Lavagna: “sin el acuerdo el país no está con las manos atadas”
El ministro de Economía sostuvo que "el acuerdo con los organismos internacionales es de extrema importancia, pero no significa que mientras no se logre el país esté con las manos atadas".
“El corazón de lo que se está negociando es poner en claro que
la capacidad de pago de la Argentina a los acreedores está ligada
al crecimiento del país y a la reducción del desempleo y la
pobreza”, enfatizó el ministro.
Además, el titular del Palacio de Hacienda insistió en su
defensa de una pauta de superávit fiscal del 3 por ciento, al
sostener que si bien ese porcentaje no es “mágico”, permite “hacer
compatibles las necesidades internas con la normalización de las
relaciones financieras externas”.
En ese sentido, el ministro sostuvo que fijar una pauta mayor
de superávit, como por ejemplo del 4 por ciento anual, “sería
social y políticamente inaceptable” al tiempo que “crearía
graves consecuencias en cuanto a la marcha de la recuperación
económica” y “sólo serviría para poner a la economía en
recesión”.
El funcionario precisó que con el FMI “hay acuerdo total acerca
del 3 por ciento del PBI para el año próximo (unos 4 mil millones
de dólares)”, pero reconoció que “existe cierta indefinición sobre
el superávit primario de 2005 y 2006”.
Lavagna explicó que si el superávit fuera del 2 por ciento, “el
país no sería capaz de cumplir con sus compromisos de deuda, ni
siquiera con aquellos que hoy se pagan normalmente”.
En ese sentido, recordó que alrededor del 50 por ciento de la
“enorme deuda acumulada en los años 90 se está pagando
puntualmente”.
“Pensar que se pudiera afectar una vez más a quienes ya han
hecho su aporte es un despropósito que atentaría contra
ahorristas, empleados públicos, jubilados, empresas nacionales y
el propio sistema bancario”, indicó el titular del Palacio de
Hacienda.
Según señaló Lavagna, “si no alcanza para lo que ya está siendo
pagado normalmente, (el 2 por ciento) menos alcanzaría para
iniciar la necesaria reestructuración de la deuda externa privada,
el otro 50 por ciento sobre el cual no se están haciendo pagos”.
En cambio, manifestó que si el superávit fuera del 4 por ciento
“mejorarían las posibilidades de cumplir con diferentes tramos de
la deuda externa, pero se quitaría recursos al presupuesto
nacional para atender la deuda social interna y la
infraestructura”.
“Ello sería social y políticamente inaceptable y además crearía
graves consecuencias en cuanto a la marcha de la recuperación
económica”, advirtió.
Para el funcionario, el 4 por ciento “sólo serviría para poner
a la economía en recesión. Es la clara receta para el fracaso,
aunque a corto plazo entusiasme a los acreedores”.
El ministro recordó que durante el año 2002 “fuimos saliendo de
la más profunda crisis sin ninguna ayuda y sin acuerdo. El acuerdo
con los organismos internacionales es de extrema importancia, pero
no significa que mientras no se logre el país esté con las manos
atadas”.
Asimismo, admitió que en el tramo final de las negociaciones
aparecieron “presiones lógicas que tienen más que ver con factores
internos del país que con facores externos”.
“El corazón de lo que se está negociando es poner en claro que
la capacidad de pago de la Argentina a los acreedores está ligada
al crecimiento del país y a la reducción del desempleo y la
pobreza”, enfatizó el ministro.
Además, el titular del Palacio de Hacienda insistió en su
defensa de una pauta de superávit fiscal del 3 por ciento, al
sostener que si bien ese porcentaje no es “mágico”, permite “hacer
compatibles las necesidades internas con la normalización de las
relaciones financieras externas”.
En ese sentido, el ministro sostuvo que fijar una pauta mayor
de superávit, como por ejemplo del 4 por ciento anual, “sería
social y políticamente inaceptable” al tiempo que “crearía
graves consecuencias en cuanto a la marcha de la recuperación
económica” y “sólo serviría para poner a la economía en
recesión”.
El funcionario precisó que con el FMI “hay acuerdo total acerca
del 3 por ciento del PBI para el año próximo (unos 4 mil millones
de dólares)”, pero reconoció que “existe cierta indefinición sobre
el superávit primario de 2005 y 2006”.
Lavagna explicó que si el superávit fuera del 2 por ciento, “el
país no sería capaz de cumplir con sus compromisos de deuda, ni
siquiera con aquellos que hoy se pagan normalmente”.
En ese sentido, recordó que alrededor del 50 por ciento de la
“enorme deuda acumulada en los años 90 se está pagando
puntualmente”.
“Pensar que se pudiera afectar una vez más a quienes ya han
hecho su aporte es un despropósito que atentaría contra
ahorristas, empleados públicos, jubilados, empresas nacionales y
el propio sistema bancario”, indicó el titular del Palacio de
Hacienda.
Según señaló Lavagna, “si no alcanza para lo que ya está siendo
pagado normalmente, (el 2 por ciento) menos alcanzaría para
iniciar la necesaria reestructuración de la deuda externa privada,
el otro 50 por ciento sobre el cual no se están haciendo pagos”.
En cambio, manifestó que si el superávit fuera del 4 por ciento
“mejorarían las posibilidades de cumplir con diferentes tramos de
la deuda externa, pero se quitaría recursos al presupuesto
nacional para atender la deuda social interna y la
infraestructura”.
“Ello sería social y políticamente inaceptable y además crearía
graves consecuencias en cuanto a la marcha de la recuperación
económica”, advirtió.
Para el funcionario, el 4 por ciento “sólo serviría para poner
a la economía en recesión. Es la clara receta para el fracaso,
aunque a corto plazo entusiasme a los acreedores”.
El ministro recordó que durante el año 2002 “fuimos saliendo de
la más profunda crisis sin ninguna ayuda y sin acuerdo. El acuerdo
con los organismos internacionales es de extrema importancia, pero
no significa que mientras no se logre el país esté con las manos
atadas”.
Asimismo, admitió que en el tramo final de las negociaciones
aparecieron “presiones lógicas que tienen más que ver con factores
internos del país que con facores externos”.
