Los Kirchner manejan el tipo de cambio y Moyano las rutas
El amago de patria chacarera revolvió los poderes constituidos: el político se endurece y escarmienta a resabios de la patria financiera. Y el camionero cierra las rutas para revalidarse como patrón de la logística nacional.
4 junio, 2008
<p>Los camioneros decidieron finalmente bloquear las rutas para dirimir con los productores agropecuarios quién está en condiciones de paralizar la economía de un país vial-dependiente, como Argentina. </p><p>Los enormes vehículos atravesados en los corredores viales de Córdoba y Santa Fe, principalmente, redoblaron la apuesta de los chacareros, quienes permanecen al costado desconcertados, porque al extremar la medida de fuerza que ellos dispusieron, los camioneros tensan aún más el conflicto y sitúan al país al borde del desabastecimiento.</p><p>Sucedió apenas después que la pareja presidencial instruyera al Banco Central, la semana pasada, para pulsear, reservas en mano, con los exportadores, financistas y ahorristas que corrieron al mercado cambiario a comprar dólares y se llevaron más de US$ 1.500 millones, a paridades que fueron de $ 3,21 a los menos de $ 3,10 de la víspera.</p><p>La autoridad monetaria enfrió primero la plaza con billetes verdes, desplomó el precio y ahora, con la inercia declinante impresa, la propia oferta de particulares es la que sigue haciéndolo bajar. </p><p>De este modo, el gobierno cumple, sin anunciarlo, con la recomendación que le venían haciendo los economistas neoliberales para detener la inflación: subir las tasas de interés y dejar que el dólar llegue sin intervenciones a su nivel teórico de equilibrio, en torno de los $ 2,60. Y, si hasta el presente no lo había hecho, fue por el "pacto productivo" con la UIA y las entidades rurales heredado del 2002.</p><p>Tampoco resulta casual, en esta instancia, que el gremio que lidera Hugo Moyano haya salido a mostrar la fuerza que ejerce en las rutas, donde "juega de local" justo cuando se empezó a poner en tela de juicio la reelección de su jefe al frente de la CGT.</p><p>Luego de haber sido aprovechado por el gobierno para cerrar convenios laborales debajo de 20 %, la ofensiva salarial encima de 30 % de los sindicatos que no les eran del todo afines a su conducción, como los industriales, debilitó de tal modo al camionero que empezaron a escucharse cuestionamientos a la renovación del mandato en julio.<br /></p>
<p>Inclusive, volvió a crecer la figura del metalúrgico Antonio Caló como referente obrero de los Kirchner, cuando el sucesor de Lorenzo Miguel representaba el papel de apoyo distante del secretario general de la CGT.</p><p>Ahora se entiende a quién estaba dirigido el "no pasamos nosotros no pasa nadie", que propalara Pablo Moyano (h). No era precisamente una advertencia a los productores que cortaban, quienes ahora asisten desconcertados a la vera del camino a la interrupción total del tránsito que pusieron en práctica los camioneros. </p><p><strong>Desencanto oficial</strong></p><p>El matrimonio presidencial se había mostrado desencantado de Moyano, tanto como de la cúpula de la Unión Industrial Argentina, al recrudecer el conflicto con el campo, ya que contaba con unos y otros como aliados para disuadir a la dirigencia rural de permanecer en las rutas.</p><p>Moyano no sólo evitó enfrentarse directamente a los productores, sino que tampoco fue del todo funcional al gobierno, al igual que los de la UIA, para forzarlos a entrar en una concertación multisectorial y licuarles ahí el reclamo.</p><p>Es su favor juega que el apriete oficial para que tomara parte activa en romper el paro rural no tuvo en cuenta que los cereales ocupan la mitad del transporte vial, con lo cual está prácticamente asociado a los campesinos rebeldes.</p><p>El gremio camionero hace ahora su propia demostración de fuerza en la ruta, yendo más allá, inclusive, que los propios protagonistas. Se emparenta así con movilizaciones de colegas en Francia o actualmente en Chile, que hacen sentir la parálisis de logística a toda la comunidad como ningún otro sindicato podría lograrlo por sí mismo.</p><p>Por estas horas, Néstor Kirchner está evaluando que una de las patas que reconoce más temibles para el poder que encarna, los camioneros, se le está yendo de las manos. Al comenzar la rebeldía agraria contra las retenciones tuvo que vérselas con la tercera pata que considera omnipresente: los medios de comunicación que más influyen sobre la opinión pública.</p><p>En tal sentido, el enfrentamiento con el Grupo Clarín, luego morigerado, había sido vivido en la Casa Rosada como la consecuencia de la caída de imagen presuntamente inducida contra la presidenta Cristina Kirchner que captaron las encuestas.<br /></p>
