La Política se encarga de la coyuntura

La crisis impone su urgencia a la vida política. El país advierte cómo se resuelven aspectos inmediatos y no se plantean objetivos a mediano y largo plazo. Una clase dirigente sin orientación clara. Por Sergio Ceron

9 diciembre, 2000

Las últimas jornadas mostraron a la clase política argentina bailando al ritmo impuesto por la crisis económica y social.

El Gobierno consiguió las dos leyes exigidas por el Fondo Monetario Internacional para otorgar el blindaje financiero y se encargó de advertir a los legisladores que ,en estos momentos, no hay en sus arcas el dinero suficiente para pagar los sueldos de diciembre.

Argumento contundente que puso términos perentorios para que se levantaran las manos con signo positivo en el Palacio de las Leyes.

El Senado sancionó el Presupuesto, con varias modificaciones convenientemente negociadas y los diputados dieron señal verde al Pacto Fiscal.

Todo esto transcurrió, como señalaron los observadores, con algunos inconvenientes menores: en la Cámara alta se introdujeron una veintena de cambios y el proyecto retornó a Diputados.

Introduce nuevas erogaciones del orden de entre $ 50 millones y $ 100 millones que, dentro de un presupuesto de $ 50 mil millones son poco más que una insignificancia.

De esta manera se espera que el FMI supere los últimos obstáculos y acuerde el blindaje que permitirá el uso inmediato de $ 2.000 millones para “gastos corrientes”, con lo cual se introduciría un principio de tranquilidad en los ánimos.

Mientras se cerraba una herida de la quilla del Estado nacional, algunos analistas advierten que la falta de una estrategia a mediano y largo plazo continúa como materia pendiente para el Gobierno.

Uno de los más agudos observadores, y hasta hace poco importante miembro del gabinete, Rodolfo Terragno, sostuvo el martes que la nave del Estado parece un barco a vela “muy a la deriva”.

El dirigente radical, deslizó sus opiniones a los medios cuando terminaba de declarar ante la justicia por la causa de los eventuales sobornos a senadores; dijo el país se encamina “hacia donde manda el viento” y afirmó que “la Casa Rosada no tiene estrategia ni objetivos a largo plazo”.

Con lo cual, transitaba por líneas paralelas con la posición del ex vicepresidente Carlos Alvarez, dispuesto, según se afirma, a proponer medidas concretas a su compañero de fórmula de 1999 (Ver “De la Rúa-Alvarez: el diálogo no se concreta”).

La reunión del primer mandatario con el Episcopado, programada para el martes, también deja un frente abierto para la polémica.

El vocero presidencial salió al cruce de algunas observaciones de los obispos y por otro lado, se dejó traslucir la preocupación oficial por algunas actitudes de la Pastoral social que tenderían a conformar un frente sindical-empresarial opuesto a la política económica actual .

El desencuentro en la dirigencia argentina podía advertirse también a nivel de los empresarios, No fue posible conciliar puntos de vista e intereses concretos entre los sectores de la producción y de las finanzas, para la utilización de los fondos del blindaje en favor de la rápida reactivación económica del país.

El panorama se completa con las posiciones antagónicas que sostienen los dirigentes que reclaman la representación de los trabajadores.

Mientras la CGT Azopardo insiste en preservar el status de las obras sociales, la central disidente de Hugo Moyano y la CTA de De Gennaro vuelcan sus reclamos con mayor insistencia en los grupos marginados de la economía de mercado.

En las rutas del país se mueven, además sectores ideologizados que se montan sobre la realidad de los reclamos sociales para perturbar el orden normal de vida de un país que necesita sus rutas esenciales para movilizar su economía y, a falta de estructuras institucionales, la TV nos muestra pequeños grupúsculos de vecinos que las cortan en pro de reivindicaciones que no superan el nivel de lo municipal o provincial.

En definitiva, este panorama semanal induce a reiterar la necesidad de esbozar, como lo plantean Alvarez y Terragno, y lo reclaman instituciones y sectores sociales, una estrategia clara, posible y consensuada para enderezar el rumbo de la metafórica nave a la que apeló el ex Jefe del Gabinete.

