¿La Reserva Federal estadounidense espera una deflación?

Con esperanza en el fin de la guerra pero con las compañías atadas para establecer los precios de sus productos, la institución se prepara para desactivar un problema que espera que nunca aparezca: una deflación.

4 abril, 2003

Si bien el alza en el precio del petróleo ha conducido a un avance de la inflación general en el último año, la llamada inflación estructural, que excluye los costos de los alimentos y la energía, se ha desacelerado. En los doce meses a febrero, la inflación estructural se ha incrementado sólo un 1,4 por ciento.

Las autoridades de la Reserva Federal esperan que los doce recortes que ha aplicado el banco central desde principios de 2001 sean lo suficientemente amplios como para estimular una expansión más rápida. Sin embargo, los mercados no están tan seguros.

Puesto que la tasa de interés referencial en Estados Unidos, la tasa de fondos federales, se encuentra actualmente a un mínimo de 41 años, de 1,25 por ciento, la Reserva tiene que enfrentar la perturbadora perspectiva de que las tasas de interés a corto plazo no sean por sí solas suficientes para evitar un profundo debilitamiento de la economía.

Muchos analistas creen que el banco central estaría reacio a recortar las tasas de interés a cero porque eso podría provocar problemas en los mercados de instrumentos financieros a corto plazo, que cuentan con una tasa de rendimiento positiva para poder funcionar.

Al hablar en una conferencia económica la semana pasada, Vincent Reinhart, un importante asesor del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, describió una serie de herramientas, diferentes a las tasas de interés a corto plazo, que podrían ser utilizadas para combatir la deflación, desde inyectar dinero al sistema bancario hasta recortar las tasas a largo plazo a través de la compra de bonos del Tesoro.

Los funcionarios creen que medidas así, si bien son poco comunes, resultarían eficaces incluso, aunque admiten que la falta de experiencia dificulta pronosticar el impacto.

Si bien el alza en el precio del petróleo ha conducido a un avance de la inflación general en el último año, la llamada inflación estructural, que excluye los costos de los alimentos y la energía, se ha desacelerado. En los doce meses a febrero, la inflación estructural se ha incrementado sólo un 1,4 por ciento.

Las autoridades de la Reserva Federal esperan que los doce recortes que ha aplicado el banco central desde principios de 2001 sean lo suficientemente amplios como para estimular una expansión más rápida. Sin embargo, los mercados no están tan seguros.

Puesto que la tasa de interés referencial en Estados Unidos, la tasa de fondos federales, se encuentra actualmente a un mínimo de 41 años, de 1,25 por ciento, la Reserva tiene que enfrentar la perturbadora perspectiva de que las tasas de interés a corto plazo no sean por sí solas suficientes para evitar un profundo debilitamiento de la economía.

Muchos analistas creen que el banco central estaría reacio a recortar las tasas de interés a cero porque eso podría provocar problemas en los mercados de instrumentos financieros a corto plazo, que cuentan con una tasa de rendimiento positiva para poder funcionar.

Al hablar en una conferencia económica la semana pasada, Vincent Reinhart, un importante asesor del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, describió una serie de herramientas, diferentes a las tasas de interés a corto plazo, que podrían ser utilizadas para combatir la deflación, desde inyectar dinero al sistema bancario hasta recortar las tasas a largo plazo a través de la compra de bonos del Tesoro.

Los funcionarios creen que medidas así, si bien son poco comunes, resultarían eficaces incluso, aunque admiten que la falta de experiencia dificulta pronosticar el impacto.

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