<p><strong>Escarmiento cambiario</strong></p>
<p>Así como Moyano había escarmentado a los mercantiles en la disputa por afiliados, a las cementeras que sitió recientemente, o a los "compañeros" de la construcción mientras disputaban el primer plano en los actos justicialistas, como en San Vicente o en José Ingenieros, el gobierno nacional está dando una tunda a los que entiende que desafiaron la estabilidad cambiaria. Los identifica como resabios de la "patria financiera". </p>
<p>No sólo inspecciona a una treintena de bancos y casas de cambio, sino que extremó los requisitos para las compras de dólares en ventanillas. Este bloqueo a la demanda, junto con la dispendiosa venta de reservas que dispusiera para doblegar las expectativas alcistas, consiguió el propósito de mostrar quién lleva las de ganar en una contienda cambiaria. </p>
<p>Fue rápido el efecto que ejerció en el mercado, porque los que retenían divisas salieron a hacerlas pesos antes que la caída de la cotización, que creen firme, devorara parte del capital involucrado.</p>
<p>La orden al Banco Central fue subir las tasas de interés para atraer esos pesos dentro del sistema financiero. Por los plazos fijos se pagan tasas del 17 % anual, que si bien perderían poder adquisitivo interno frente a una inflación real que estaría 50 % arriba, al menos devolvería parte de la revaluación actual de la moneda.</p>
<p>Hay que reconocer que el gobierno logró desdoblar en la práctica el mercado. En su reciente discurso ante la FAO, en Roma, la presidenta puso como ejemplo de renta inusitada un 30 % en dólares que ganaría un rentista que invierte un pequeño capital en un "pool" de siembra, el que funcionaría como un fideicomiso o un fondo, pero sin estar registrado. Con la cotización de la divisa en retroceso a niveles de mediados del año pasado, a ese porcentaje en realidad habría que deflacionarlo para sacar una utilidad real. ¿Por el INdEC? ¿Por los indicadores privados?</p>
<p>También aludió a presiones especulativas sobre los commodities de los fondos que quedaron desafectados en el circuito internacional tras la crisis subprime. En el caso argentino, las últimas corridas indicaron una esterilización de pesos en pos de dólares, o sea, al revés de lo que hubiera sido una irrupción de esos recursos vacantes para pescar en río revuelto. </p>
<p>El prolongado paro agropecuario de casi tres meses ha instalado entre sus actores la certeza de que se constituyeron como un nuevo factor de poder en la Argentina, capaz de disputarle palmo a palmo al gobierno espacios políticos que éste creía monopolizar. El empeño oficial en inflingirles una derrota inapelable en todos los frentes, incluido el cambiario, forma parte de la necesidad que siente de revalidar autoridad. </p>
<p>A la salud del campo, inclusive ahora, la Casa Rosada se encuentra lanzada a aplicar un plan antiinflacionario del cariz que ofrecía Martín Lousteau antes de abandonar el cargo: revaluación cambiaria, aumento de la tasa de interés y consecuente enfriamiento de la economía, que de hecho con la parálisis agraria ya se está llevando a cabo.</p>
<p>Y si no aflojó ni un ápice en las retenciones que piensa percibir en lo sucesivo es porque no está dispuesta a bajar el gasto público, como también proponía el ex ministro. Por el contrario, las necesidades mayores de compensar la falta de energía significan incrementarlo en unos $ 500 millones más que el año pasado.</p>
<p>En todo caso, el gobierno acepta hasta una redistribución de los subsidios que transformen en tarifa los servicios públicos de consumidores de clase media para arriba para reforzar las obras otorgadas a los municipios, sobre todo los suburbanos, que están rozados pero no absorbidos totalmente por la protesta rural. </p>
<p>De ahora en adelante, entre la Jefatura de Gabinete y el Ministerio del Interior apelarán a los superpoderes renovados por el Congreso "in eternum" para concretar esas transferencias, lo mismo que para administrar los premios y castigos inmanentes a la crisis.</p>
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