Londres revela más complots y un ex CIA propone bombardear Irán

Nuevos “descubrimientos” del imaginativo MI5 incluyen armas nucleares en el arsenal islámico. A su vez, Vincenzo Cannistraro, ex jerarca de la CIA, no descarta usarlas contra Irán en el segundo trimestre de 2007.

15 noviembre, 2006

Ex director de la Agencia central de Inteligencia para operaciones antiterroristas, Cannistraro es hoy consultor privado en seguridad. “No descarto que, finalmente, George W.Bush acepte dialogar con Damasco y, eventualmente, Tehrán. Pero creo que el presidente tiene otros planes”, señalaba a dos medios de Europa occidental.

A su criterio, Bush “espera imponerse al futuro congreso, controlado por demócratas, forzar la desestabilización de Siria y ataques aéreos sobre Irán. No obstante, la creciente gravedad de la guerra civil iraquí puede frustrar esas iniciativas”. Pero el mero hecho de albergarlas –se atribuyen al vicepresidente Richard Cheney- revela una falta de realismo muy peligrosa.

En rigor, la súbita ola de denuncias de la inteligencia británica sobre docenas de conspiraciones musulmanas en ese país y otros “quizá sea una forma de apuntalar los planes de Bush”, sospecha el experto. Pero, entretanto, el deterioro de Antony Blair ante la opinión pública y las movidas para entablar juicio político a Bush, Cheney y Donald Rumsfeld indican que el clima no es favorable a nuevas aventuras bélicas.

No obstante, apunta Cannistraro, “hace meses que Bush retiró el embajador en Damasco, mientras denuncia continuas interferencias sirias en Líbano (existen, claro), Palestina e Irak. Washington quisiera derribar al presidente Bashir as-Assad y colocar al ex viceprimer ministro sunní, Abdul Alí Jadam”.

Este proyecto dista de ser factible. Quizá por ello, cerca de Bush, “se baraja la posibilidad de un diálogo con Siria como forma de quebrar su eje con Irán”. Vale decir, lo opuesto al primer planteo y, de paso, una idea de Blair. En cuanto a los persas, “los medios no lo dicen, pero hay un plan para bombardear instalaciones atómicas y militares. Si el Consejo de seguridad no impone sanciones a Tehrán pronto, ello ocurriría en marzo o abril”.

Lejos de descartar semejantes extremos, la Casa Blanca “empleará el proyecto para presionar al futuro congreso, papel que tocará a Cheney”. Por supuesto, eso desencadenaría una crisis en el gabinete (Condoleezza Rice, Robert Gates y otros lo abandonarían), duras reacciones en la Unión Europea, Rusia, China e India, amén de pedidos de destitución. “Cheney está fuera de control. Quiere caer en una hecatombe, lo mismo que Karl Rove y otros fundamentalistas”, sospechan legisladores de ambas bancadas.

Ex director de la Agencia central de Inteligencia para operaciones antiterroristas, Cannistraro es hoy consultor privado en seguridad. “No descarto que, finalmente, George W.Bush acepte dialogar con Damasco y, eventualmente, Tehrán. Pero creo que el presidente tiene otros planes”, señalaba a dos medios de Europa occidental.

A su criterio, Bush “espera imponerse al futuro congreso, controlado por demócratas, forzar la desestabilización de Siria y ataques aéreos sobre Irán. No obstante, la creciente gravedad de la guerra civil iraquí puede frustrar esas iniciativas”. Pero el mero hecho de albergarlas –se atribuyen al vicepresidente Richard Cheney- revela una falta de realismo muy peligrosa.

En rigor, la súbita ola de denuncias de la inteligencia británica sobre docenas de conspiraciones musulmanas en ese país y otros “quizá sea una forma de apuntalar los planes de Bush”, sospecha el experto. Pero, entretanto, el deterioro de Antony Blair ante la opinión pública y las movidas para entablar juicio político a Bush, Cheney y Donald Rumsfeld indican que el clima no es favorable a nuevas aventuras bélicas.

No obstante, apunta Cannistraro, “hace meses que Bush retiró el embajador en Damasco, mientras denuncia continuas interferencias sirias en Líbano (existen, claro), Palestina e Irak. Washington quisiera derribar al presidente Bashir as-Assad y colocar al ex viceprimer ministro sunní, Abdul Alí Jadam”.

Este proyecto dista de ser factible. Quizá por ello, cerca de Bush, “se baraja la posibilidad de un diálogo con Siria como forma de quebrar su eje con Irán”. Vale decir, lo opuesto al primer planteo y, de paso, una idea de Blair. En cuanto a los persas, “los medios no lo dicen, pero hay un plan para bombardear instalaciones atómicas y militares. Si el Consejo de seguridad no impone sanciones a Tehrán pronto, ello ocurriría en marzo o abril”.

Lejos de descartar semejantes extremos, la Casa Blanca “empleará el proyecto para presionar al futuro congreso, papel que tocará a Cheney”. Por supuesto, eso desencadenaría una crisis en el gabinete (Condoleezza Rice, Robert Gates y otros lo abandonarían), duras reacciones en la Unión Europea, Rusia, China e India, amén de pedidos de destitución. “Cheney está fuera de control. Quiere caer en una hecatombe, lo mismo que Karl Rove y otros fundamentalistas”, sospechan legisladores de ambas bancadas.

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