Lavagna coincide con dElía: cree que vuelve el cavallismo

“Hoy gobierna la derecha cavallista”, sostuvo el ex ministro económico de Néstor Kirchner. Menos sutil, Luis d’Elía –piquetero profesional- denuncia que hay funcionarios adictos al mentor de la convertibilidad.

7 diciembre, 2006

Justamente en Córdoba, patria chica de Domingo F.Cavallo –cuyos fracasos llevaron a la peor crisis desde 1930-, Roberto Lavagna declaró que existe: “una alianza del gobierno con la derecha cavallista, los piquetes, el sindicalismo más tradicional e intendentes setentistas que buscan revancha”. Parte de la diatriba recuerda acusaciones habituales entre 1976 y 1983.

Curiosamente, el miércoles otra ola de marchas piqueteras creaba caos en la Capital federal protestando contra ese mismo gobierno. Para no dejar contradicción por incurrir, éste censuraba a los ruralistas por bloquear rutas, pero sin mover un dedo contra esas columnas ni contra los foquistas entrerrianos que bloquean puentes internacionales.

Según Lavagna, Kirchner “se presenta como progresista y termina recurriendo a hombres de la derecha para ganar elecciones. Eso no sirve”. No es común que alguien vea en Cavallo –cuyos gurúes y analistas favoritos hoy ni lo mencionan- una figura capaz de ganar comicios.

Como para no dejar lugar a dudas, el ex ministro prometió “no hacer kirchnerismo sin Kirchner”, aunque califica su propio programa de progresista, pese a sus componentes neoclásicos. También descartó “una eventual alianza con Mauricio Macri, cuya ideología define como de derecha”. Sin embargo, allegados suyos han estado conversando con Ricardo López Murphy, cuyo pensamiento guarda relaciones con el cavallismo vía gurúes apóstatas.

En un terreno más razonable y distante de d’Elía, Lavagna criticó la exagerada conflictividad con Uruguay o Chile y el acercamiento a Venezuela”. Poco antes, empero, se firmaba un pacto militar entre Buenos Aires y Santiago. Tampoco le falta razón cuando define los acuerdos de precios como “esconder basura bajo la alfombra. Alguna vez terminará por emerger”.Pero también él los firmaba.

Abordando la crisis de las pasteras, recordó que todo había comenzado antes de las elecciones de 2005. “Un gobernador irresponsable (Jorge Busti) enredó al presidente en el tema y todo se salió de madre”. Pudo haber dicho, de paso, que a la provincia se le había ofrecido instalar una de esas plantas, tiempo atrás, y que Argentina las tiene en Misiones.

Justamente en Córdoba, patria chica de Domingo F.Cavallo –cuyos fracasos llevaron a la peor crisis desde 1930-, Roberto Lavagna declaró que existe: “una alianza del gobierno con la derecha cavallista, los piquetes, el sindicalismo más tradicional e intendentes setentistas que buscan revancha”. Parte de la diatriba recuerda acusaciones habituales entre 1976 y 1983.

Curiosamente, el miércoles otra ola de marchas piqueteras creaba caos en la Capital federal protestando contra ese mismo gobierno. Para no dejar contradicción por incurrir, éste censuraba a los ruralistas por bloquear rutas, pero sin mover un dedo contra esas columnas ni contra los foquistas entrerrianos que bloquean puentes internacionales.

Según Lavagna, Kirchner “se presenta como progresista y termina recurriendo a hombres de la derecha para ganar elecciones. Eso no sirve”. No es común que alguien vea en Cavallo –cuyos gurúes y analistas favoritos hoy ni lo mencionan- una figura capaz de ganar comicios.

Como para no dejar lugar a dudas, el ex ministro prometió “no hacer kirchnerismo sin Kirchner”, aunque califica su propio programa de progresista, pese a sus componentes neoclásicos. También descartó “una eventual alianza con Mauricio Macri, cuya ideología define como de derecha”. Sin embargo, allegados suyos han estado conversando con Ricardo López Murphy, cuyo pensamiento guarda relaciones con el cavallismo vía gurúes apóstatas.

En un terreno más razonable y distante de d’Elía, Lavagna criticó la exagerada conflictividad con Uruguay o Chile y el acercamiento a Venezuela”. Poco antes, empero, se firmaba un pacto militar entre Buenos Aires y Santiago. Tampoco le falta razón cuando define los acuerdos de precios como “esconder basura bajo la alfombra. Alguna vez terminará por emerger”.Pero también él los firmaba.

Abordando la crisis de las pasteras, recordó que todo había comenzado antes de las elecciones de 2005. “Un gobernador irresponsable (Jorge Busti) enredó al presidente en el tema y todo se salió de madre”. Pudo haber dicho, de paso, que a la provincia se le había ofrecido instalar una de esas plantas, tiempo atrás, y que Argentina las tiene en Misiones.

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