Los empresarios sugieren que Comercio empiece a controlar precios desde las propias paritarias

Esta vez empresarios levantaron el teléfono para advertirle al secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que si el gobierno acepta aumentos salariales superiores a 15 % no los presione luego para que no los trasladen a los precios.

7 febrero, 2008

La plana mayor de la Unión Industrial Argentina tomó nota de las
inquietudes de sus afiliados en torno de la espiral salarios-precios y gestiona
un encuentro con la Presidenta, Cristina Kirchner, para explicarle que si es correcto
lo que afirman los dirigentes más moderados de la CGT que plantean en las
paritarias, con la anuencia oficial, incrementos entre 18 y 20 %, con adicionales,
que podrían llevarlos a 23 %, no habría control alguno que frenase
el impacto inflacionario que tendría un ajuste de esta magnitud.

En el Ministerio de Economía se sostiene que la franja conversada con
la conducción de la central obrera, en torno de 20%, sería compatible
con el crecimiento previsto para este año y con las previsiones de inflación,
y que hasta acompañaría la tendencia de los últimos cinco
años de mejorar la participación de la masa salarial en el ingreso
total, actualmente en 43 % y con proyección a un punto más este
año.

Gremios como el de metalúrgicos, mecánicos, alimentación,
construcción han empezado a barajar porcentajes superiores a 30 %, lo
cual motivó la reacción de las cámaras empresarias y la
apelación de éstas a la intervención de Moreno para evitar
el conflicto posterior del traslado a precios.

Sin embargo, los sindicalistas no alineados con el moyanismo y los Gordos no
están de acuerdo con la relación entre salarios y precios que
manejan las organizaciones patronales.

Distribución del ingreso

Esgrimen los datos que publica el Instituto de Estudios y Formación
de la Central, bajo la tutela del diputado Claudio Lozano, según los
cuales a octubre último “de cada $100 que se generaron por el proceso
de crecimiento económico, el 30% más rico se apropió de
$62,5, restando $37,5 a ser repartidos por el 70% restante de la población”.

El eje de la discusión pasa, para el sector gremial, por la distribución
del ingreso, pero dentro del gobierno se relativiza esa medición por
los subsidios y otros beneficios sociales no remunerativos que beneficiaron
a las clases más humildes al mejorarles el nivel de vida.

Los hombres de negocios explican que la ausencia de financiamiento e inversiones
necesarias obligan a generar los propios recursos para afrontar los planes de
expansión. Dan como ejemplo el capital que deben destinar al abastecimiento
de energía que cubra los faltantes del suministro público.

La presidenta ha reivindicado en sus discursos este modelo como de acumulación,
para el que la política de distribución del ingreso asume un rol
preponderante, ya que de ahí se obtienen los excedentes para reemplazar
al crédito y los capitales externos.

El mayor afán oficial es evitar que se entre en la espiral salarios-precios,
para lo cual se han puesto firmes en rechazar cualquier intento gremial de imponer
cláusulas de revisión de los salarios cada seis meses, como plantearon
judiciales, bancarios, mecánicos y hasta los camioneros, cuando lo que
pretende la Casa Rosada es que los convenios tengan vigencia por dos años.

“Ámbito Financiero” recogió ayer la preocupación
que embarga al empresariado y afirma que desde Casa Rosada ya le han dado instrucciones
al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para que comience a presionar
sobre los gremios.

El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, utilizaría el
mismo poder de persuasión que cuando reclama la firma de acuerdos de
precios. Quieren que el funcionario interceda ante Hugo Moyano, de modo que
las subas no superen 20%.

Moreno ya había intervenido en negociaciones salariales en marzo de
2006, cuando los bancarios amenazaban con una semana de paro nacional si no
recibían aumentos de más de 16%.

La plana mayor de la Unión Industrial Argentina tomó nota de las
inquietudes de sus afiliados en torno de la espiral salarios-precios y gestiona
un encuentro con la Presidenta, Cristina Kirchner, para explicarle que si es correcto
lo que afirman los dirigentes más moderados de la CGT que plantean en las
paritarias, con la anuencia oficial, incrementos entre 18 y 20 %, con adicionales,
que podrían llevarlos a 23 %, no habría control alguno que frenase
el impacto inflacionario que tendría un ajuste de esta magnitud.

En el Ministerio de Economía se sostiene que la franja conversada con
la conducción de la central obrera, en torno de 20%, sería compatible
con el crecimiento previsto para este año y con las previsiones de inflación,
y que hasta acompañaría la tendencia de los últimos cinco
años de mejorar la participación de la masa salarial en el ingreso
total, actualmente en 43 % y con proyección a un punto más este
año.

Gremios como el de metalúrgicos, mecánicos, alimentación,
construcción han empezado a barajar porcentajes superiores a 30 %, lo
cual motivó la reacción de las cámaras empresarias y la
apelación de éstas a la intervención de Moreno para evitar
el conflicto posterior del traslado a precios.

Sin embargo, los sindicalistas no alineados con el moyanismo y los Gordos no
están de acuerdo con la relación entre salarios y precios que
manejan las organizaciones patronales.

Distribución del ingreso

Esgrimen los datos que publica el Instituto de Estudios y Formación
de la Central, bajo la tutela del diputado Claudio Lozano, según los
cuales a octubre último “de cada $100 que se generaron por el proceso
de crecimiento económico, el 30% más rico se apropió de
$62,5, restando $37,5 a ser repartidos por el 70% restante de la población”.

El eje de la discusión pasa, para el sector gremial, por la distribución
del ingreso, pero dentro del gobierno se relativiza esa medición por
los subsidios y otros beneficios sociales no remunerativos que beneficiaron
a las clases más humildes al mejorarles el nivel de vida.

Los hombres de negocios explican que la ausencia de financiamiento e inversiones
necesarias obligan a generar los propios recursos para afrontar los planes de
expansión. Dan como ejemplo el capital que deben destinar al abastecimiento
de energía que cubra los faltantes del suministro público.

La presidenta ha reivindicado en sus discursos este modelo como de acumulación,
para el que la política de distribución del ingreso asume un rol
preponderante, ya que de ahí se obtienen los excedentes para reemplazar
al crédito y los capitales externos.

El mayor afán oficial es evitar que se entre en la espiral salarios-precios,
para lo cual se han puesto firmes en rechazar cualquier intento gremial de imponer
cláusulas de revisión de los salarios cada seis meses, como plantearon
judiciales, bancarios, mecánicos y hasta los camioneros, cuando lo que
pretende la Casa Rosada es que los convenios tengan vigencia por dos años.

“Ámbito Financiero” recogió ayer la preocupación
que embarga al empresariado y afirma que desde Casa Rosada ya le han dado instrucciones
al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para que comience a presionar
sobre los gremios.

El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, utilizaría el
mismo poder de persuasión que cuando reclama la firma de acuerdos de
precios. Quieren que el funcionario interceda ante Hugo Moyano, de modo que
las subas no superen 20%.

Moreno ya había intervenido en negociaciones salariales en marzo de
2006, cuando los bancarios amenazaban con una semana de paro nacional si no
recibían aumentos de más de 16%.

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