

“El tiempo de las vacas flacas acabó. El sacrificio que teníamos que hacer ya lo hicimos. Todos confiamos en que la economía va a crecer en el último trimestre del año”, afirmó el líder socialista en una entrevista que concedió a varias radios del país.

Lula había dicho a mediados del año que los brasileños podrían prepararse para un “espectáculo del crecimiento” en el segundo semestre de 2003, pero los indicadores económicos en julio, agosto y septiembre volvieron a mostrar señales de retracción, sobre todo debido a la caída del consumo y de la renta de los trabajadores.

La economía brasileña apenas creció un 0,3 por ciento en el primer semestre del año y el Gobierno fue obligado a revisar hacia abajo sus previsiones de expansión.

El Banco Central anunció esta semana que espera que el Producto Interior Bruto (PIB) del país aumente este año un 0,6 por ciento, tras haber calculado inicialmente que lo haría entre el 1,5 y el 1,8 por ciento.
“En este último trimestre del año y el comienzo del próximo, la economía va a comenzar a crecer. El reinicio del crecimiento de la economía es nuestro deseo y obsesión. Es nuestro sueño”, afirmó el mandatario brasileño.
“Vamos a invitar a empresarios nacionales y extranjeros para saber quién está dispuesto a asociarse con el Gobierno y ejecutar reformas en carreteras, hidroeléctricas y otras obras. Todo eso dentro de la lógica de que la economía va a volver a crecer y que vamos a generar los empleos que queremos generar”, agregó.

El presidente destacó como buenos síntomas el control de la inflación, la recuperación de la confianza de los inversores extranjeros y el volumen récord de exportaciones logrado en agosto.
Recordó que cuando asumió la presidencia, el 1 de enero pasado, la tasa de riesgo país, que mide la desconfianza de los inversores extranjeros, superaba los 2.400 puntos y Brasil no tenía credibilidad internacional. Hoy ese índice está en cerca de 600 puntos.
Dijo igualmente que, con una inflación que amenazaba salirse de control, tuvo que adoptar una política monetaria rígida, que se caracterizó por una subida y posterior reducción de los tipos de interés. La tasa básica, que el Gobierno llegó a elevar hasta el 26 por ciento anual, se ubica hoy en el 20 por ciento anual.
“Fue todo un proceso y gracias a la habilidad del ministro de Hacienda, Antonio Palocci, recuperamos la credibilidad externa y hoy podemos decir que la inflación no superará el 7 por ciento (el próximo año). Los más optimistas creen que será del 5 por ciento”, afirmó el mandatario.

Lula aseguró que, además de iniciar un rápido proceso de reducción de intereses, que se comprometió a proseguir, el Gobierno ha adoptado medidas para incentivar el consumo y aumentar el crédito.
El dirigente del Partido de los Trabajadores aseguró que el Gobierno está trabajando mucho para reactivar la economía y que, aunque le gustaría hacer las cosas con más prisa, se cuida para no “tener que volver atrás”.
Anunció igualmente que a fin de mes unificará todos los programas de distribución de renta de su gobierno, que beneficiarán a los brasileños de escasos recursos que hoy reciben subsidios por, entre otras cosas, tener hijos en la escuela o vivir en regiones deprimidas.
“Las personas que hoy reciben un promedio de 30 reales (unos 10 dólares) comenzarán a recibir cerca de 65 reales mensuales (unos 21,6 dólares), lo que es un aumento brutal”, afirmó.
Dijo que la unificación de los programas le permitirá al Gobierno atender inicialmente a 1,2 millones de pobres, cerca de 2,4 millones en diciembre y unos 3,6 millones a partir de enero.

Fuente: EFE

“El tiempo de las vacas flacas acabó. El sacrificio que teníamos que hacer ya lo hicimos. Todos confiamos en que la economía va a crecer en el último trimestre del año”, afirmó el líder socialista en una entrevista que concedió a varias radios del país.

Lula había dicho a mediados del año que los brasileños podrían prepararse para un “espectáculo del crecimiento” en el segundo semestre de 2003, pero los indicadores económicos en julio, agosto y septiembre volvieron a mostrar señales de retracción, sobre todo debido a la caída del consumo y de la renta de los trabajadores.

La economía brasileña apenas creció un 0,3 por ciento en el primer semestre del año y el Gobierno fue obligado a revisar hacia abajo sus previsiones de expansión.

El Banco Central anunció esta semana que espera que el Producto Interior Bruto (PIB) del país aumente este año un 0,6 por ciento, tras haber calculado inicialmente que lo haría entre el 1,5 y el 1,8 por ciento.
“En este último trimestre del año y el comienzo del próximo, la economía va a comenzar a crecer. El reinicio del crecimiento de la economía es nuestro deseo y obsesión. Es nuestro sueño”, afirmó el mandatario brasileño.
“Vamos a invitar a empresarios nacionales y extranjeros para saber quién está dispuesto a asociarse con el Gobierno y ejecutar reformas en carreteras, hidroeléctricas y otras obras. Todo eso dentro de la lógica de que la economía va a volver a crecer y que vamos a generar los empleos que queremos generar”, agregó.

El presidente destacó como buenos síntomas el control de la inflación, la recuperación de la confianza de los inversores extranjeros y el volumen récord de exportaciones logrado en agosto.
Recordó que cuando asumió la presidencia, el 1 de enero pasado, la tasa de riesgo país, que mide la desconfianza de los inversores extranjeros, superaba los 2.400 puntos y Brasil no tenía credibilidad internacional. Hoy ese índice está en cerca de 600 puntos.
Dijo igualmente que, con una inflación que amenazaba salirse de control, tuvo que adoptar una política monetaria rígida, que se caracterizó por una subida y posterior reducción de los tipos de interés. La tasa básica, que el Gobierno llegó a elevar hasta el 26 por ciento anual, se ubica hoy en el 20 por ciento anual.
“Fue todo un proceso y gracias a la habilidad del ministro de Hacienda, Antonio Palocci, recuperamos la credibilidad externa y hoy podemos decir que la inflación no superará el 7 por ciento (el próximo año). Los más optimistas creen que será del 5 por ciento”, afirmó el mandatario.

Lula aseguró que, además de iniciar un rápido proceso de reducción de intereses, que se comprometió a proseguir, el Gobierno ha adoptado medidas para incentivar el consumo y aumentar el crédito.
El dirigente del Partido de los Trabajadores aseguró que el Gobierno está trabajando mucho para reactivar la economía y que, aunque le gustaría hacer las cosas con más prisa, se cuida para no “tener que volver atrás”.
Anunció igualmente que a fin de mes unificará todos los programas de distribución de renta de su gobierno, que beneficiarán a los brasileños de escasos recursos que hoy reciben subsidios por, entre otras cosas, tener hijos en la escuela o vivir en regiones deprimidas.
“Las personas que hoy reciben un promedio de 30 reales (unos 10 dólares) comenzarán a recibir cerca de 65 reales mensuales (unos 21,6 dólares), lo que es un aumento brutal”, afirmó.
Dijo que la unificación de los programas le permitirá al Gobierno atender inicialmente a 1,2 millones de pobres, cerca de 2,4 millones en diciembre y unos 3,6 millones a partir de enero.

Fuente: EFE

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades