Los agrodólares cubren los rojos

El agro generó superávits por US$ 38.000 millones contra déficits de la industria y los servicios por casi US$ 35.000 millones. Máquinas y aparatos industriales acumuló en la década un rojo de 76.000 millones de dólares.

21 abril, 2015

Además de tener problemas estructurales que se evidencian en la cantidad de su comercio exterior en general, Argentina muestra una asimetría entre una actividad superavitaria (agropecuaria) y varias (minerales, servicios y especialmente industria) que generan crónicos déficits comerciales anuales.

 

Y hace presumir que cualquier recuperación de la actividad económica que fuera prevista para 2016 llevaría a una mayor demanda de dólares, especialmente por parte de la industria, advierte Marcelo Elizondo, director general de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).

 

En 2014, el saldo comercial argentino en la balanza de manufacturas arrojó un superávit de 6.686 millones de dólares. Sin embargo, esa cifra es un agregado producto de diferentes saldos parciales (algunos positivos y otros negativos), señala el informe número 118.

 

El mejor resultado al respecto es el de la balanza de productos alimenticios, que obtuvo en 2014 un superávit de 16.309 millones de dólares.

 

El segundo mejor resultado es el obtenido por el rubro de productos vegetales, que obtuvo un resultado superavitario de 11.849 millones de dólares. Esos dos son los únicos sectores que aportaron superávits de cinco dígitos en millones de dólares.

 

En realidad, el conjunto total de actividades de origen agroindustrial (primario o manufacturado) generó un enorme superávit comercial de 37.924 millones de dólares. Se trata de un flujo anual mayor que el stock de reservas internacionales en poder del BCRA.

 

Mientras tanto, otras actividades muestran déficits, como los minerales (que incluye los combustibles minerales), que arrojan un saldo negativo anual en 2014 de 6.927 millones de dólares.

 

Y existe un gran déficit comercial intrasectorial en el conjunto de actividades industriales convencionales, que han generado un resultado negativo de 26.863 millones de dólares en 2014. Esto expone la necesidad de dólares que, para la economía argentina, tiene la actividad industrial.

 

Dentro de ellas, el rubro de principal déficit comercial en Argentina es el de máquinas y aparatos, que generó el año pasado (pese a las restricciones a la importaciones que se pusieron en marcha) un déficit de 14.923 millones de dólares. Una cifra que casi duplica el déficit total de la Argentina. Este rubro es además el que genera mayores importaciones en Argentina (16.927 millones de dólares el año pasado, lo que significa alrededor del 27% del total importado. Y desde el inicio del siglo (2011) el déficit de máquinas y aparatos ha sido –sumando los resultados de cada año- de 76.617 millones de dólares. 

 

A esto debe agregársele el déficit en el comercio de servicios, que en 2014 fue de 3.060 millones de dólares.

 

Esto último reduce el superávit total de la balanza de bienes y servicios en 2014 a sólo 3.626 millones de dólares.

 

Informe “DNI” Nro. 118.

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2014: UNA ACTIVIDAD GENERA DÓLARES, LAS DEMAS LOS CONSUMEN.

 

Las actividades agropecuarias generaron superávits por 38.o00 millones de dólares, pero la industria y los servicios generaron déficits por casi 35.000 millones

 

El rubro que genera más déficits comerciales intersectoriales es el de máquinas y aparatos industriales, que en lo que transcurrió de la década ya acumuló déficits por 76.000 millones de dólares.

 

Introducción

 

El saldo comercial argentino en la balanza de bienes y manufacturas arrojó, según el INDEC, un superávit de 6.686 millones de dólares en el año 2014.

 

Sin embargo, esa cifra es un agregado producto de diferentes saldos parciales (algunos positivos y otros negativos) de las diversas actividades que componen el comercio exterior.

 

Así, algunas actividades contribuyeron decisivamente al superávit general, con superávits intersector que generaron dólares comerciales para Argentina y otras (la mayoría) produjeron déficits. Puede afirmarse que Argentina tiene una mayoría de actividades económicas deficitarias y puede financiar en términos de divisas esa realidad por un único gran conjunto superavitario.