Las últimas jornadas mostraron a la clase política argentina bailando al ritmo impuesto por la crisis económica y social.

El Gobierno consiguió las dos leyes exigidas por el Fondo Monetario Internacional para otorgar el blindaje financiero y se encargó de advertir a los legisladores que ,en estos momentos, no hay en sus arcas el dinero suficiente para pagar los sueldos de diciembre.

Argumento contundente que puso términos perentorios para que se levantaran las manos con signo positivo en el Palacio de las Leyes.

El Senado sancionó el Presupuesto, con varias modificaciones convenientemente negociadas y los diputados dieron señal verde al Pacto Fiscal.

Todo esto transcurrió, como señalaron los observadores, con algunos inconvenientes menores: en la Cámara alta se introdujeron una veintena de cambios y el proyecto retornó a Diputados.

Introduce nuevas erogaciones del orden de entre $ 50 millones y $ 100 millones que, dentro de un presupuesto de $ 50 mil millones son poco más que una insignificancia.

De esta manera se espera que el FMI supere los últimos obstáculos y acuerde el blindaje que permitirá el uso inmediato de $ 2.000 millones para “gastos corrientes”, con lo cual se introduciría un principio de tranquilidad en los ánimos.

Mientras se cerraba una herida de la quilla del Estado nacional, algunos analistas advierten que la falta de una estrategia a mediano y largo plazo continúa como materia pendiente para el Gobierno.

Uno de los más agudos observadores, y hasta hace poco importante miembro del gabinete, Rodolfo Terragno, sostuvo el martes que la nave del Estado parece un barco a vela “muy a la deriva”.

El dirigente radical, deslizó sus opiniones a los medios cuando terminaba de declarar ante la justicia por la causa de los eventuales sobornos a senadores; dijo el país se encamina “hacia donde manda el viento” y afirmó que “la Casa Rosada no tiene estrategia ni objetivos a largo plazo”.

Con lo cual, transitaba por líneas paralelas con la posición del ex vicepresidente Carlos Alvarez, dispuesto, según se afirma, a proponer medidas concretas a su compañero de fórmula de 1999 (Ver “De la Rúa-Alvarez: el diálogo no se concreta”).

La reunión del primer mandatario con el Episcopado, programada para el martes, también deja un frente abierto para la polémica.

El vocero presidencial salió al cruce de algunas observaciones de los obispos y por otro lado, se dejó traslucir la preocupación oficial por algunas actitudes de la Pastoral social que tenderían a conformar un frente sindical-empresarial opuesto a la política económica actual .

El desencuentro en la dirigencia argentina podía advertirse también a nivel de los empresarios, No fue posible conciliar puntos de vista e intereses concretos entre los sectores de la producción y de las finanzas, para la utilización de los fondos del blindaje en favor de la rápida reactivación económica del país.

El panorama se completa con las posiciones antagónicas que sostienen los dirigentes que reclaman la representación de los trabajadores.

Mientras la CGT Azopardo insiste en preservar el status de las obras sociales, la central disidente de Hugo Moyano y la CTA de De Gennaro vuelcan sus reclamos con mayor insistencia en los grupos marginados de la economía de mercado.

En las rutas del país se mueven, además sectores ideologizados que se montan sobre la realidad de los reclamos sociales para perturbar el orden normal de vida de un país que necesita sus rutas esenciales para movilizar su economía y, a falta de estructuras institucionales, la TV nos muestra pequeños grupúsculos de vecinos que las cortan en pro de reivindicaciones que no superan el nivel de lo municipal o provincial.

En definitiva, este panorama semanal induce a reiterar la necesidad de esbozar, como lo plantean Alvarez y Terragno, y lo reclaman instituciones y sectores sociales, una estrategia clara, posible y consensuada para enderezar el rumbo de la metafórica nave a la que apeló el ex Jefe del Gabinete.

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