Los ayatollahán tradicionales no quieren una crisis internacional

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Si el bloque de países que negocian el plan nuclear con Irán es puesto contra la pared, los religiosos conservadores “tal vez presionen a Majmud Ahmadinedyad para morigerar posturas”. Así presume el periodista Hosséin Bastaní.

Las recientes expresiones beligerantes del presidente ya no logran disimular una interna en el poder real. Por un lado están Ahmadinedyad, su mentor el ayatollá Yazdí y Dyannatí, jefe del consejo de guardianes islámicos. Por el otro, el “neoconservador” Mohsén Sazegará –hoy en Harvar- y noventa de los 210 parlamentarios iraníes.

“Es gente más pragmática y le preocupan los efectos de un rompimiento abierto con Alemania, Gran Bretaña, Rusia, Francia y Estados Unidos. A su criterio –señala el analista-, el deterioro político de George W.Bush es imparable. Al presidente norteamericano le queda relativamente poco en el poder. Carece de sentido, entonces, hostilizarlo, a riesgo de tener problemas con los europeos”.

Pero el tablero es complejo. Aparte de Ahmadinedyad, juegan el ayatollá Alí Jameneí (sucesor de Ruhollá Jomeiní, tan luego, al frente de la política interna y externa) y Alí Ajbar Rafsandyaní, que maneja el consejo de mediación. Vale decir, las disputas entre el madjlís (parlamento) y los guardianes. Afín al campo tradicionalista, Rafsandyaní –ya fue presidente de la república- es poderoso, práctico y poco inclinado a “comprarse conflictos”.

Las recientes expresiones beligerantes del presidente ya no logran disimular una interna en el poder real. Por un lado están Ahmadinedyad, su mentor el ayatollá Yazdí y Dyannatí, jefe del consejo de guardianes islámicos. Por el otro, el “neoconservador” Mohsén Sazegará –hoy en Harvar- y noventa de los 210 parlamentarios iraníes.

“Es gente más pragmática y le preocupan los efectos de un rompimiento abierto con Alemania, Gran Bretaña, Rusia, Francia y Estados Unidos. A su criterio –señala el analista-, el deterioro político de George W.Bush es imparable. Al presidente norteamericano le queda relativamente poco en el poder. Carece de sentido, entonces, hostilizarlo, a riesgo de tener problemas con los europeos”.

Pero el tablero es complejo. Aparte de Ahmadinedyad, juegan el ayatollá Alí Jameneí (sucesor de Ruhollá Jomeiní, tan luego, al frente de la política interna y externa) y Alí Ajbar Rafsandyaní, que maneja el consejo de mediación. Vale decir, las disputas entre el madjlís (parlamento) y los guardianes. Afín al campo tradicionalista, Rafsandyaní –ya fue presidente de la república- es poderoso, práctico y poco inclinado a “comprarse conflictos”.

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