Las quejas de los sindicatos

La CGT Azopardo planteó a Horst Köhler la necesidad del refinanciamiento de la deuda externa y de sus intereses y la creación de un fondo de restauración para los países emergentes.

Durante 90 minutos el director del FMI escuchó a los dirigentes sindicales y se llevó en su portafolios un documento de sus anfitriones: “Contribución de los trabajadores a una solución socio-económica”.

En el Sheraton Buenos Aires, Rodolfo Daer sostuvo que solamente en el marco de la equidad social la Argentina podrá lograr su estabilidad con un crecimiento económico sustentable. Previno al visitante que si se sigue “de reajuste en reajuste”, el conflicto social será inevitable y de consecuencias imprevisibles.

Con inmutable rostro de hombre ducho en duras negociaciones, Köhker replicó: “Nosotros tenemos más confianza que ustedes en que la Argentina va a salir de la crisis”. Para suavizar los ánimos, afirmó que su propósito es defender a los países con mayores necesidades, no sostener a ultranza la posición de los más ricos.

Los hombres de la CGT no salieron demasiado optimistas del céntrico hotel. Para ellos, Köhler es un banquero que reviste su condición con la imagen de, político que dice a sus interlocutores lo que ellos quieren oír. Más allá de la cordialidad del diálogo, siguen creyendo que la gente del Fondo tiene su corazón puesto en el mercado más que en la gente.

Mientras tanto, desde el llano la CGT disidente anunció su prevista movilización para el día 31.Hugo Moyano afirmó que no tiene intenciones de reunirse con Köhler. Al parecer cree que no hay nada que hablar, porque “nuestra posición es rechazar sus políticas”.

La CGT disidente, tal vez de común acuerdo con la Central de Trabajadores Argentinos, presentaría un documento ante la Organización Internacional del Trabajo para denunciar la política económica y labor del gobierno argentino y cuestionar al Fondo Monetario Internacional.

La CGT Azopardo planteó a Horst Köhler la necesidad del refinanciamiento de la deuda externa y de sus intereses y la creación de un fondo de restauración para los países emergentes.

Durante 90 minutos el director del FMI escuchó a los dirigentes sindicales y se llevó en su portafolios un documento de sus anfitriones: “Contribución de los trabajadores a una solución socio-económica”.

En el Sheraton Buenos Aires, Rodolfo Daer sostuvo que solamente en el marco de la equidad social la Argentina podrá lograr su estabilidad con un crecimiento económico sustentable. Previno al visitante que si se sigue “de reajuste en reajuste”, el conflicto social será inevitable y de consecuencias imprevisibles.

Con inmutable rostro de hombre ducho en duras negociaciones, Köhker replicó: “Nosotros tenemos más confianza que ustedes en que la Argentina va a salir de la crisis”. Para suavizar los ánimos, afirmó que su propósito es defender a los países con mayores necesidades, no sostener a ultranza la posición de los más ricos.

Los hombres de la CGT no salieron demasiado optimistas del céntrico hotel. Para ellos, Köhler es un banquero que reviste su condición con la imagen de, político que dice a sus interlocutores lo que ellos quieren oír. Más allá de la cordialidad del diálogo, siguen creyendo que la gente del Fondo tiene su corazón puesto en el mercado más que en la gente.

Mientras tanto, desde el llano la CGT disidente anunció su prevista movilización para el día 31.Hugo Moyano afirmó que no tiene intenciones de reunirse con Köhler. Al parecer cree que no hay nada que hablar, porque “nuestra posición es rechazar sus políticas”.

La CGT disidente, tal vez de común acuerdo con la Central de Trabajadores Argentinos, presentaría un documento ante la Organización Internacional del Trabajo para denunciar la política económica y labor del gobierno argentino y cuestionar al Fondo Monetario Internacional.