 

Los resultados positivos en las balanzas comerciales de cada rubro

 

El mejor resultado al respecto es el que arrojó la balanza de productos alimenticios (que incluye alimentos elaborados; desde pastas, pasado por dulces, vinos y llegando hasta carnes procesadas), que obtuvo en 2014 un superávit (diferencia entre importaciones y exportaciones del sector) de 16.309 millones de dólares.

 

Obsérvese que se trata de un superávit intra-sector que es casi dos veces y media el superávit total que Argentina obtuvo el ese mismo año. Claramente es un rubro de incidencia estratégica en la estabilidad cambiaria de Argentina, además de ser una actividad de destacable inserción internacional.

 

El segundo mejor resultado es el obtenido por el rubro de productos vegetales (que incluye los granos, como cereales u oleaginosas, pero también otros productos como frutas u hortalizas), que obtuvo un resultado superavitario de 11.849 millones de dólares en 2014.

 

Esos dos son los únicos sectores que aportaron superávits de cinco dígitos en millones de dólares (por encima de 10.000 millones de la moneda estadounidense).

 

El tercer mejor resultado en la balanza intrasectorial (aunque ya con cifras menores a la mitad de los saldos comerciales favorables antes mencionados, lo que marca la diferencia en la relevancia estratégica internacional entre los dos antes referiros y todo el resto de los sectores) fue el de productos del reino animal (que incluye las carnes de todo tipo en carácter de producto primario o sin procesar, o los animales vivos), que logró un superávit de 5.203 millones de dólares.

 

Luego, el cuarto mejor resultado fue el de las grasas y aceites (que incluye los aceites de soja, girasol, maíz y maní, que Argentina vende primordialmente a granel, pero dentro de los cuales tiene en algunos, liderazgo mundial, especialmente en los casos de los aceites de soja o de maní) donde se obtuvo un superávit de 4.497 millones de dólares.

 

Estos cuatro rubros pertenecen todos al de productos de origen agropecuario. Sea que son primarios o manufacturados (los hay de ambos tipos en las cuatro categorías referidas), los resultados reflejan claramente que los productos de origen agropecuario son los que obtienen los saldos favorables en dólares para la economía argentina.

 

El quinto mejor registro es el logrado por las perlas finas, con 2.088 millones de dólares de superávit. Es el único sector de superávit relevante que no es  agropecuario (pero que es primario).

 

Y el sexto mejor resultado es el de pieles, cueros, y los manufacturados que de ellos se derivan, que obtuvieron 1.021 millones de dólares de saldo favorable.

 

Todos estos han obtenido saldos favorables, en 2014, superiores 1.000 millones de dólares.

 

Y sólo hay uno rubro más que obtuvo un modesto superávit que fue el de la madera y sus derivados (carbón, corcho, manufacturados de madera), con 38 millones de dólares; si no se cuenta el escaso volumen del módico millón obtenido por los objetos de arte.

 

El superávit de origen agroindustrial

 

Si se analiza esta cuestión en términos de grandes sectores, puede destacarse que el conjunto de actividades de origen agroindustrial (primario o manufacturado) genera un enorme superávit comercial en la economía argentina. La suma de los resultados de los rubros de origen agroindustrial (sea, como se ha dicho, de lo que usualmente se consideran “primario” o los manufacturados) muestra un superávit agregado de 37.924 millones de dólares.

 

 Se trata de una suma de gran relevancia para un país con escasez de dólares como Argentina. Es un flujo anual mayor que el stock de reservas internacionales en poder del BCRA.

 

El conjunto de actividades de origen agropecuario, así, muestra una gran capacidad para operar generando altas exportaciones e importar poco.

 

Los sectores deficitarios.

 

Mientras tanto, existen déficits en otros sectores que reducen ese superávit. Por un lado, el de minerales (que incluye los combustibles minerales), que arroja un saldo negativo anual en 2014 de 6.927 millones de dólares (prácticamente 7.000 millones, o casi un quinto del superávit de las actividades de origen agropecuario).

 

Por otro lado existe un déficit comercial intrasectorial en el conjunto de actividades industriales convencionales. Así, lo que comúnmente se conoce como manufacturas de origen industrial ha generado un déficit comercial (si se suman los resultados de las balanzas comerciales intrasectoriales de todos los rubros que las componen, como químicos, plásticos, máquinas y aparatos, metales y sus manufacturas, etc.) de 26.863 millones de dólares en 2014 en total. Esto expone de manera palmaria la necesidad de dólares que, para la economía argentina, tiene la actividad industrial.

