domingo, 8 de diciembre de 2024

La UE aborda paro juvenil y finanzas

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Empleo juvenil y crédito a las pymes marcan la cumbre de la Unión Europea. Los Veintisiete logran un acuerdo para que en los próximos rescates bancarios paguen primero los accionistas y no los contribuyentes

Como prólogo a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno, a celebrarse en Bruselas, entre los veintisiete países que integran la Unión Europea,  la Comisión y el Parlamento Europeos alcanzaron ayer, tras semanas de negociaciones y desencuentros, un acuerdo final sobre un presupuesto comunitario de 960.000 millones de euros para el período 2014-2020, por primera vez inferior al marco financiero vigente debido a la crisis.
El compromiso estuvo a punto de derrumbarse porque el Parlamento consideraba insuficientes las concesiones de los gobiernos y aún debe ser refrendado por el pleno de la Eurocámara. 
Sin embargo, permitirá adelantar a 2014 y 2015 el gasto del nuevo fondo de 6.000 millones de euros para combatir el paro juvenil y otras ayudas para las pymes. 
Los Veintisiete aprobarán medidas contra el paro juvenil por importe de 6.000 millones, que permitirán levantar más dinero –hasta 60.000 millones– con la ingeniería financiera del Banco Europeo de Inversiones. 
Horas antes de la gran cita europea, y después del fracaso de la semana pasada en Luxemburgo, los ministros de economía de los Veintisiete hicieron encaje de bolillos hasta bien entrada la madrugada para encontrar la fórmula mágica que asegure que en los próximos rescates bancarios paguen primero los accionistas y no los contribuyentes.
El acuerdo, tras varias horas de bloqueo por parte de Alemania, llega justo a tiempo para que lo puedan firmar los 27 jefes de Estado y de Gobierno que comienza en el mismo edificio bruselense en el que han estado reunidos sus ministros de Economía. 
El texto logrado determina que la jerarquía que se establecerá cuando en el futuro haya desastres como el de Bankia.
La Comisión Europea reaccionó el miércoles a las críticas que recibe desde Berlín, París y el resto de capitales, empeñadas en europeizar todos y cada uno de los fracasos de esta crisis. 
Seis años después del estallido de la crisis, 27 millones de europeos están en paro: un contingente que equivale a tener de brazos cruzados, sin posibilidad de trabajar, a toda la población de Bélgica, Austria, Dinamarca e Irlanda. 
Tras haberse tragado 1,6 billones de euros de dinero público, el sistema financiero sigue asfixiado y tampoco consigue hacer llegar el crédito a la economía real. 
El estado de ánimo del proyecto europeo se vio perfectamente retratado el miércoles: Berlín consiguió bloquear una normativa para reducir el nivel de contaminación de los coches. El Ejecutivo alemán movió todos los hilos posibles, presionó al máximo para descabalgar esa reglamentación contraria a los intereses de su industria automovilística.
En la cumbre de junio de 2012, Italia, España y Francia amenazaron con plantarse para conseguir un Pacto sobre el Crecimiento y el Empleo parecido al que se discutía el jueves –un año después– en Bruselas. 
Berlín transigió, pero en la práctica ha bloqueado, retrasado o rebajado una y otra vez esas y otras iniciativas. Alemania solo ha cambiado cuando las críticas a su abrumador liderazgo han subido de tono. Berlín busca tranquilidad al menos hasta las elecciones de septiembre.
Al margen de las medidas contra el paro y para desatascar el crédito, los socios se han embarcado en una aventura mayor: la unión bancaria. 
La semana pasada, el Eurogrupo aprobó la recapitalización directa de entidades financieras. 

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