Los árabes temen una guerra civil en Egipto
Si el verdadero objetivo de Hosni Mubarak al enviar a sus sicarios armados a la Plaza de la Liberación para atacar a los manifestantes que piden su renuncia, era desalojar la plaza y aceptar que seguiría hasta noviembre en el poder, entonces,visto los resultados, ha fracasado.
3 febrero, 2011
<p>En la opción entre “el caos y la estabilidad”, como la presentaron sus voceros, el caos le pertenece al gobierno. Los que protestan contra el gobierno siguieron toda la noche en la plaza, después de desalojar hacia las inmediaciones a los partidarios del régimen. Había, es cierto, menos gente que en noches anteriores. Cinco muertos y millar y medio de heridos tienen consecuencias sobre el espíritu de muchos manifestantes.<br />
Aún así, la columna que pernoctó en la plaza era sólida y esperaba nutrirse por la mañana. <br />
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El mundo, que a través de las pantallas de televisión había diluido un viejo prejuicio contra los árabes, al ver manifestaciones multitudinarias, pero sin embargo pacíficas y alegres, recobró ayer la vieja visión. Crueles enfrentamientos, centenares de heridos y una sensación de caos generalizado.<br />
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Los dos bandos insistirán hoy: los que reclaman la renuncia seguirán en la plaza hasta que se vaya Mubarak. Los que dicen defender al Presidente, presionando para despejar la plaza, símbolo de la resistencia al régimen.<br />
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En el medio, y literalmente, el ejército que ayer con su pasividad permitió la agresión de los esbirros de Mubarak y que hoy se ignora si tomará parte activa en la represión contra los antigobierno.<br />
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Todo el mundo árabe está pendiente de los resultados de este enfrentamiento. Es un momento histórico irrepetible. Se trata de ver si la voluntad de cambio se puede canalizar pacíficamente o si está condenada a generar mucha más violencia. Dignidad es la palabra más usada en el momento, y todos vuelven la cabeza hacia Egipto en busca de un nuevo liderazgo en el ámbito de la cultura árabe.<br />
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Hoy los manifestantes antigobierno vuelven a la calle equipados con armas defensivas –que no tenían ayer- como palos, garrotes, cuchillos, piedras, etc. Sin embargo, los analistas creen que ambos grupos tratarán de reorganizar esfuerzos y prepararse para el viernes, día de la oración, que se ha convertido en decisivo para ambos bandos. <br />
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Dos cosas quedan en claro como balance: la gente le ha perdido el miedo al gobierno y continúa con la protesta; y la Hermandad Musulmana, tan temida por algunos, es una parte más de la oposición pero no ha tenido un rol relevante en el alzamiento ni en la organización de la protesta.</p>
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