 

La industria es altamente deficitaria en la medida en que necesita para operar bienes de capital, insumos, bienes intermedios y piezas y partes importadas. Esto, sin contar además el combustible y la energía que además esta actividad requiere y en este ejercicio no se incorpora a este rubro (de incorporárselo, lo que metodológicamente podría ser adecuado en la medida en que la industria es la principal consumidora de energía, combustible y carburantes, la cifra del déficit superaría los 30.000 millones de dólares en 2014).

 

Como se observa, abona esta afirmación el hecho de que pese a que en general no se lo considera, el rubro de principal déficit comercial en Argentina es el de máquinas y aparatos, que generó el año pasado (pese a las restricciones a la importaciones que se pusieron en marcha) un déficit de casi 15.000 millones de dólares (14.923 millones de dólares). Es un solo rubro, de altísima actividad deficitaria. Se trata de un déficit que casi duplica el déficit total de la Argentina. Este rubro es además el que genera mayores importaciones en Argentina (16.927 millones de dólares el año pasado, lo que significa alrededor del 27% del total importado).

 

De tal modo que puede afirmarse que las limitaciones a las importaciones en Argentina afectan seriamente la capacidad de acción de la actividad industrial, siendo que los principales consumidores de importaciones son los rubros industriales.

 

El mayor importador, como se ha dicho, es el de máquinas y aparatos, que implica esencialmente inversión; el segundo, el de material de transporte, por 10.618 millones de dólares en 2014, aunque este es un sector que el año anterior exportó 9.038 millones y por ende generó un déficit menor (por las exportaciones que aportó); el tercero es el de los minerales (como se advirtió, no incluidos metodológicamente en este trabajo en los sectores industriales porque se trata de productos minerales, pero que de todos modos es un rubro de alta incidencia en aquellos a través de los combustibles minerales); y el cuarto, el de productos químicos, también intraindustrial, que generó importaciones en 2014 por 9.877 millones de dólares.

 

En materia de déficits, pues, como se señaló, por lejos el mayor es el de máquinas y aparatos, siendo el único que genera déficit de cinco dígitos en millones de dólares (casi 15.000 millones), y generando este sector solamente un déficit que de no existir permitiría triplicar el superávit comercial argentino. Todos los demás déficits intersectoriales tienen una incidencia sustancialmente menor.

 

El segundo principal déficit es el de minerales; y el tercero el de químicos.

 

La conclusión lleva a afirmar que una vez más, las actividades de origen agropecuario (extrañamente por ello gravadas con mayores tributos a la exportación, afectadas con cupos o cuotas de exportación, sobrereguladas y afectadas por políticas públicas) han generado el mayor y casi único superávit, que permite financiar altos déficits en actividades industriales y en energía.

 

Además, debe decirse que ese déficit industrial es crónico (ocurre desde hace mucho años).

 

En particular, el déficit de máquinas y aparatos –el mayor- ya había sido en 2013 de 16.370 millones de dólares; mientras en 2012 fue de 15.178 millones de dólares; en 2011 fue de 16.841 millones de dólares; y en 2010 había sido de 13.305 millones de dólares (incluso ese año, menor al de 2014).

 

Esto implica que desde el inicio del siglo (2011) el déficit en el rubro más deficitario del comercio exterior (máquinas y aparatos eléctricos y mecánicos y sus partes), altamente vinculado a la actividad industrial, ha sido –sumando los resultados de cada año- de 76.617 millones de dólares. Una cifra de enorme relevancia ante la dificultad para el acceso a dólares en Argentina.

 

 

 

Una referencia adicional en la misma línea puede hacerse si se agrega a lo expuesto el déficit que genera el comercio de servicios. No incluido en la información anterior que solo consideraba el comercio de mercancías, el comercio de servicios sufrió en 2014 un déficit de 3.060 millones de dólares (por exportaciones por 13.387 millones de dólares e importaciones por 16.958 millones de dólares).

 

De tal modo que la balanza de comercio de bienes y servicios ve reducido su superávit en 2014 a 3.626 (el déficit se servicios reduce a casi la mitad el superávit si se lo consideraba solo en la balanza de bienes y mercancías).

 

 

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