Lavagna: primero fue Terragno, ahora es el grupo Sheraton
Un hotel de lujo no parece buena plataforma para lanzar una precandidatura con apoyos peronistas y radicales. Pero Roberto Lavagna eligió el Sheraton para abrir consultas con eventuales aliados.
Por otra parte, un matutino conservador se ha convertido de pronto en vocero de la eventual campaña. Pero hay dos factores relevantes: en varias encuestas, Lavagna parece favorito para enfrentar a Néstor Kirchner (38 a 44% de votos) y al presidente le forzaron los tiempos. Ahora no tiene más remedio que criticar, todavía indirectamente a su ex ministro económico: ningún elemento del equipo santacruceño tiene uñas para guitarrero.
La primera reunión en Retiro fue extensa, pero de ningún modo reservada. Sólo faltó un comunicado formal. Por supuesto, Lavagna buscar medir qué posibilidades reales tiene de afrontar al “pingüino o pingüina” oficialista en 2007. Además, falta demasiado para hacerse un cuadro de situación.
El encuentro fue con un sector de dirigentes radicales adversos a Kirchner y diputados de pasado duhaldista o hasta menemista (Francisco Narváez). En apariencia, Raúl Alfonsín y su ladero, Enrique Nosiglia, adhieren a una propuesta todavía en ciernes. Avanzando un poco sobre expresiones anteriores, Lavagna -.según sus prenseros- aludió a la necesidad de opciones para los próximos comicios.
Amén de justicialistas como Jorge Sarghini, Juan J.Álvarez o el infaltable Esduardo Camaño, participaron de la tenida los radicales Roberto Iglesias –encabeza el comité nacional-, su antecesor Ángel Rozas y Adolfo Stubrin (convención nacional). Por supuesto, el alto grado de dispersión que caracteriza a la UCR y su escasez de votos resta relevancia a cuerpos y cargos internos. Tanto que alguien en la reunión sugirió hablar con Ricardo López Murphy.
Pero el sitio elegido para el diálogo le dio argumentos al kirchnerismo. Mientras el presidente recordaba, sin nombrarlo, que Lavagna definìa a los aumentos salariales como inflacionarios, pero no a los de tarifas, gente de su entorno ironizaba sobre cuánto cuesta tomar algo en el Sheraton.
Por otra parte, un matutino conservador se ha convertido de pronto en vocero de la eventual campaña. Pero hay dos factores relevantes: en varias encuestas, Lavagna parece favorito para enfrentar a Néstor Kirchner (38 a 44% de votos) y al presidente le forzaron los tiempos. Ahora no tiene más remedio que criticar, todavía indirectamente a su ex ministro económico: ningún elemento del equipo santacruceño tiene uñas para guitarrero.
La primera reunión en Retiro fue extensa, pero de ningún modo reservada. Sólo faltó un comunicado formal. Por supuesto, Lavagna buscar medir qué posibilidades reales tiene de afrontar al “pingüino o pingüina” oficialista en 2007. Además, falta demasiado para hacerse un cuadro de situación.
El encuentro fue con un sector de dirigentes radicales adversos a Kirchner y diputados de pasado duhaldista o hasta menemista (Francisco Narváez). En apariencia, Raúl Alfonsín y su ladero, Enrique Nosiglia, adhieren a una propuesta todavía en ciernes. Avanzando un poco sobre expresiones anteriores, Lavagna -.según sus prenseros- aludió a la necesidad de opciones para los próximos comicios.
Amén de justicialistas como Jorge Sarghini, Juan J.Álvarez o el infaltable Esduardo Camaño, participaron de la tenida los radicales Roberto Iglesias –encabeza el comité nacional-, su antecesor Ángel Rozas y Adolfo Stubrin (convención nacional). Por supuesto, el alto grado de dispersión que caracteriza a la UCR y su escasez de votos resta relevancia a cuerpos y cargos internos. Tanto que alguien en la reunión sugirió hablar con Ricardo López Murphy.
Pero el sitio elegido para el diálogo le dio argumentos al kirchnerismo. Mientras el presidente recordaba, sin nombrarlo, que Lavagna definìa a los aumentos salariales como inflacionarios, pero no a los de tarifas, gente de su entorno ironizaba sobre cuánto cuesta tomar algo en el Sheraton.
